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martes, 2 de diciembre de 2025

The Waterboys muestra su homenaje a Dennis Hopper

The Waterboys tiene la particularidad de sonar a ochenteros y muy auténticos, algo muy positivo para subsistir en la música. Ese tono folk - celta convertía inmediatamente la Sala La Riviera en un pub rodeado de cervezas y de televisiones emitiendo partidos de rugby y fútbol, aunque la selección escocesa o irlandesa no jugara en esos momentos.

 Por The Waterboys han pasado tantos músicos en el escenario como años los contemplan. Una treintena sobre las tablas y más de cuatro décadas produciendo discos y grandes canciones, porque en eso consiste esta industria. 


The Waterboys, en la Sala La Riviera de Madrid, 1 de diciembre de 2025

El lunes no es el día favorito de la semana. Ya lo decían y cantaban los irlandeses The Boomtown Rats con su célebre I Don't Like Mondays. Pese a ello, la pista no presentaba ningún hueco, ni siquiera en la planta superior, donde la gente se asomaba con curiosidad. Tampoco había huecos en el repertorio del grupo. Extenso y largo como un lunes.

El espectáculo tenía tres partes bien diferenciadas. Una primera sección repasando temas de distintas épocas, entre ellas cortes como Medicine Bow o Be My Enemy, alargando las canciones y dándole un toque de improvisación, por momentos, como si fuera un grupo de jazz divirtiéndose con cada instrumento.

También hubo tiempo para homenajear a otros artistas con clásicos atemporales, como el Knockin' On Heaven's Door de Bob Dylan, interpretada también tantas veces por Guns N' Roses que incluso en internet existe una entrada para aclarar si el tema es de ellos. Esta versión es mucho más country que cualquiera de las dos mencionadas. 

También sonaba Fisherman's Blues, una canción tremendamente cinematográfica con aire melancólico que se ha colado en tantas cintas como Dennis Hopper, y digo Dennis Hopper porque iba a ser el siguiente homenajeado, y de forma prolongada con una decena de temas.

 Dennis Hopper, el fallecido cineasta estadounidense, era el centro neurálgico de la segunda parte del show. Y es que el último disco tiene su nombre, su imagen, su memoria, su trabajo, incluyendo la faceta como fotógrafo. Así es su último trabajo, pero podría haber sido encontrado en una cápsula del tiempo y ser mostrada actualmente, porque Mike Scott sigue su instinto y no a las modas.

Aprovechando el papel de improvisada traductora de una de las coristas, Mike iba poniendo contexto a su disco, mostrando con mimo las distintas eras de la vida de Dennis Hopper: desde su icónico papel en 'Easy Rider' pasando por su fugaz matrimonio de apenas ocho días de duración y terminando con su muerte. Una vida de excesos y no exenta de polémica. Una fijación curiosa por un artista inclasificable.

El tono country, acrecentado por los sombreros cowboys que lucían, se había instalado en la Riviera, pasando éste de ser un pub en Edimburgo a un salón en mitad de una zona rural de Estados Unidos, con un eterno atardecer posándose en el horizonte, solo que el atardecer ya había pillado horas antes a la capital española.

Live In The Moment, Baby tiene un aire clásico y un guiño a Elvis Presley, sabe a último trago de bourbon en la barra, porque precisamente el disco homenaje póstumo a Dennis Hopper suena tranquilo y a décadas pasadas. Demasiado pausado en algún momento, todo sea dicho. Más alegre, y hasta bailable, es Hopper's On Top (Genius), con un divertido estribillo. Así se iba desgranando esta sección dedicada a Hopper.

 Don't Bang The Drum era la encargada de romper el tributo a Dennis Hopper para repasar uno de esos himnos que tienen The Waterboys. La batería aporreando el ritmo y las melodías fundiéndose bajo los teclados en un vibrante duelo a piano entre Brother Paul Brown y James Hallawell. Toda una experiencia sensorial.

Los grandes éxitos se iban agolpando como unos grifos atascados que por fin van liberando agua. A Girl Called Johnny, Spirit, también perteneciente a esa obra maestra que es 'This Is The Sea' (1985), junto a The Pan Within, cuyas notas transportan sin billete a cualquier lugar. Una canción con una atmósfera mágica que te atrapa.


Llegaba ya el bis y no había que preguntar cuál iba a sonar: el célebre The Whole Of The Moon, que cumple con el papel de tema famoso al que sorprendentemente le costó ser reconocido, aunque lo tenía todo para triunfar, y que tuvo a la MTV también como aliado para hacer crecer su popularidad por el gran número de veces emitido el videoclip. Y, pese a ello, no nos cansaremos de escucharla, sea a plena luz del día, viendo una película de Dennis Hopper o mientras contemplamos la luna.

viernes, 28 de noviembre de 2025

La 'gente guapa' de Marilyn Manson vibra en Vistalegre

Marilyn Manson ha tenido una carrera profesional irregular, pese a su prometedor inicio. Su segundo disco 'Antichrist Superstar' (1996), producido por ese visionario genio llamado Trent Reznor, agitó los cimientos del metal con un sonido potente y vanguardista, inclasificable y sublime. Rabia incontenida en forma de acordes crudos. De este modo, arrancaba una trilogía musical que situó al grupo estadounidense en lo más alto. La estrella del rock, que siempre deseó ser, lucía mucho a finales del siglo XX.

