jueves, 10 de julio de 2025

Wunderhorse: rock del siglo XXI que suena a Nirvana o Radiohead

Llega un momento en el que uno parece estar viviendo lo que ya vivió. No es un deja-vu, es simplemente que la sociedad rescata elementos del pasado en el presente, y lo seguirá haciendo en el futuro.

La ropa deportiva es ahora retro o vintage, y los clubes vuelven a rescatar antiguas equipaciones con el que generar un vínculo con el aficionado, si es que ya no lo tenían.

El cine no para de revivir sagas que parecían en punto muerto o que habían terminado. Superman vuelve a las pantallas y lo hace en un verano en el que todos sabemos lo que hicimos, y en el que Danny Boyle vuelve a dibujar un apocalipsis con infectados... aunque no sean realmente 28 años después.

La música no es ajena a esta tendencia. Por eso a nadie le sorprende que un grupo como Wunderhorse, surgidos en 2020, tengan un retrovisor musical y se miren en grupos como Stone Temple Pilots, Bush o Radiohead, en plena década de los noventa. 

La revista musical inglesa New Musical Express consideró el álbum de debut 'Cub' como el más prometedor de 2022, alabando sus raíces punks. Una gran carta de presentación que han querido prorrogar con 'Midas' (2024), quien según la mitología griega convirtió la codicia en una maldición. Un desenlace muy acorde al mundo del rock.

Wunderhorse mira al futuro pero no se olvida de lo hay que detrás, especialmente el sonido que dejó el 'grunge', aquellos grupos que proliferaron por Seattle a finales del siglo XX, como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden o Alice In Chains, aunque ellos sean de Gran Bretaña y aquellos grupos les pille lejos, tanto en el espacio como en el tiempo.  

Wunderhorse

Wunderhorse + Lavin en la Sala la Riviera de Madrid, 9 de julio de 2025

Lavin hicieron una especie de set improvisado semiacústico donde mostraron su destreza. Experimentados, pese a ser jóvenes, y dejando una gran imagen. Mención especial al dueto con Daniela para cantar Cementerio. Se marcharon entre aplausos tras criticar a la organización por no poder tocar la batería. No fueron las únicas, ni las últimas personas, enfadadas esta noche.

Julio no es la mejor época del año para visitar Madrid. Hace calor y mucha gente se ha marchado de vacaciones, pese a ello, el público quiso arropar a Wunderhorse, aunque la formación británica tuvieran otro pensamiento en su cabeza.

El grupo lo forman Jacob Slater (voz), Harry Fowler (guitarra), Jamie Staples (batería), y Seb Byford, quien ha relevado a Peter Woodin (bajo). Seb Byford es hijo de una leyenda del heavy, Biff Byford, cantante de Saxon. Más mimbres clásicas para este prometedor proyecto musical.

El concierto fue técnicamente bueno, muy bueno, más que notable, pero el cuarteto estaba en su burbuja particular, rumiando sus problemas y gestionando enfados. Poca interacción con el público y un repertorio escaso, de poco más de una hora, aunque es verdad que su discografía no da para más. Pocas palabras y caras largas. 

Empezaron con el corte Midas y siguieron con Butterflies, con ese pegadizo estribillo. Jacob Slater lucía una camiseta del 'Mellon Collie and the Infinite Sadness'. Su cabeza rapada hacia juego con la de Billy Corgan, otro guiño más a los 90 desde el escenario para un público muy joven que coreaba los temas.

Los minutos pasaban, la buena música seguía sonando, pero la actitud no había cambiado. El ritmo aparentemente calmado vivía algunos arreones llenos de improvisaciones. Muy punk. Muy rebelde. Mucha rabia, no solo a través de las guitarras.

Arizona hacía alargar su estribillo. Ese "Where Do You Go To", que podría haber sido una buena reflexión para el grupo en ese momento. Porque todos sabíamos dónde estábamos, pero no a qué parte nos iba a llevar la actuación. Todo iba más rápido de lo deseado. Pocas pausas y ninguna explicación.

El cronómetro marcaba la hora y sonaba Superman. Precioso tema de mucha calidad. Un corte que puede ser catalogado como balada pero que tiene alma, dolor y un punto de tragedia. Si uno cierra los ojos, parece que Thom Yorke esté ahí a tu lado entre susurros y lamentos. Si la ha escuchado Cameron Crowe o Kevin Williamson, seguro que encajaría a la perfección en una escena dramática dentro de un ambiente juvenil. El drama se había asentado en La Riviera.

   

Rain era la última canción de la noche. La misma que ha cerrado en otras ciudades de la gira, con la diferencia de que en Madrid sonaron menos temas. Dicen que la lluvia limpia los pecados. No habría venido mal algo de agua esta noche, y alguna respuesta a varias preguntas, para haber apartado la ira del escenario y así haber conseguido una actuación de diez, porque este grupo apunta maneras, musicalmente hablando.

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