viernes, 27 de marzo de 2015

Ribeiro perpetúa el hechizo de Moonspell con Madrid

El fado ha sido siempre la música con la que se ha asociado internacionalmente a Portugal. Considerada tradicionalmente como la música del alma, la melancolía y tristeza que desprenden sus cantos coinciden con los sentimientos que desgrana Moonspell, el mejor exponente rock de nuestros vecinos en la Península.

Moonspell, logo

Moonspell, el hermano luso de Paradise Lost
Tres grupos británicos, Anathema, My Dying Bride y Paradise Lost, son considerados los responsables de fundir en la década de los 90 el metal, el rock más pesado, con el estilo gótico -nacido en Gran Bretaña a finales de los 70 merced a formaciones como Bauhaus, Joy Division y Siouxsie And The Banshees-.

La terna formada por Anathema, My Dying Bride y Paradise Lost inspiraron a multitud de formaciones a lo largo del planeta, entre ellos a unos jóvenes lusos que aspiraban en 1990 a sacar cuanto antes la cabeza del caparazón en la dura industria musical.

El lisboeta Fernando Ribeiro se convirtió en la voz y el faro con el que guiar a los recién nacidos Moonspell en un proyecto con pasado en el black metal y un prometedor futuro debido a la calidad de las letras, producto del alma de poeta que conserva su cantante, y la variedad de sus sonidos, manejándose entre el doom y el gótico, manteniendo una senda musical muy parecida a la realizada por Paradise Lost.

De hecho, Moonspell se ha convertido con el paso de los años en los perfectos discípulos de Paradise Lost. Ambos han apostado por un estilo personal alejado de las directrices comerciales, aumentando y disminuyendo la dureza de sus obras, unas veces por capricho, otras veces por experimentación y creatividad.

Si lo habitual en la vida de un grupo es mantener un estilo constante o ir suavizando tu oferta disco tras disco, tanto Paradise Lost como Moonspell han optado por alternar sus apuestas más heavys con las más accesibles, casos del disco 'Host' (1999) en los ingleses y 'Sin Pecado' (1998) en los portugueses, dos trabajos que bien los podría haber firmado Depeche Mode y que supusieron otro punto de inflexión para el enésimo cambio de tono de sendos grupos.

Ahora ha tocado otro vaivén en la trayectoria de los lusitanos. Moonspell presentaba en Madrid su undécimo disco, 'Extinct (2015)', un retorno a las raíces más clásicas dentro del gótico. 


El cartel de la gira 2015 no podía ser más apropiado. La foto del 'Monumento a los Descubrimientos', situada en el barrio de Belém de la capital portuguesa, servía de anuncio al tour de la formación más internacional de Portugal, en su nueva conquista por el viejo continente.

Septicflesh y Moonspell en la Sala Caracol, 26 de marzo de 2015
La Sala Caracol ha recibido una buena sesión de dos de las mejores formaciones latinas que se pueden encontrar en el panorama del metal extremo.

A la formación madrileña que abrió fuego, de manera muy digna, le siguió un grupo consagrado que ha vuelto a la carretera tras una ruptura que amenazó con fulminar la trayectoria de Septiflesh.

Los griegos ofrecieron un show muy potente donde demostraron que, a pesar de tratarse de una formación de death metal, los cambios de ritmo y la ambientación orquestal contribuyen a darle un tono melódico y accesible a su propuesta musical plagada de riffs pesados y voces guturales.


El lleno era total cuando Moonspell hizo entrada en el escenario de la Caracol. Sin más preámbulos, la colosal figura de Fernando Ribeiro inundó la sala para comenzar desgranando los temas de su último trabajo, los cuales se sitúan de nuevo en su vena más oscura y moderada.

Breathe (Until We Are No More) fue interpretada de forma impecable y deliciosa, anunciando que la noche iba a girar en torno al último trabajo, sin olvidar los grandes éxitos del quinteto lisboeta que asomaron por partida doble justo cuando sonaba la cuarta y quinta canción de la noche, que correspondieron a Opium y Awake!, abanderadas del aclamado álbum 'Irreligious' (1996).

Ribeiro disfrutaba con el resultado que estaba teniendo el show, su mirada le delataba y su tono cercano, dialogando mucho en castellano, y bien, lo confirmaba.

No había pausa. El 'Extinct (2015)' seguía de estreno. Un disco notable cuyo pecado es que se mueve mejor en la intimidad de una habitación o de unos cascos que en la amplitud de un concierto con un público deseoso de participar de la fiesta. Es un trabajo con claras influencias en Sisters Of Mercy y Type O Negative, a base de arreglos orquestales y atmósferas con teclados que invitan a la meditación y ensoñación, antes que a moverse sin remisión en la pista.

Después de esta lógica licencia del combo luso al nuevo CD, donde brilló el tema The Last Of Us -candidato a clásico en próximos repertorios-, comenzó el repaso a los grandes éxitos, especialmente del 'Wolfheart' (1995).

Moonspell, Madrid

La comunión entre Moonspell y la audiencia madrileña era absoluta. Un hechizo que se perpetúa desde los orígenes con esta formación. Mephisto y Vampira invocaron a todas las almas de la Caracol para después unirse en una danza galaico-portuguesa que toma por nombre Ataegina. El perfecto anticipo para Alma Mater, el éxito que abrió las fronteras de Portugal para el grupo, emulando a Vasco Da Gama, y que sonó a despedida, un prematuro adiós que se pospuso para deleitar un imaginado bis.

Ribeiro y compañía no se querían marchar sin dejar de nuevo una profunda huella en sus vecinos. Wolfshade (A Werewolf Masquerade) alteró con su contundencia y dulzura, mezclada con esos camaleónicos cambios de registros en las voces y en la percusión.

El perfecto preámbulo para el éxtasis final y el himno de los himnos, porque Full Moon Madness tiene algo que embriaga, un encanto mágico que te sumerge entre las melodías que dibujan Ricardo Amorim con la guitarra y Pedro Paixao con los teclados. El colofón con el que volver a enamorar a Madrid hasta una nueva cita.

Moonspell es como una mujer irresistiblemente atractiva que da igual que vaya desarreglada o con la mejor de sus galas, despeinada o recién salida de la peluquería, siempre va a provocar la atención allá por donde camine. Como esta noche.

4 comentarios:

  1. Hola: soy de la generación que crecimos con los vídeos VHS. Acabo de descubrir tu blog y me gusta mucho la variedad de temas que tratas . También asocio los fados con Portugal. En este momento he creado un blog dedicado a los jóvenes y al uso que hacen de las nuevas tecnologías. Te invito a visitarlo: http://cativodixital.blogspot.com.es/ Si quieres seguimos en contacto. Yo ya me hice seguidora de tu blog.

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    1. ¡Hola! Yo también he empezado a seguirte por las RRSS. También por Google+, donde te he visto el otro día. Nos iremos leyendo.

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  2. Pues claro que uno asocia los fados a Portugal. Es como el flamenco para la España o Andalucía. Con respecto a Moonspell; la primera vez que supe de ellos fue en 2006, escuché el Butterlfy Effect y otros más y desde entonces me encanta escuchar a estos portugueses.

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    1. Sí, tienen algo que engancha. Además, como cada disco es distinto, nunca llegarán a aburrirte porque se encasillen.

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