En esta ocasión, aprovechando la tormentosa, y pasajera, estancia del entrenador Brian Clough en el Leeds, sirve de eje para narrar, de manera no lineal, la carrera de uno de los técnicos más carismáticos del fútbol inglés, ligada a su amigo Peter Taylor y a la de su rival en los banquillos, Don Revie.
Brian Clough, el gran delantero
La First Division perdía un gran ariete y ganaba un nuevo entrenador, el más joven de la era profesional, de apenas 30 años.
Clough y Taylor se especializan en ganar ligas
Si como futbolista sus números eran soberbios, en los banquillos terminó por ser un personaje legendario. Como entrenador inició su actividad en el Hartlepools United formando pareja con su inseparable e indispensable compañero de fatigas, Peter Taylor, con quien ya había compartido vestuario durante la etapa de ambos en el Middlesbrough.Clough y Taylor guiaron a dos clubes hacia las cotas más altas de su historia: el Derby County (dirigido en la etapa de 1967-73), que llevaba una década abandonado y naufragando por la categoría de plata y conducirlo al histórico primer campeonato de liga para los 'carneros'. Posteriormente, trabajando para el Nottingham Forest realizaron la misma exitosa ruta, desde la segunda división a 'First Division', consiguiendo también el estreno liguero para los 'reds' y alcanzando sueños impensables al lograr dos veces la Copa de Europa (1979 y 1980), firmando un curioso dato, que probablemente nunca se superará: ser la institución con más títulos continentales que campeonatos nacionales.
Sólo una leyenda como Herbert Chapman había logrado en Inglaterra conquistar la competición doméstica con dos equipos diferentes: Huddersfield Town Football Club y el Arsenal. De esta manera, el tándem formado por Clough y Taylor entraban en un selecto grupo de técnicos de prestigio, igualando así a otros mitos contemporáneos de los banquillos ingleses como Don Revie en el Leeds y Bill Shankly en el Liverpool.
Peter Taylor (izquierda) y Brian Clough (derecha) |
Don Revie, el rival a batir
Nació, al igual que Clough, en Middlesbrough y también jugó como delantero bajo la camiseta rojiblanca del Sunderland. Su historial de traspasos, sumando sus cuatro ventas, le convirtieron en el futbolista más caro de la historia en aquel momento: Hull City, Manchester City, donde vivió la legendaria final de 1956 con Bert Trautmann en la portería, Sunderland y Leeds. Su paso en el Leeds, en el final de su carrera le sirvió para tomar la responsabilidad de compaginar el papel jugador y entrenador en su última campaña, una decisión transitoria tomada por la institución que acabó marcando una era.
Sus drásticas propuestas sorprendieron en el club: una de sus primeras medidas fue la de modificar la política del filial y la segunda: cambiar la indumentaria del equipo, que pasaba del azul y amarillo al blanco, emulando al mejor equipo del momento, década de los 60, el Real Madrid.
Casualidades de la vida, de blanco el Leeds rompió la mala racha de resultados y vivió una etapa gloriosa caracterizada por triunfos, títulos y un regreso a la élite del fútbol inglés en 1964, que no se abandonó hasta 1982.
Los chicos de Revie (desde 1961 a 1974), con jugadores como Peter Lorimer, Jack Charlton -hermano de Bobby-, Johnny Giles y el talentoso escocés Billy Bremner, se hicieron con 2 Ligas, 1 Copa, 1 Copa de la Liga y 2 Copas de Ferias, llenando las vitrinas de Ellan Road que no se volverían a abrir hasta 1992 para recibir la tercera liga.
Esta brillante época se caracterizó por un juego físico, más agresivo, profesionalizado y brusco que los hizo valedores de ser uno de los planteles más odiados de la First Division. ganándose el sobrenombre del dirty Leeds (el sucio Leeds).
El mérito de Revie fue hacer del equipo un cuadro compacto, gracias a su gran conocimiento táctico al que se le añadía un trato paternalista hacia sus pupilos que se sentían protegidos y ligados a su míster, ofreciendo su mejor versión, con un punto de agresividad mayor que el de sus adversarios y llevando los encuentros al aspecto físico, donde el Leeds era superior al resto de equipos ingleses.
Don Revie y Billy Bremner, en la final de Copa de 1972. Foto propiedad de mightyleeds.co.uk |
Revie dejaba tras de sí el recuerdo de 13 exitosos años en el Leeds, cuyo banquillo iba a ser sorprendentemente ocupado por uno de los técnicos con el que había tenido más problemas y discusiones: Brian Crough.
Se rompe el matrimonio deportivo
La pareja Clough-Taylor se rompió por un espacio de tiempo, Taylor continuó al frente del Brighton & Hove Albion y Clough aceptaba un reto personal de dirigir al mejor equipo de Inglaterra: el Leeds, que además tenía el morbo personal de haber sido entrenado por su gran rival, Don Revie.
La corta estancia de Clough, apenas 44 días, estuvo marcada por la huella que había dejado Revie y la nula relación de Clough con los capos del vestuario de Ellan Road condicionada por declaraciones incendiarias tanto a su llegada como por las que había realizado habitualmente, en una de las columnas periodísticas donde escribía, en contra de uno de los equipos que practicaba un fútbol más trabado, sucio y al límite del reglamento.
Además, Clough intentó imponer su vieja guardia, trayendo futbolistas leales que habían estado junto a él en otros proyectos y todo ello sin Peter Taylor. Los nefastos resultados y el ambiente irrespirable en el vestuario del vigente campeón de liga, acabaron con la aventura de Clough, incapaz de haber superado a su archienemigo Revie en su propia casa.
La entrevista en la televisión de Yorkshire
Revie era el espejo en el que la mayoría de técnicos querían mirarse, pero Brian Clough comenzaba a escribir su particular versión de Blancanieves para mostrarse como el mejor de todo el reino.
