El grupo alemán Helloween ha alcanzado a sus 40 años el cenit de su carrera profesional. Ha recuperado en el camino a dos de sus grandes hijos pródigos, -Kai Hansen y Michael Kiske- y sigue manteniendo su impronta en cada disco, demostrando que son los padres del 'power metal' y que no paran de crecer musicalmente.
España no podía faltar en este tour. Es un país fetiche para el septeto germano. No en mano, dos son las citas en la Cubierta de Leganés para soplar la tarta de cumpleaños, y ya de paso reparar la discografía, empezando por el reciente 'Giants & Monsters' (2025), el 17ª disco del grupo. Casi nada.
Helloween + Beast In Black en la Nueva Cubierta de Leganés (Madrid), 15 de noviembre de 2025
Los finlandeses Beast In Black son los segundas espadas de Helloween en este tour. Un grupo de garantías, consagrado, con una década sobre los escenarios pero capaces de asumir su rol de teloneros en esta ocasión. Caras conocidas para una fecha tan señalada.
El cantante griego Yannis Papadopoulos, que tiene apellido de ser alero de Olympiacos o Panathinaikos, demostró su poderío vocal. El batería Atte Palokangas puso la nota de humor en algunas momentos y sufrió todo el rato el mal sonido que nacía de su bombo. Una pena, porque las ganas que estaban poniendo merecían más. Gustaron mucho, como siempre.
Preparar el repertorio de un tour debe de ser lo más parecido a ser seleccionador nacional antes de un Mundial. Hay nombres que no deben de faltar, algunos que hay que promocionar y otros que van a sorprender. Casi siempre el público tiene un listado en su mente que, muchas veces, no se corresponde con la realidad.
Andi Deris, Michael Kiske, Michael Weikath, Kai Hansen, Markus Grosskopf, Sascha Gerstner y Dani Löble salieron a lo grande en la Cubierta, como toreros en la antigua plaza de toros. Meter March Of Time o Future World, Twilight Of The Gods, que sonaba en directo desde los 80, entre los seis primeros temas de la noche era una declaración de intereses. Honrar el pasado. Y es que no nos olvidemos que el doble álbum 'Keeper Of The Seven Keys' (1987 y 1988) es una de las claves de bóveda de este género musical.
Era un día para rememorar el legado vivo de Helloween, aunque no toda la discografía saliera a relucir, para presumir del sello que dejaron en el pasado con forma de llaves y de anillos mágicos, y lo que deparará el futuro. The King For a 1000 Years, We Burn y la sorprendente This Is Tokyo, con esos coros más propios del hard rock, se movían con soltura entre tanto clásico.
El desfile era continuo, al igual que los cambios a la hora de llevar la voz cantante, nunca mejor dicho, porque Andi Deris, Michael Kiske se alternaban en el micrófono según el tema que sonara. O incluso jugaban con los duetos, como con la balada Into The Sun, dejando a Kai Hansen los cortes de la primera etapa de la formación, como en Ride The Sky.
Está visto que algunos temas del último trabajo funcionan mejor fuera de los estudios, Universe (Gravity For Hearts) es muy agradecido en directo y Hell Was Made In Heaven es una de esas sorpresas que tiene esta gira. Un tema que llevaba más de una década sin aparecer en los setlists.
Después del genial solo de batería llegaba el tema más célebre de Helloween, porque I Want Out conserva la esencia y suena igual de rápido y adictivo que siempre.
De la potencia a la frenada, pero con estilo, porque In The Middle Of A Heartbeat demuestra que la sensibilidad de estos teutones para los temas lentos es única. Andi Deris y Michael Kiske podrían ganarse la vida como cómicos, afortunadamente se la ganan como cantantes, y aprovecharon este set acústico para evidenciarse como dos de las mejores voces. Pink Bubbles Go Ape era otro de los tapados, en versión acústica y reducida a pocos acordes, el cual no habría entrado en ninguna quiniela, porque A Tale That Wasn't Right debía sonar obligatoriamente, y lo hizo con la suavidad que caracteriza a uno de los temas más hermosos de la historia del metal. Piel de gallina.
Los siguientes temas mostraban dos características tradicionales de Helloween: el sentido del humor, A Little Is a Little Too Much, y la velocidad y cambios de ritmo, con dos piezas esenciales: Heavy Metal (Is the Law) y ese eterno Halloween que nos devolvía a principios de noviembre y a décadas anteriores.
Muchos de los presentes se hubieran conformado con este repertorio, pero es cierto que no todos los días se cumplen años, y menos una cifra redonda como 40, por lo que había que seguir con la fiesta. Y la fiesta era antológica, de más de dos horas de duración.
Eagle Fly Free, con ese pegadizo estribillo, la fuerza de Power, como el nombre lo indica, precedían al cachondeo musical y lírico de Dr. Stein para culminar con la clase, aunque fueran unos breves retazos del extenso Keeper Of The Seven Keys, el título homónimo de la llave que abrió la cerradura del éxito para Helloween y de los corazones de sus millones de fans, adictos a las calabazas desde 1985.



