Todo lo que sube, baja; y en este caso planea. Las idas y venidas de miembros importantes en la formación, como Twiggy Ramirez, y los vaivenes discográficos, algunos más acertados que otros, como ese elegante 'The Pale Emperor' (2015), han hecho que pasara de llenar estadios y aparecer en todas las portadas a conformarse con giras en pabellones de tamaño mediano y ser noticia por otras circunstancias.

Brian Hugh Warner, el nombre real de Marilyn Manson, siempre ha vivido en el filo de la navaja, y disfrutaba de esa controversia. Era el hombre al que había que temer. La provocación era parte de su espectáculo, de su teatro de emociones sobre los escenarios. Hasta que la polémica salpicó a su vida personal de manera pública, acusado de agresiones sexuales.

 La llegada de Tyler Bates a la formación dibujan una nueva etapa, menos rebelde y más reflexiva, más acorde con el devenir de los años. No va a haber una segunda parte del Antichrist Superstar porque la expectación no es la misma que en 1996, ni siquiera la banda es la misma. Tampoco el público es el mismo. La crisálida quedó atrás y la metamorfosis ha traído un nuevo mundo. Y ese nuevo mundo no parece necesitar a Marilyn Manson. 

Marilyn Manson + Dead Posey en el Palacio Vistalegre (Madrid), 28 de noviembre de 2025

 El cariño y el amor muchas veces no se puede explicar. Uno quiere a veces al que no puede y otras veces al que no debe. Se puede apreciar mucho la música de Marilyn Manson, entender a las víctimas y señalar al verdugo de este juicio popular. Se puede separar arte de artista, y en ese proceso nos encontramos.

Se puede adorar su hipnótica voz, sus letras, la evolución y la transformación que se ha producido en cada disco, madurando su discografía tras haber vomitado toda su cólera en los primeros trabajos. Sé que quienes comparten esta pasión, entienden esta locura y las dudas.

Como polillas que se acercan a la llama, el Palacio Vistalegre se fue llenando para asistir a otro concierto del 'reverendo' en la capital, quien va camino de cumplir las tres décadas de actuaciones en Madrid. Algunas mejores y otras mejorables, porque su relación con esta ciudad siempre ha sido singular.

La simbología siempre ha tenido mucho peso en Marilyn Manson, especialmente el tarot y la imaginería cristiana. Siete Cruces de Lorena parpadeaban en tonos rojos y blancos entre la oscuridad para indicar el inicio del ritual, el cual necesitaba magia tras el fuego avivado por Dead Posey, cuya cantante Danyell Souza, una mujer con mucho carisma, se llegó a entremezclar por la pista en su brillante actuación. 

Marilyn Manson salía a las 21:00 horas entre la penumbra luciendo un evidente gran estado físico, después de varias giras donde su aspecto era menos saludable, y lo hacía con Nod If You Understand el cual parece una pista descartada de finales de los 90, pero sin la fuerza de entonces. El objetivo era presentar el último álbum y así lo constataba con esta apertura que pillaba todavía fría a la audiencia que ya rebosaba la Plaza de Toros cubierta del distrito madrileño de Carabanchel.

Pronto asomaba la particular Santísima Trinidad discográfica del que fuera sacerdote de Satán en su día. Sonaban la potente Disposable Teens, del 'Holy Wood (In the Shadow of the Valley of Death)' (2000), esas guitarras afiladas con las que rasga el Angel With The Scabbed Wings, del 'Antichrist Superstar' (1996), y la vuelta a la superficie con el Great Big White World del 'Mechanical Animals' (1998). Tres muestras de su mejor época, y el público lo agradecía. Y enloquecía.

Si algo caracteriza tradicionalmente a Manson en los directos es la escasa interacción con el público, un repertorio lleno de sorpresas, con ausencias notables, y una duración por debajo de dos horas. Cumplió con casi todo el guion, menos con su actitud. De hecho, estuvo dialogante, reivindicativo, dirigiéndose a los fans y muy metido en su papel de frontman.

 One Assassination Under God, el título homónimo del último trabajo, era de esperar que sonara en el setlist. Y lo hizo que ese tono muy cinematográfico, oscuro y gótico gracias al apoyo de los teclados y que lleva el inconfundible dirección de Tyler Bates. Temazo envuelto en terciopelo negro que habría aplaudido David Lynch.


Como si fuera una ruleta rusa con pocas balas y muchos huecos, This Is The New Shit precedía a The Reflecting God, otra de esas piezas de orfebrería que tiene el Antichrist. Un álbum difícil de escuchar al principio pero difícil de olvidar después. Sacrilegious es como un autoplagio de éxitos anteriores en su carrera. En directo gana más, pero sigue siendo menos de lo que apunta.

El espectáculo ya había cruzado su ecuador en un visto y no visto. The Dope Show y I Don't Like The Drugs (But The Drugs Like Me) se solapaban y recuperaban la época glam de la formación para llegar al As Sick as the Secrets Within. Una confesión hecha canción, una temática que se repite en el álbum, y que destaca en este último disco, especialmente por los primeros riffs, marca de la casa.

