Si hay que personalizar en una banda el bautismo de este nuevo estilo, el mérito recae sobre el modo de tocar practicado por los ingleses Venom. Si hubiera que poner nombres a los difusores del thrash, habría que hablar de dos personas que comenzaron trabajando juntas para después enemistarse y separar sus caminos, que no son otros que James Hetfield y Dave Mustaine, es decir los líderes de dos de las bandas más importantes del metal: Metallica y Megadeth.
Los 'Big Four' del thrash metal
En 1981 nacen tres bandas norteamericanas claves para este movimiento musical: Anthrax, Slayer y Metallica. En el seno de esta última, las peleas ente Hetfield y Mustaine eran constantes por lo que éste último es expulsado de la banda antes de la publicación del disco de debut 'Kill’Em All'. Por la cabeza de Dave no pasaba otra cosa que crear un grupo que fuera más exitoso que Metallica, en menos de dos años lograba reclutar a los músicos adecuados para su proyecto que tomó por nombre Megadeth.Es por ello que una de las controversias entre ambas bandas sea el tema The Mechanix, compuesto por Mustaine en 1982 y que lo interpreta con ese nombre Megadeth, también Metallica utiliza la misma parte rítmica, con diferente letra, en su canción The Four Horsemen.
Megadeth pasó a ser considerada junto a las tres bandas antes mencionadas como los 'Big Four’ del thrash, que juntaron guitarras y sonido extremo, dejando atrás rivalidades, en especial entre Megadeth contra Metallica y Slayer, para realizar una primera e histórica gira el pasado año 2010.
Megadeth, al igual que Metallica, suavizó su sonido en los 90 con la publicación de 'Coutdown To Extinction' (1992) y 'Youthnasia' (1994), alejándolos del thrash y acercándolos al heavy, apartándolos de los círculos más especializados para llegar al éxito popular. Anthrax optó por la vertiente más experimental y por los cauces menos comerciales y Slayer se mantuvo fiel al estilo inicial.
La gira europea de Megadeth y Slayer: el Carnage Tour
Anoche la sala la Riviera de Madrid tuvo su ración de thrash metal. Empezando con el grupo nacional ‘Angelus Apatrida’ que a pesar del nombre reconocieron ser manchengos. Su repertorio sonó perfecto, compacto y trabajado para un cuarteto que ha paseado su nombre por Europa en sus últimas giras.Los siguientes en aparecer fueron Megadeth, sonaron a través de la afilada guitarra de Mustaine y del bajista David Ellefson, que ha vuelto al grupo tras 5 años de paréntesis y desencuentros con el ego de Mustaine, un total de 13 temas entre los que destacaron ‘Hangar 18’, ‘She-Wolf’, ‘A Tout Le Monde’, ‘Symphony Of Destruction’ y ‘Peace Sells’.
Mustaine, genio de personalidad conflictiva y generalmente poco amistoso tuvo anoche otra cara distinta cuando se quedó solo en el escenario ante una arrebatada sala para aplaudir sinceramente a la audiencia anunciando su siguiente tema como broche final, la extraordinaria ‘Holy Wars’ que resume la grandiosidad de esta banda, un thrash metal más accesible y amable al servicio del virtuosismo y de los riffs antológicos de Mustaine.
Slayer ha recuperado la formación inicial, algo no muy difícil ya que a excepción del batería Lombardo, el resto de miembros han permanecido en el grupo desde su creación. El sonido de la banda siempre ha sido fiel al estilo del thrash, crudo y sin concesiones.
Abrieron con ‘World Painted Blood’, con un público que inundaba la Riviera (a pesar de ser lunes y del excesivo precio de la entrada, 50€) con sus camisetas del grupo adornadas bajo el pentagrama que siempre ha sido parte de la simbología de la banda angelina.
Marcando un ritmo constante, sin pausa, como si se tratara de una apisonadora con un motor Ferrari, fue un espectáculo demoledor, rápido, endiablado y agresivo que no tuvo descanso, destacando por encima de todas ‘Dead Skin Mask’, ‘South Of Heaven’ y cerrando con ‘Angel Of Death’.
A pesar de la procedencia hispana de alguno de sus miembros, Araya chileno y Lombardo cubano, no intercambiaron ninguna palabra en castellano con una audiencia que vibraba ante un espectáculo que convenció a los más escépticos.
Larga vida al thrash metal.