sábado, 30 de mayo de 2015

20 años enganchados al Placebo de Molko y Olsdal

Un grupo alcanza la madurez cuando cuenta con una carrera musical suficientemente extensa, tienen tanto el sonido como el estilo definidos y su formación apenas ha sufrido altibajos o incluso ha sabido permanecer estable. Tres facetas cumplidas con creces por Placebo.

Veinte años y siete discos son la herencia que por ahora han plasmado la dupla formada por dos viejos compañeros de escuela, Brian Molko y el escandinavo Stefan Olsdal, capaces de reinventarse en cada álbum y siendo uno de los mejores exponentes del actual rock británico.

La experimentación siempre ha acompañado a Placebo en sus trabajos. Una característica que encaja muy bien con el significado del nombre del grupo, como un ensayo o una prueba con la que contentar a la audiencia.

Regreso de Placebo a Madrid
Coincidiendo con el vigésimo aniversario de la formación del grupo, en Londres, en 1994, Placebo ha dado comienzo a otra agotadora gira que casi se ha solapado con la del actual disco, el 'Loud Like Love', la cual había traído recientemente -en julio de 2014- a la formación a la capital de España, un destino muy poco habitual en otros tours.

La cita en esta ocasión era el Palacio de Vistalegre, confirmando que su reclamo está a la altura de los grandes de la industria del rock, de las bandas que tienen rédito para tocar ante grandes aforos y no en pequeñas salas.

Palacio
Concierto de Placebo: Madrid, Palacio de Vistalegre -29 de mayo de 2015-
El público respondió de manera perezosa a la apertura de puertas que dio paso, minutos después, a los teloneros. Los encargados de tal labor correspondieron a uno de los innumerables proyectos paralelos del propio Stefan Olsdal bautizados como Digital 21. Un inclasificable sonido procedente de las cuerdas del sueco, la percusión electrónica, un teclado y un cuarteto formado por dos violines, violoncelo y viola. Una amalgama experimental que tiraba más a la pistas de baile que al pop o rock convencional.


Con algo de retraso y una entrada más que considerable, que poco a poco fue ocupando los espacios vacíos de la plaza de toros de Carabanchel, aparecieron Placebo dispuestos a deleitar a la siempre animosa audiencia madrileña.

El micrófono fue el único obstáculo que se encontró Molko en su puesta en escena. Su rasgada voz apenas era capaz de sobreponerse al resto de instrumentos. Un contratiempo que restó lucidez a los primeros temas -entre ellos Loud Like Love y Every You Every Me- y que afortunadamente quedó olvidado a partir del quinto corte.

Y es que Placebo tenía muchas ganas de agradar, ofreciendo mejores sensaciones que en la anterior descarga en Madrid -a pesar de coincidir bastante en su repertorio-, como si el vigésimo aniversario supusiera una mayor responsabilidad.

Black-Eyed, Twenty Years, Too Many Friends, Special Needs alternaron distintas épocas y evidenciaron algunos de los diferentes registros que ha hecho gala la formación -del rock más oscuro y alternativo al más popero, pasando por un tono más intimista-, variantes que han ofrecido siempre el tándem Molko y Orsdal, los cuales mostraron su lado más cercano, hablando en castellano, en una ciudad que es también residencia del bajista nórdico.

Placebo, Vistalegre

El ruedo taurino no paró de saltar con el tercer y penúltimo repecho de emociones que traía la noche formado por cinco 'miuras' del calibre de Exit Wounds, Meds, Song To Say Goodbye, Special K y The Bitter End, siendo Meds una de las más celebradas, con Molko notando el cariño del público español en cada estrofa, dentro de una sentida ejecución del tema donde el reivindicativo bajo del sueco -enarbolando la bandera arcoíris del movimiento gay- dibujó una versión más personal.

Olsdal,

El amargo final proporcionado por The Bitter End fue más corto de lo que podría parecer dando paso al mismo bis que ya eligieron en julio, a excepción de un regalo procedente del pasado y que se llama Teenage Angst, venido directamente de su debut de 1996.

Tras esta sorpresa asomaron Running Up That Hill, Post Blue e Infra-red, los cuales volvieron a servir de broche definitivo para el trío, reconvertido hoy en un sexteto, y donde se presentó al enésimo batería del grupo. Un puesto que parece siempre cojear en la alineación de los londinenses.