Repertorio de Marilyn Manson en Carabanchel (2025), via www.setlist.fm
 

Marilyn Manson es muy dado a las versiones. No hay duda que con el Sweet Dreams de Eurythmics lo bordó. El tono tétrico y pausado fue un tremendo acierto para modernizar y oscurecer un hit ochentero del synth pop. Un clásico que no debe de faltar nunca en un concierto suyo, donde le añade un tono aún más lúgubre cantando ante un micrófono iluminado. Aquí Vistalegre pidió su turno para cantar y Manson concedió el deseo.

Antes del doble bis llegaba mOBSCENE, que bebe mucho, demasiado, del Be Agressive de Faith No More, especialmente en los coros, y The Beautiful People, el himno de Marilyn Manson por el que fue aclamado en su momento por crítica y público. Y el público siempre desea botar, vibrar y dejarse las gargantas en el estribillo.

Tras la pausa, se abrían las heridas de nuevo con Tourniquet, el cual conducía de nuevo a Vistalegre por esa colosal sinfonía industrial que es el 'Antichrist Superstar'. Lo hacía como antaño, subido en unos interminables zancos y conservando el equilibrio. Meritorio y circense.

Antes de que las trompetas del Apocalipsis llamaran al final del mundo, Coma White cerraba la noche bajo unos copos llovidos, como si fuera Vistalegre una gran bola de nieve agitada, con ese críptico mensaje "eras de un mundo perfecto, un mundo que me desechó hoy", aunque por esta noche sigamos teniendo a Marilyn Manson entre nosotros, por fortuna para el arte y para su verdadera 'gente guapa', quienes han disfrutado de un renovado artista.

domingo, 16 de noviembre de 2025

Dolphins - Commanders, primer partido de la NFL en España

 Los Juegos Olímpicos, la final de un Mundial de fútbol y la Super Bowl ocupan el podio de eventos deportivos más importantes, y rentables, del mundo. Los dos primeros se han celebrado en distintos países, mientras que el tercero, la Super Bowl, nunca ha salido de los Estados Unidos.

La Super Bowl empareja a los campeones de las dos conferencias en las que se divide la National Football League. Estos partidos de liga regular sí que han sido disputado fuera de los EE.UU., ejerciendo Londres y Ciudad de México como habituales anfitriones. Ahora, y por primera vez en España, Madrid acoge un encuentro de la NFL.

Miami Dolphins ejercía de conjunto local en Madrid ante Washington Commanders, renombrados así desde 2020 y dejando atrás su anterior denominación como Redskins, por considerarse ofensiva y racista. No solo es casualidad el papel de los Dolphins como anfitriones, dado que Miami es una de las ciudades estadounidenses con más hispanohablantes y en su momento, 2014, las por entonces alcaldesas de Miami y Madrid, firmaron un hermanamiento.

El Santiago Bernabéu, que oficialmente pasaba desde este encuentro a ser solo identificado como Bernabéu, casa habitual del Real Madrid, cambiaba sus profundas porterías por postes de gol, y por unas horas los metros pasaban a ser yardas.


Dolphins - Commanders, en el Santiago Bernabéu de Madrid, 16 de noviembre de 2025

Las largas colas a causa de las estrictas medidas de seguridad, en el perímetro alrededor del estadio Santiago Bernabéu, hicieron que mucho público tardara en ocupar sus asientos. 

Miami Dolphins venció en la prórroga por 16 a 13 a Washington Commanders en el primer partido de liga regular de la NFL celebrado en España, concretamente en el estadio Santiago Bernabéu,

Un field goal de Riley Patterson a una distancia de 29 yardas daban los tres puntos al conjunto de Florida en el tiempo extra después de haber llegado al final del partido con empate a 13 puntos.

El encuentro fue parejo del inicio al final. El primer cuarto se saldó con dos field goals para ambos, circunstancia que se repitió en el siguiente cuarto, por lo que se alcanzó el descanso con un escaso guarismo de 6-6.


Tras el entretiempo, cuyo espectáculo musical corrió a cargo de Daddy Yankee y Bizarrap. Washington logró el primer touchdown, que fue igualado en el siguiente cuarto por Miami, que ejercía de local en este encuentro en la capital de España.


Un field goal errado por los Commanders en el último minuto de juego condujo al partido al tiempo extra, donde una intercepción de Jack Jones al pase de Mariota, con apenas 7 segundos disputados, dio la posibilidad a los de Miami de cerrar la muerte súbita, circunstancia que aprovecharon para llevarse este juego por 16-13 merced a un field goal ganador.

Helloween sopla su tarta de cumpleaños con 40 calabazas

 El grupo alemán Helloween ha alcanzado a sus 40 años el cenit de su carrera profesional. Ha recuperado en el camino a dos de sus hijos pródigos, -Kai Hansen y Michael Kiske- y sigue manteniendo su impronta en cada disco, demostrando que son los padres del 'power metal' y que no paran de crecer musicalmente.

España no podía faltar en este tour; es un país fetiche para el septeto germano. No en vano, dos son las citas en la Cubierta de Leganés para soplar la tarta de cumpleaños, y ya de paso repasar la discografía, empezando por el reciente 'Giants & Monsters' (2025), el 17ª disco del grupo. Casi nada.

