sábado, 24 de junio de 2023

Rammstein quema en Madrid su propia hoguera de San Juan

 El inglés es tradicionalmente el idioma del rock. Triunfar con otras lenguas es y fue siempre difícil. Por un lado, porque es la más internacional, y eso hacía y hace que pocos grupos se aventuraran a probar con su lengua natal.

Alemania fue una excepción. La contundencia y sonoridad de su idioma permitió que muchas bandas germanas se animaran a usar el alemán, como Die Toten Hosen, Die Ärzte, Oomph! o Kraftwerk, pioneros en ese aspecto, mientras otras triunfaban con el inglés por bandera, como Scorpions, Blind Guardian, Helloween o Accept. 

Rammstein escogió el camino más difícil, hacerse internacionales con el alemán. Curiosamente esta vía les ha llevado a ser actualmente los más famosos de todos los grupos germanos.

Rammstein practica un metal industrial digerible y hasta bailable. La reconocida voz de Till Lindemann y su especial modo de cantar son otros de sus sellos de identidad, junto a la puesta en escena: circense, teatral y cinematográfica, no en vano su popularidad en Estados Unidos empezó cuando el director David Lynch se dejó seducir por sus melodías para la onírica película 'Carretera Perdida' (1997). Luego llegaría más publicidad a través de la gran pantalla con 'xXx' (2002), que contaba con Vin Diesel y un explosivo inicio que encajaba con la filosofía de este sexteto teutón.

 

Rammstein regresaban ahora a Europa para realizar una gira de estadios, con el octavo disco bajo el brazo, 'Zeit' (2022), y la polémica por una denuncia por abuso sexual abierta por la Fiscalía de Berlín contra el cantante de la formación. Con esta dicotomía se presentaban en Madrid.

Rammstein en el estadio Metropolitano, 23 de junio de 2023

Hay dos cosas que el público ha aprendido esta noche: el sonido del Metropolitano es muy mejorable y el espectáculo visual de Rammstein es inmejorable. El dúo de pianistas francesas, conocidas como Abelard, fueron las encargadas, desde un lateral de la pista del Metropolitano, de amenizar la espera, que se hizo más larga de lo deseable.

Los primeros temas del grupo se podían unas veces intuir por el sonido del teclado y otras por el acompañamiento coral de la grada, repleta de seguidores de todos los rincones de España y de muchos alemanes. Una afición colorida y simpática que elegía o camisetas con el logo del grupo o equipaciones de la selección alemana, además de otros atuendos más atrevidos como el de Blancanieves, haciendo referencia al videoclip del grupo. Rammlied se intuyó entre la neblina y Links 2-3-4 se tarareó, al igual que Sehnsucht, más luminosa.


Y es que el atrevimiento es una de las marcas de la casa, con un escenario sobrio a la par que futurista, con aroma 'orwelliano', donde fueron desfilando todo tipo de fuegos artificiales, juegos de luces y números teatrales, especialmente con Puppe y ese siniestro gigantesco carrito de bebé, o el habitual show macabro plagado de mucho humor negro cuando interpretan Mein Teil, su particular versión del caníbal de Rotemburgo

Con Mein Herz Brennt el Metropolitano se tiñó más de rojo, si cabe, y con Zeit, una de las cuatro del último álbum que sonaron, conquistaron todos los corazones. Un tema muy solemne que encaja bien como contrapunto a otros cortes más metaleros y que parece desaparecer y evaporarse con majestuosidad.

El siguiente bloque de temas surgió tras una sesión de baile desde lo alto de la torre, la cual se asemejaba al ojo de Sauron descrito por Tolkien. Una sesión que bien podría ser parte de la nueva edición del festival Tomorrowland. Tras ello Du Hast y Sonne sonaron atronadoras y espectaculares, reclamando su protagonismo en el momento justo.

Quedaban pocos temas en el tintero y mucha noche, pero lo que nunca faltan conejos en la chistera. De la nada, como por arte de magia, el sexteto aparecía en el mismo lugar en el que las pianistas galas habían empezado su actuación para cantar una versión más minimalista de Engel, con los móviles iluminándose en el feudo colchonero como si fueran luciérnagas que saludan al verano. Su vuelta al escenario sobre lanchas surcando un mar de manos quedará en el imaginario colectivo de los presentes.

Ausländer y Du Riechst So Gut precedían a una versión sentida de Ohne Dich, anunciando el último tramo de canciones.

Algunas se estaban quedando fuera y otras habían tomado sitio en esta gira, así de complicados son los repertorios cuando un grupo empieza a tener tablas y años de escenario. La homónima Rammstein e Ich Will profundizaron en los comienzos de la formación, cuando no llenaban estadios y visitaban salas pequeñas como Macumba en la estación de Chamartín. Eran otros tiempos, aunque por entonces ya utilizaban el fuego y la puesta en escena como reclamo.

Con una elocuente canción como Adieu, que contiene muchos 'goodbye' y 'auf Wiedersehen' decidían poner fin a un repaso por su discografía en forma de 21 temas y mucha dosis de gasolina. Elevándose en las alturas y mezclándose con el fuego decidían marcharse del Metropolitano. No hay humo sin fuego. Y siempre hay fuego si está Rammstein, máxime en una noche de San Juan, donde a falta de hogueras las llamaradas renovaban lo viejo y lo malo. Justo cuando hay mucho que purificar.

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