No hay duda de que Placebo ha vuelto a conquistar Madrid, y viceversa. La estampa de Molko y Orsdal solos en el escenario y ensimismados ante los atronadores aplausos que los acompañaron hasta la última nota así lo atestiguan.

Una grandiosa faena a la que se le hubieran agotado los calificativos si hubieran incluido otros clásicos como This Picture, Days Before You Came, Slave To The Wage, Taste In Men, My Sweet Prince, You Don't Care About Us o Without You I'm Nothing. El día que lo hagan, saldrán por la puerta grande.

sábado, 16 de mayo de 2015

Silvio Piola, el eterno artillero del fútbol en Italia

La historia del deporte está llena de grandes gestas y de marcas que se van rompiendo con la llegada de nuevas estrellas, con el paso de los años. En Italia, si hablamos de fútbol, hay un jugador que sobresale por los registros anotadores y por la profunda huella que dejó en cada uno de los clubes que participó: él es Silvio Piola, el eterno artillero del 'calcio'.

Silvio Piola

El gran Silvio Piola nació en 1913 en la pequeña población de Robbio, en el punto medio de un cuadrado imaginario formado por las localidades de Vercelli, Novara, Pavia y Milán. Al norte de Italia, en pleno corazón de Lombardía.

Piola vino al mundo en un momento complicado de la historia de la humanidad, justo a las puertas de la Gran Guerra (1914-1918) que posteriormente condenaría a todo el planeta a revivir todas las penurias con el segundo conflicto armado (1939-45). En ambas contiendas, Italia participó.

Piola, el antiguo moderno delantero
Los sencillos gustos del Piola alejado de los terrenos de juego chocaban con su estilo moderno sobre el césped. Era un amante de la pesca y la caza, placeres que disfrutar en la naturaleza, en la soledad. Ese carácter esquivo no tenía su prolongación en el fútbol, donde participaba de la acción, de recibir de espalda, de asociarse y esperar a los compañeros e incluso rematar de chilena -recursos poco vistos por aquel entonces-, y, en especial, era famoso por su acierto ante la meta contraria y por luchar cada balón.

escudo del Pro Vercelli

La estrella del modesto gran Vercelli
Piola se crió bajo el abrigo de uno de los equipos más populares en aquella época de principios de siglo. Antes de que se instaurara el profesionalismo, el Pro Vercelli y el Genoa eran los absolutos dominadores del 'calcio'. Sólo el conflicto bélico y una sanción de la federación evitaron una hegemonía mayor del denominado como equipo de los 'leones'.

Entre 1908 y 1922 el conjunto lombardo se había convertido en siete ocasiones campeón de Italia. Un palmarés que todavía le mantienen como el séptimo equipo con más 'scudettos' del país.

La desaparición del fútbol amateur y la irrupción de los grandes equipos de Turín y Milán apartaron del camino del éxito a los camisas blancas, los cuales iniciaron una peregrinación por todas las divisiones del fútbol transalpino hasta su reciente regreso a Serie B, después de más de seis décadas sin pisar la categoría de plata del 'Calcio'.

Piola debutó con 16 años en el Pro Vercelli. Dejó números de auténtico veterano -51 goles en 127 partidos- durante las cinco campañas que estuvo en el club de sus amores, hasta 1934, justo en la penúltima temporada en la que la gran institución dejaba la primera división para no volver nunca más.

Giacomo Blason, Giuseppe Viani, Silvio Piola, Virgilio Felice Levratto y Attilio Ferraris (Lazio, 1935)
La estrella lazial del norte
El fútbol no era ajeno a los cambios políticos que había experimentado el país. A pesar de los deseos de Piola por estar en algún equipo del norte, las fuertes presiones políticas del Partido Fascista y del general Vaccaro condujeron al lombardo a la capital, a jugar en la Lazio, el equipo mimado por el gobierno, donde incluso Benito Mussolini era socio.

Con la camiseta blanca y celeste, y el águila como referente, Piola siguió escribiendo versos sobre el verde tapete a razón de 143 goles en 227 partidos durante 9 temporadas. Guarismos que le condujeron a formar parte de la selección nacional de Italia. Una de las más potentes del continente.


El nuevo atacante de Vittorio Pozzo
Piola se convirtió desde el primer momento en el referente ofensivo del nuevo esquema del seleccionador de Italia Vittorio Pozzo. Para refrendar su convocatoria, el futbolista se estrenó en Viena con un doblete ante el 'equipo maravilla' austriaco de Matthias Sindelar. No había duda de que el idilio de Piola con el gol se había trasladado también con la casaca nacional.