Helloween & Beast In Black 2025

Helloween + Beast In Black en la Nueva Cubierta de Leganés (Madrid), 15 de noviembre de 2025

Los finlandeses Beast In Black son los segundas espadas de Helloween en este tour. Una banda de garantías, consagrada, con una década sobre las tablas pero capaces de asumir su rol de teloneros en esta ocasión. Caras conocidas para una fecha tan señalada.

El cantante griego Yannis Papadopoulos, que tiene apellido de ser alero de Olympiacos o Panathinaikos, demostró su poderío vocal. El batería Atte Palokangas puso la nota de humor constantemente, aunque sufriera todo el rato el mal sonido que nacía de su bombo. Una pena, porque las ganas que estaban echando merecían más. Gustaron mucho, como siempre.

Preparar el repertorio de un tour debe de ser lo más parecido a ser seleccionador nacional antes de un Mundial. Hay nombres que no han de faltar, algunos que hay que promocionar y otros que van a sorprender. Casi siempre el público tiene un listado en su mente que, muchas veces, no se corresponde con la realidad. 

Andi Deris, Michael Kiske, Michael Weikath, Kai Hansen, Markus Grosskopf, Sascha Gerstner y Dani Löble salieron a lo grande en la Cubierta, como diestros en la plaza de toros. Meter March Of Time o Future World, Twilight Of The Gods, que no sonaba en directo desde los 80, entre los seis primeros temas de la noche era una declaración de intereses. Honrar el pasado. Y es que no nos olvidemos que el doble álbum 'Keeper Of The Seven Keys' (1987 y 1988) es una de las claves de bóveda de este género musical.

Helloween Madrid 2025

Era un día para rememorar el legado vivo de Helloween, aunque no toda los álbumes salieran a relucir, para presumir del sello que han dejado en forma de guardianes, llaves y anillos mágicos, y lo que deparará todavía el futuro. The King For a 1000 Years, que es todo vértigo y melodía, We Burn, con número de pirotecnia a lo Rammstein incluido, y la sorprendente This Is Tokyo, con esos coros más propios del hard rock, se movían con soltura entre tanto clásico.

El desfile era continuo, al igual que los cambios a la hora de llevar la voz cantante, nunca mejor dicho, porque Andi Deris, quien no paraba de hablar un español de "puta madre", y Michael Kiske se alternaban en el micrófono según el tema que sonara, no parando de derrochar simpatía y regalar sonrisas. O incluso jugaban con los duetos, como con la balada Into The Sun, dejando a Kai Hansen los cortes de la primera etapa de la formación, como en Ride The Sky, mientras sus dedos bailaban sobre el mástil de la guitarra como un patinador surca el hielo.

Está visto que algunos temas del último trabajo funcionan mejor fuera de los estudios, Universe (Gravity For Hearts) es muy agradecido en directo y Hell Was Made In Heaven es una de esas sorpresas que tiene esta gira. Un tema que llevaba más de una década sin aparecer en los setlists, aunque fuera recibido con más tibieza que otros grandes éxitos.

Después del genial solo de batería llegaba el tema más célebre de Helloween, porque I Want Out conserva la esencia y suena igual de rápido y adictivo que siempre. El espectáculo era redondo, con un escenario muy profundo y con grandes paneles luminosos que no dejaban de mostrar vídeos o impactantes imágenes. Todos, a excepción del impertérrito Weikath, aunque siempre profesional y discreto, disfrutaban con el resultado.

De la potencia a la frenada, pero con estilo, porque In The Middle Of A Heartbeat demuestra la sensibilidad de estos teutones para los temas lentos. Andi Deris y Michael Kiske podrían ganarse la vida como cómicos, afortunadamente se la ganan como cantantes, y aprovecharon este set acústico para evidenciarse como dos de las mejores voces, hasta homenajearon a Elvis Presley.  

Pink Bubbles Go Ape era otro de los tapados, reducida a pocos acordes, el cual no habría entrado en ninguna quiniela, porque A Tale That Wasn't Right debía sonar obligatoriamente, y lo hizo con la suavidad que caracteriza a uno de las baladas más hermosas de la historia del metal. Piel de gallina.

Los siguientes temas mostraban algunas de las características tradicionales de Helloween: el sentido del humor, A Little Is a Little Too Much, la celeridad, la melodía y cambios de ritmo, con dos piezas esenciales: Heavy Metal (Is the Law) y ese eterno Halloween que nos devolvía a principios de noviembre y a décadas anteriores.

Muchos de los presentes se hubieran conformado con este repertorio, pero es cierto que no todos los días se cumplen años, y menos una cifra redonda como 40, por lo que había que seguir con la fiesta. Y la fiesta era antológica, de más de dos horas de duración. 

Eagle Fly Free, con ese pegadizo estribillo, la fuerza de Power, como el nombre lo indica, precedían al cachondeo musical y lírico de Dr. Stein para culminar con la clase, aunque fueran unos breves retazos del extenso Keeper Of The Seven Keys, el título homónimo de la llave que abrió la cerradura del éxito para Helloween y de los corazones de sus millones de fans, adictos a las calabazas desde 1985.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Un espectáculo 'madonniano' llamado Katy Perry

 La música y el espectáculo siempre han ido de la mano. Especialmente, con el paso del tiempo y desde que la tecnología casi no pone límites a la imaginación de los artistas. 

