Hay conciertos que se hacen desear por ser únicos o por ser una nueva oportunidad para ver a un grupo en un momento excepcional. La banda alemana Helloween ha logrado reunir a los tres cantantes que hicieron de esta formación un referente, en gran parte por ser los padres del power metal, un estilo que conjuga velocidad con melodía, y por otro por firmar algunos de los mejores discos del metal. Lo que le convierte en únicos.
La pandemia y diversas causas, entre ellas la enfermedad de Michael Kiske, hicieron que el concierto inicialmente programado para 2020 se dilatara en el tiempo hasta 2023. Una situación insólita que provocaba que este concierto de Helloween fuera especial ya sin producirse.
Hammefall y Helloween en el WiZink Center de Madrid, 2 de septiembre de 2023
Nadie mejor que Hammerfall, con una gran relación personal con Helloween, y a los que profesionalmente les une muchos vínculos, para servir de teloneros. Los suecos, que estéticamente también deben mucho a Manowar y musicalmente a Judas Priest y los propios Helloween, tienen una dilatada carrera musical que arrancó en 1997 y que abarca hasta la actualidad.
Bajo su simbología nórdica, en forma de martillos y de alfabeto rúnico, ofrecieron una descarga de mucha calidad donde alternaron temas de todas las épocas y de todos los estilos, desde la sentida balada Glory To The Brave a temas vibrantes como Brotherhood, pasando por un medley o apostando por himnos como Let The Hammer Fall. Sonaron contundentes como un martillo sobre el hierro frío. Haciendo honor a su nombre y a su nacionalidad.
El idilio de Helloween con España es digno de estudio. En su día los alemanes, en la década de los 80, grabaron el que a la postre sería su sencillo más exitoso, I Want Out, en el Café Iruña de Pamplona. Sí, el mismo lugar al que solía acudir Hemingway.
La casa del cantante Andi Deris en Tenerife, que además sirve de estudio de grabación, junto al concierto editado en DVD, United Alive, y en el que el público de Madrid ejercía de aliado de los germanos. Tres detalles que estrechan los vínculos entre España y Helloween.
Con todos estos ingredientes no es de extrañar que los conciertos de Helloween en España sean de los que cuelgan el cartel de "no hay billetes".
Al igual que en la gira del United Alive, Helloween regresaba a la capital con todos los miembros activos sobre el escenario y con el aliciente extra de un disco fruto de este reencuentro. Un disco que no es cualquier trabajo, sino el álbum más redondo desde la etapa de los Keeper. Palabras mayores para una formación que ha escrito páginas importantes en la historia del rock y del metal.
Arrancar con Skyfall era una gran idea. El tema cuenta con la voz de los tres cantantes, los 'Tres Tenores' del Metal, Andi Deris, Michael Kiske y Kai Hansen, y pertenece al último disco, de título homónimo. Esta aparente declaración de intenciones no se produjo, dado que solo Best Time y Mass Polution fueron las elegidas del trabajo más reciente para asomarse por el set list.
El resto del repertorio fue un viaje temporal, de días de futuro pasado, como Future World o How Many Tears, cuando estos alemanes nos avisaban preocupados por el devenir de la humanidad y angustiados por una hipotética III Guerra Mundial entre rusos y estadounidenses. Letras sobre el mañana que ya son parte del ayer.
El show era el triunfo de la nostalgia y una exhibición de lo fueron y de lo que son. Kai Hansen sorprendió al rescatar y desempolvar viejos temas del 'Walls Of Jericho', los que había escrito entre 1984 y 1985 junto a Michael Weikath y Markus Grosskopf, únicos miembros perpetuos de Helloween. Su voz rasgada y su afilada guitarra tomaron el mando del espectáculo.
Tampoco faltaron a la cita himnos de la formación como el Dr.Stein o el Keeper Of The Seven Keys, esa pequeña epopeya de casi un cuarto de hora que habría compuesto Vivaldi si hubiera nacido en el siglo XX y en Alemania. Velocidad, melodía, técnica y virtuosismo: Helloween. Y mucho más, también delicadeza y ternura, como demostraron Deris y Kiske al interpretar como dueto esa preciosidad llamada Forever And One.
Después de varias lluvias de confetis y con Andi Deris como excelente maestro de ceremonias, siendo gran parte de sus discursos en español y siendo en su totalidad un torrente de humor, se acababa el espectáculo con I Want Out. Mientras sonaban los acordes de esta canción, varios globos en forma de calabazas caían sobre la marea humana para deleite de unos seguidores, que han vuelto a arropar a los padres del 'power metal', los cuales no parecen tener fecha de caducidad.
Muy buena crónica...se nota que te gustan. No sabía lo del "I want out"
ResponderEliminarMuchas gracias, Belde. Sí, hace poco vi que la cuenta oficial del Café Iruña lo comentaba como detalle histórico. Hace poco estuve en Pamplona y me hice una foto allí con mis calcetines de calabazas. XD
EliminarUn artículo interesante.
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