La Italia de Pozzo afrontó el Mundial de 1938 con el objeto de cerrar un ciclo maravilloso de títulos. La 'azzurra' había vencido la Copa del Mundo de 1934, bajo amenaza del propio Duce en caso de perder, y se había colgado el oro en los JJ.OO. de Berlín. Entre medias, el plantel había empezado a transformarse fruto de la edad de algunos jugadores y del empuje de los jóvenes.

Piola, Italia
Alineaciones de la Italia doble campeona del Mundo
Un relevo obligado donde se mantuvo la dupla en la medular formada por el 'juventino' Giovanni Ferrari y el interista Giuseppe Meazza, posteriormente también del Milan y motivo por lo que el estadio lleva hoy en día su nombre. Ellos fueron el pilar sobre el que Pozzo construyó su segundo proyecto mundialista, con Piola como nuevo ariete.

Italia - Inglaterra en Florencia, 1952. Piola es el tercero por la izquierda, de pie.

La rigidez de Pozzo en las concentraciones, con una actitud casi castrense, su capacidad para liderar los vestuarios y la calidad de sus futbolistas, empezando por la pareja Ferrari-Meazza y terminando con el acierto de Piola -5 dianas en el Mundial-, condujeron al segundo campeonato consecutivo de Italia en la Copa del Mundo celebrada en Francia, haciendo de Pozzo el único seleccionador que ha logrado dos Mundiales.

Huída a Turín
La ideología política de Piola, simpatizaba con el fascismo, y la irrupción de los nazis en Roma en 1943 obligaron a que el delantero, excesivamente popular ya por entonces, marchara de la capital para evitar ser reconocido y enrolado a filas.

En Turín, y bajo la camiseta 'granata' del Torino, disputó el extraño campeonato de entreguerras, donde coincidió con Mazzola, Ossola, Castigliano y Loik, todos ellos víctimas, años después -en 1949- de la desgraciada tragedia de Superga, el accidente aéreo que acabó con la plantilla turinesa.

Piola en el Torino FIAT
Del Torino pasó a la Juve, donde estuvo cerca de conseguir el que hubiese sido su primer campeonato de Liga. Piola contaba con 34 años y pocos podrían apostar a que todavía le quedaban páginas por escribir. Su segunda temporada como 'bianconeri' sirvió para dar el testigo al emergente Boniperti como futuro santo y seña de la entidad blanquinegra.

El sorprendente desenlace en el Novara
Rara vez un futbolista que deambulaba por la treintena era capaz de ofrecer todavía fútbol en sus botas. La venta de Piola al Novara fue todo un acierto para la escuadra lombarda. El delantero exprimió su talento en estos últimos años dando un ascenso a la élite a la entidad en su temporada de debut y nada menos que 86 goles a lo largo de siete campañas.

Con casi 41 años, y el Novara evitando el descenso a Serie B, Piola colgó las botas definitivamente, dejando un rosario de registros, alguno de ellos todavía no superados.

Logros de Silvio Piola: legado
  • Posee una media de casi un gol por partido en la selección italiana, 30 en 34 duelos.
  • Nunca consiguió el 'Scudetto', pero se proclamó campeón de la serie B con el Novara.
  • Dos veces máximo artillero de la Liga. Fue 'capocannoniere' en la 1936-37 y 1942-43.
  • En el centenario de su nacimiento, septiembre de 2013, la Lazio rediseñó la camiseta para homenajear a Piola, colocando el número de goles en su equipación y dotándola de un gusto clásico. 
  • Los 274 goles anotados en Serie A siguen siendo récord absoluto en Italia. El segundo de la lista, Francesco Totti, todavía está a una gran distancia de goles. Una brecha que presumiblemente nunca recortará.
  • Piola disputó 24 años de carrera deportiva a nivel profesional. Toda una plusmarca para el fútbol de época de entreguerras. 
  • Noveno jugador más veterano en jugar en Italia. Zoff, en 1983, rompió el registro de Piola de la retirada más tardía, que estaba en 40 años y 159 días.
  • También Zoff fue el responsable de superar, en la década de los 80, los 537 partidos como profesional de Piola.
  • Los equipos de Novara y Pro Vercelli cambiaron los nombres de sus estadios por el de Silvio Piola, agigantando la leyenda del mejor delantero del 'calcio', idolatrado en Italia y casi desconocido en el resto de Europa.

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