Artistas, hablando en femenino, hay muchas y algunas de ellas han marcado época. Madonna sigue siendo el gran espejo donde mirarse, entre otras cosas porque es la artista solista con más ventas de discos y tanto su legado musical como estilo están intactos.

Posiblemente seis han sido las mujeres que han optado a su trono. Seis herederas de Madonna para el siglo XXI: Lady Gaga, Britney Spears, Rihanna, Beyoncé, Taylor Swift y Katy Perry, siendo estas dos últimas las que mantuvieron una relación más estrecha, primero de amistad para pasar luego a la rivalidad.

Hablando de rivales, Taylor Swift es la que se ha llevado la palma, al menos en el apartado musical, porque el cinematográfico es territorio de Lady Gaga, y han hecho de Taylor Swift la gran reina del pop, la reina Midas que convierte en oro todo lo que toca. Un reinado donde sigue habiendo sitio para que otras estrellas brillen, como Katy Perry.


Katy Perry + Becky Hill en el Movistar Arena Madrid, 11 de noviembre de 2025

Becky Hill debe mucho al programa británico de 'La Voz' (The Voice UK), y a su versión del Ordinary People, para su presencia en esta gira y para haberse ganado el cariño del público. Voz poderosa que ha cautivado al mercado discográfico anglosajón y que ahora pretende hacer lo mismo en España.

Sonaron algunos de sus mejores temas, con ese toque eurobeat, que es tan pop como música dance, de hecho cuenta con un colaboración con David Guetta en el tema Remember. El problema que tuvo Becky es que su actuación estuvo desangelada. Solo ella, y su larga melena rubia, en el escenario con la pista de ritmos pregrabada.

Katy Perry Madrid

Si hay un país en el mundo donde sus habitantes saben dar espectacularidad a sus puestas en escena es en Estados Unidos, máxime si ya son artistas consagradas. Katy Perry es de Santa Monica y una de las máximas figuras de la música, por lo que el espectáculo estaba garantizado. Pan y circo para todos, pero circo del bueno.

El show estaba dividido en seis partes diferentes que corresponden a cinco momentos de su vida (Lifetimes) o niveles, como si fueran fases de un videojuego: Nivel 1: Artificial; Nivel 2; Woman's World; Nivel 3: Nirvana; Nivel 3,5: Choose Your Own Adventure; Nivel: 4: Mainframe y nivel 5: End Game.

Decía Pilar Rubio que Sergio Ramos era un hombre del Renacimiento porque "toca la guitarra, compone, pinta… Es como el Da Vinci del siglo XXI". Katy Perry no ha jugado para el Sevilla FC ni el Real Madrid o la selección española, pero canta, baila, actúa, desfila y es también muy simpática, además de guapa, por lo que podría tener su hueco como en el Renacimiento, aunque en aquella época el papel de la mujer desafortunadamente era secundario. Y ese es otro de sus objetivos, el de reclamar el rol de la mujer en la sociedad actual, con el altavoz que da un micrófono.

 El Circo del Sol versión Katy Perry tuvo de todo, a veces mucho más impactante en el plano visual que en el sonoro: cambio de vestuarios, bailarines que hacían unas veces de autómatas y otras una excelente coreografía, números circenses como si fueran trapecistas... y mucho baile, aunque no asomara la cabeza ninguna pareja de tiburones por esta marea humana instalada en la calle Goya.

Katy Perry Madrid 2025

Arrancó con Artificial y cerró la primera parte con Dark Horse. El escenario con forma helicoidal parecía quedarse pequeño ante el ímpetu de la norteamericana, quien daba incluso volteretas mientras se desplazaba suspendida en el aire. Poco más se podía pedir a la actuación, transformando el espacio en una gigantesca caja de sorpresas sin papel de regalo.

La trinidad formada por California Gurls, Teenage Dream y Hot N' Cold convertían a Madrid en el mayor local de karaoke de todo el país. Y ese es quizás uno de los puntos negativos del concierto, el bajo volumen de sonido que salía por los altavoces en ciertos momentos. Por mucho que se haya intentado, la acústica del Palacio va siempre despacio.

I Kissed A Girl sacaba el lado reivindicativo, brevemente escenificado con una bandera arcoíris. También había tiempo para elegir a varias personas del público, hacer cumplir sueños e incluso ejercer momentáneamente de terapeuta. Muy tierno algunos de esos momentos, con llamada incluida a la madre de uno de los espectadores, y las reacciones espontáneas del público, variado en edad e inquietudes, llenando el Movistar Arena y vistiéndolo de infinidad de colores y disfraces. La vida misma ante nosotros.

Katy Perry Madrid público

El protagonismo de la gente era tan importante que hasta decidieron algunas de las canciones, sonando By The Grace Of God en lugar de Unconditionally, que se colaba antes de All The Love en un interminable repertorio. Por cierto, para Roar hasta se subió encima de una gigantesca mariposa futurista para deleite de los fans, en el enésimo hechizo para una velada mágica que era un derroche de imaginación.

Katy Perry Madrid mariposa

Daisies sonó menos country y personal de lo habitual, más electrónica, pero igualmente disfrutable, es el tema dedicado a la hija de la artista con Orlando Bloom, y Lifetimes se pasaba volando en un tramo final más acelerado para cumplir el horario del Pabellón, otro de los condicionantes que tiene este recinto, con su toque de queda.

 

Todo espectáculo estadounidense termina con un castillo de fuegos artificiales y una lluvia de confetis, con forma de mariposa en este caso. Como si fuera el 4 de julio, aunque sea noviembre, y Madrid fuera Iowa, aunque realmente hay un Madrid en Iowa, las luces, los colores y esa estrella llamada Katy Perry iluminaban el Palacio de los Deportes, que por un momento parecía vivir de nuevo la Superbowl 2015, mientras sonaba ese festivo Firework con el que despedir un concierto 'madonniano', porque la misma Madonna habría firmado y aplaudido también este concierto.

viernes, 10 de octubre de 2025

Lordi, unos monstruos vienen a vernos desde Finlandia

 Hay lugares en el mundo que tienen la particularidad de perfeccionar un movimiento que llegó a sus tierras desde otra zona. El fútbol, por ejemplo, naciera o no en China, se convierte en un deporte en Gran Bretaña para transformarse en arte en Sudamérica. Algo parecido le ocurre al rock, surgido en los Estados Unidos pero con una denominación de origen muy singular en los países nórdicos, particularmente en Suecia, Noruega y Finlandia.

Son estos tres países los que han hecho del rock una bandera, y de esa bandera un abanico muy amplio en el que entran muchos estilos musicales distintos, desde el pop-rock de Abba, Roxette, o A-ha, capaz de triunfar en cualquier rincón del mundo, a etiquetas más metaleras y ambiguas, con ese mismo resultado, porque Nightwish, Turbonegro o Europe también tomaron el mundo, a su manera y con sus armas.

Los tres países son habituales referentes en el festival de Eurovisión, siendo Suecia el país que más veces ha conquistado el galardón, con Noruega en un digno quinto lugar con tres victorias y Finlandia con un único triunfo, pese a ser una delegación que envía artistas consagrados al certamen.

Porque, al contrario que otros países, más dadas a participar últimamente en este concurso musical con artistas o grupos noveles, Finlandia se ha atrevido a contar con Nightwish, aunque se quedaran en las semifinales de su país en 2000, y otros artistas consagrados como Blind Channel, The Rasmus o Lordi, quienes lograron el primer y único triunfo finés en toda su historia en 2006.


Lordi + Blood White en la Sala Revi Live de Vicálvaro (Madrid), 10 de octubre de 2025

Los alemanes Blood White fueron los encargados de calentar el ambiente. Es una banda que puede recordar, tanto musicalmente como estéticamente, a Slipknot o Rammstein, con los que comparten nacionalidad, todo ello con una etiqueta de vestimenta muy clara: ir completamente de blanco, también los instrumentos e incluso el micrófono.

Con ese aspecto de científicos locos, médicos salidos de un psiquiátrico o pacientes agresivos, como si fuera un Halloween adelantado de fecha, interpretaron algunos de sus temas más famosos como Don't Blame Me, Guns And Fear o Run Or Die

Blood White, Madrid

La carrera musical de Lordi, cuyo nombre viene del nombre artístico de su cantante, es tan amplia como desconocida. Fundados en 1992 y con una decena de discos de estudio, no fue hasta el triunfo de Eurovision en 2006 cuando su nombre cruzó las fronteras de las frías tierras del norte. 

Eran las 20:10 cuando el quinteto salía a las calientes tierras del sur con su habitual estética monstruosa, que cambian con cada álbum, y los cuales parecen un homenaje al cine de terror de serie B o a clásicos del rock que usaron la teatralidad y el maquillaje en la puesta en escena, como W.A.S.P., Twisted Sister o KISS.

También a estos tres grupos debe mucho musicalmente y es que, a pesar de su aterradora presencia, el resultado es más calmado de lo que uno piensa. Máxime si el primer tema con el que arrancaron el concierto era un melódico Legends Are Made Of Clichés, cuyas notas de teclado de Nalle, quien sustituía a Hella, invitaban a mover el esqueleto ante estas grotescas majestades, cuya verdadera identidad no ha sido revelada, a excepción de su cantante.

Girls Go Chopping tiene guiños a Rob Zombie, a quien le encaja también este ambiente demoníaco y de mazmorras, y Who's Your Daddy afilaba la guitarra de Kone y el bajo de Hiisi en este aquelarre orquestado donde los solos de teclado, batería, a cargo de Mana, o de guitarra eran complementos que sumaban, como las graciosas conversaciones de Lordi con el público, chapurreando español y mostrando sus conocimientos sobre anatomía, o esos espectáculos de magia que encajan tan bien con el grupo.

Porque no solo es un concierto de rock, es también un baile de máscaras, un homenaje al cine de terror, un guiño a las ferias y a los números de circo, trucos que se ven que son trucos pero que gustan porque entretienen y son artesanales, como un tren de la bruja sin bruja, como si fuera un tren fantasma sin vagones. porque si algo tiene Lordi es que es entretenimiento puro y duro. 

Los temas seguían sonando: Beast Of Both Worlds recuerda mucho a Megadeth o Metallica y puede levantar de su tumba a cualquier muerto. Los estribillos son otra de las armas de Lordi, muy directos y simples, como con Girl In Suitcase, con esos coros acompañando a los teclados dentro de una actuación teatral y macabra del señor con lleva una persona descuartizada en su maletín.

Hablando de sintetizadores, Syntax Terror es otro corte donde los teclados son claves. Era ya la mitad del show y Call Off The Wedding ponía el contrapunto con ese aire de romance tétrico y de balada desde el más allá, seguro que Tim Burton podría acompañar la melodía con ingeniosos personajes. 

La Sala Revi Live, muy coqueta y con un amplio escenario, a estas alturas ya parecía una casa encantada, como en el videoclip de Hellizabeth, perteneciente a su reciente disco 'Limited Deadition' (2025), principal razón por la que estos monstruos han decidido realizar una nueva gira.

Blood Red Sandman, con un videoclip que es casi un cortometraje de terror en sí -y también en tributo a la película Evil Dead-, Devil Is A Loser y Would You Love a Monsterman? ponían a prueba la característica voz ronca de Mr. Lordi y las numerosas gargantas que le seguían. El tiempo volaba porque cuando uno se lo pasa bien, las manecillas van a otra velocidad. Volaba tanto que hasta Mr. Lordi había mostrado sus alas de ángel caído.

Lordi, alas, wings, live, Madrid,

El concierto no podía terminar de otro modo, imaginando que fuera de nuevo 2006 y Vicálvaro esté en Atenas, y se estuviera celebrando la edición de Eurovisión en la que el Viejo Continente premió a Finlandia con el máximo de puntos. El Hard Rock Hallelujah sonaba atronador, un tema que bebe mucho de Kiss y que sirve para que nuestros monstruos favoritos del rock vuelvan a conquistar Europa. ¡Aleluya!

sábado, 27 de septiembre de 2025

Tardes de diversión con Simple Plan; noches de punk con Offspring

 La vida ya es suficientemente complicada como para complicarla más, por eso hay que buscar válvulas de escape donde dar rienda suelta al entretenimiento. Un concierto es un plan muy entretenido. Un concierto de música punk es un plan muy entretenido.

Simple Plan y The Offspring no son música punk al uso. Rabia, crítica social y rebeldía en las letras; cadenas al cuello, crestas y chupas de cuero: definiciones que encajan en los grupos punk ingleses, y no tanto en las formaciones estadounidenses herederas del hardcore californiano.

El sol, la playa, el buen tiempo, el surf y los monopatines iluminaron a estas formaciones surgidas bajo el paraguas, sombrilla en este caso, de los Black Flag y Bad Religion, cuyo sello discográfico Epitaph apadrinó a muchos de ellos, incluyendo a The Offspring, quienes lograron vender hasta 11 millones de copias de su álbum 'Smash', lo que le convierte en el disco más vendido de la historia por un sello discográfico independiente.

Offspring y Simple Plan son etiquetados como punk, aunque se diferencian en varios matices. Los norteamericanos de Offspring llevan mezclando desde la década de los 90 algo de pop, y mucho más de rock y punk para crear melodías pegadizas, mientras que los canadienses Simple Plan partieron a principio del milenio de un pop con guiños punk para crear la misma fórmula musical. Música enérgica, con mucha vitalidad; sencilla, pero atractiva.


Simple Plan y The Offspring en el Palacio de Vistalegre de Madrid, 26 de septiembre de 2025

El Palacio Vistalegre está en el corazón de Carabanchel, un distrito que siempre ha sonado a rock, metal y ahora a punk en este primera tarde de viernes otoñal del año. El ambiente era festivo y juvenil, como si fuera una final de Copa del Rey en una cancha neutral, con público tanto de Simple Plan como The Offspring, y también de ambos, así lo atestiguaban las camisetas.

Dicen que la ropa negra adelgaza, que quitarse la barba rejuvenece. También habría que incluir a Simple Plan y The Offspring como método 'antiaging', mucho más natural y barato, con recuerdos incluidos en una cinta TDK o VHS que van quitando años y añadiendo alegrías. Son dos de los referentes musicales de la ola de punk popular norteamericana de finales y principios de siglo. De ahí que el interés fuera notable. Sobresaliente, incluso.

Los canadienses de Simple Plan hicieron un show digno de cabeza de cartel. Bien estructurado, directo, con grandes temas, además de un abrumador juego de luces y pirotecnia. Como si fuera un entrenador que usa su once de gala y tres cambios: 14 temas a los que solo faltó su maravillosa balada Untitled.

I'do Anything, Shut Up!, haciendo gritar a todos, Jump, provocando que el suelo de la Plaza de Toros fuera improvisada colchoneta gigantesca para saltar. La pena es que la pista y la grada todavía no mostraban su poderío. Es una lástima que la puntualidad, las obligaciones y las últimas cañas hagan estos feos a los artistas que ejercen de teloneros.

Las letras de las canciones de Simple Plan hacen honor a su nombre. Más que simples, son sencillas pero tratando temas complejos. No se complican la vida con temas existenciales o profundos, pero sí mundanos y no por ello no dejan de tener mensaje o un propósito, porque la vida es compleja, y más desde una perspectiva juvenil. De hecho, con su videoclip Untitled trataron de concienciar de las consecuencias del alcohol al volante, con unas imágenes muy cinematográficas, dramáticas y directas.

Lo nuevo no tiene por qué ser malo, y lo antiguo no tiene por qué ser bueno. Nothing Changes es la demostración. Es el tema más reciente y es tan fiel a lo que han hecho hasta ahora, que sirve como repaso a su carrera no solo en imágenes, sino también en melodía,

Welcome To My Life se convertía en una solo voz y Thank You disparaba las pulsaciones. No podía faltar el guiño a Scooby Doo, algo habitual en la trayectoria del grupo, quienes han aparecido en la BSO y son vinculados desde hace mucho con la serie animada.

 Where I Belong. I'm Just A Kid, solo que ahora son adultos que 23 años después se resisten a envejecer, aliándose con Peter Pan en la cruzada contra el paso del tiempo, y Perfect, coronaban un concierto casi perfecto, porque la perfección es complicada de lograr, especialmente si no tocan Untitled.

The Offspring ha preparado el mejor entretiempo, o intermedio, que uno recuerda para una gira. Muy americano, sí; y muy entretenido también. La Kiss Cam, y todas las versiones de cámara que se puede imaginar: otra para insultar, otra para mover el culo... El tiempo pasaba volando y casi se olvidaba de la espera.

Y, como si tuvieran prisa, el grupo estadounidense salió con lo mejor al ruedo: Come Out And Play, All I Want y Want You Bad. El reloj regresaba a finales de los 90. Y Carabanchel era California, con un público venido de varias hermandades a su baile de fin de curso.

 

La influencia del productor Bob Rock en el último trabajo de Offspring se aprecia en el sonido, al igual que lo fue para Mötley Crüe, Bon Jovi, o para Metallica en su célebre álbum negro. Aunque la verdad que no es el mejor disco de los californianos. Looking Out For #1 era la que sacaba la cabeza entre tanto clásico, demasiado popera y confusa por momentos. Buen continente para un peor contenido, aunque en directo mejora el resultado.

Staring At The Sun es velocidad y coros que se meten en el cerebro como un tren dentro de una montaña rusa, donde las sensaciones son rápidas y fugaces. 

Dexter Holland tiene una voz muy personal, singular, también su CV es extraordinariamente inusual, ya que es virólogo, concretamente Doctor en Biología Molecular, al igual que Greg Graffin, cantante de Bad Religion y también Doctor, en zoología en su caso. Dos rara avis en el universo musical que han extendido el punk californiano como un virus por el mundo.

La vena artística en la familia Holland viene también por su tío, Tom Holland, director y guionista de películas de terror, algunas tan icónicas como 'Noche de Miedo' -con uno de los carteles más terroríficos de la época-, el 'Muñeco Diabólico', con un villano muy original, 'Psicosis II', todo un reto al hacer una secuela de una obra maestra, o como 'Class Of 84', donde la estética punk inunda el metraje de un colegio ingobernable dentro de una sociedad distópica

Make It All Right es de esos temas que suenan mejor en vivo, acompañados por un agradecido público que replicaba las voces dando un juego especial a los coros. Era el segundo corte elegido del último trabajo, porque Bad Habit no necesita presentación. Es sonar los acordes y ya se enciende la mecha. Fuegos artificiales sonoros y pogos en la parte baja del coso taurino, que en esos instantes parecía una pista de coches de choque. 

El grupo no quiso olvidarse del reciente fallecimiento de Ozzy Osbourne, cantante de Black Sabbath, también solista, y eterno referente del 'heavy metal'. En su nombre sonaron himnos como Paranoid o Crazy Train. Y también I Wanna Be Sedated de los Ramones, un homenaje más habitual. Era la parte de las presentaciones, las largas conversaciones y, con ello, la pérdida algo de ritmo. Aunque el solo de batería quisiera decir todo lo contrario.

Los conciertos son como los juegos de cartas: tienes que mostrar los ases al principio y guardar algunos para el final. Gone Away sonaba casi a capela y a ritmo de piano. Algo extraño el resultado final, pese a que se intercalaban las guitarras para recuperar la forma original.

Lo que no era extraño es que Why Don't Get A Job, Pretty Fly y The Kids Aren't Alright cerraran esta primera parte antes del obligado bis. Ya no había medias tintas, ni comodines esperando, era la última mano y la gente lo disfrutaba a lo grande de los premios.

Cualquiera podría ser la penúltima. Muchas candidatas, pero el premio recayó sobre la siempre movida You’re Gonna Go Far, Kid, otro producto del genio Bob Rock, y de genios, rock y punk se daba la puntilla con Self Esteem, aumentando la autoestima y la juventud de todo aquel que haya pasado hoy cerca de Vistalegre, donde se ha vivido una gran tarde-noche de diversión y de punk, que van siempre unidas.