Taylor, el contrapunto de Clough
Clough, quien padecía serios problemas de alcoholismo, era una persona prepotente, arrogante, con un discurso directo, mordaz, polémico y un extraordinario motivador que sabía llevar a sus hombres al mejor estado anímico con prácticas poco habituales como: llevarse toda la plantilla del Forest a Mallorca para desfasar durante toda semana, como previo a la disputa de la final continental contra el Hamburgo o hacer que Frank Carson, cómico irlandés, contara chistes en el vestuario antes de un partido.
Taylor era el contrapunto, dejando los focos y la atención a Clough, siendo el equilibrio en las decisiones que en la mayoría de los casos provocaban situaciones tensas en las relaciones entre la dirección técnica y la cúpula directiva.
Ambos imprimieron a sus clubes un toque de romanticismo, un brillo de tradicionalismo entre un profesionalismo que comenzaba a emerger en las Islas con un fútbol práctico, de toque y apertura a bandas, respetuoso con los colegiados, tenían prohibido protestar, y algo alejado de la violencia que adquirían ciertos encuentros de la década de los 70 y 80.
Peter Taylor y Brian Clough, en la final europea de Madrid en 1980 |
Clough y Taylor sabían elegir a sus jugadores, futbolistas en muchos casos con grandes cualidades que habían permanecido ocultas hasta la aparición del tándem técnico que sabía exprimir el talento de sus hombres. Uno de los casos más notables fue el de John McGovern que pasó de jugar la cuarta división a levantar la ‘orejona’ como campeón de Europa.
Todo ello gracias a un vínculo de confianza y lealtad que creaba con sus hombres, que solían acompañar a Brian Clough en cada uno de los destinos, como Dave Mackay, el citado Mc Govern, O’ Hare, Collin Todd o el escocés , famoso por su gol en 1978, Archie Gemmill. Futbolistas, en muchos casos, que dejaban de brillar cuando no estaban bajo la dirección de Clough y Taylor
El milagro futbolístico del Forest
La nefasta experiencia del Leeds fue compensada, con creces, con el milagro futbolístico del Forest. Un conjunto de segunda división al que Clough, acompañado esta vez de Taylor, supo moldar con sus propios patrones. En esta etapa volvían a sumarse la retahíla de lugartenientes fieles a la pareja: McGovern, O’Hare, Gemmill, a los que se alistaban jugadores que Taylor era capaz de localizar, futbolistas sin apenas opciones de mostrar su categoría, pero con hambre de títulos y una enorme necesidad de explotar aunque fuera en sus últimos días de carrera deportiva.Aquella plantilla dominó el continente por dos años consecutivos, además del título doméstico, un éxito sin precedentes que coronó a una generación de jugadores como Martin O'Neill, Peter Shilton, Viv Anderson, Trevor Francis o John Robertson.
Celebración de los jugadores del Forest tras el gol de Robertson en la final europea de 1980 |
Una vida con el Forest
Su idilio con el Notthinghan Forest duró 18 temporadas, hasta 1993, firmando la mejor época del club bajo su eterno jersey verde, aunque su despedida se vio empañada por el descenso de categoría de la institución y la imagen deteriorada de Clough, cuyo alcoholismo avanzaba mermando la capacidad del brillante técnico.A pesar de sus números, tanto como jugador y entrenador, su historia personal con la selección fue la de un amor platónico: se enfundó dos veces la camiseta de los tres leones y nunca fue seleccionador con Inglaterra, un eterno candidato cuyas formas no casaban con la rectitud de la Football Association.
La pérdida de Peter Taylor
Desde 1982, la eterna pareja Clouh-Taylor se rompió deportivamente llegando en los últimos años a deteriorarse la relación amistosa. En 1990 la media naranja deportiva de Clough, Taylor, dejaba de exprimir talentos y fallecía en España.
Brian Clough murió en septiembre de 2004, su dependencia a la bebida, acrecentada desde la muerte de Peter Taylor, provocó numerosos problemas físicos que terminaron por quitarle la vida.
Estatua de Clough y Taylor en Derby. Foto propiedad de Russ Hamer |
A pesar de la rivalidad existente entre estas dos últimas localidades: Derby y Nothingham, el legado que dejó en los corazones de la provincia hizo que la carretera que une dichas ciudades se denomine la carretera de Clough. Es hijo adoptivo de ambas poblaciones y el encuentro que los enfrenta tiene en juego el trofeo en honor al malogrado técnico.
El camino de Clough. Foto propiedad de Russ |
Frases para la posteridad de Clough
- "Si Dios hubiera querido que jugáramos al fútbol en las nubes, hubiera puesto hierba ahí arriba".
- "Dicen que Roma no se hizo en un día. Pero yo no estaba dirigiendo aquel trabajo".
- A sus hinchas del Derby "Sólo empezaron a cantar al final, cuando ya íbamos ganando por un gol. Quiero oírlos cuando estemos perdiendo. Son vergonzosos".
- A los jugadores del Leeds en su primer día de trabajo: "Hasta donde yo sé, podéis tirar todas esas medallas que habéis ganado estos años a la basura, ya que las ganasteis todas robando".
- Tras sus 44 días al frente del Leeds: "Hoy es un día espantoso... para el Leeds United" .
- Sobre su delantero: "John Robertson era un joven realmente muy poco atractivo. Si un día me encontraba un poco mal, me sentaba al lado suyo. Parecía el maldito Errol Flynn comparado con él. Pero le dabas un metro de césped y era un artista. El Picasso de nuestro deporte".
- "Si me discutiera un jugador, nos sentaríamos juntos unos veinte minutos, hablaríamos del asunto y al final decidiríamos que yo tengo razón".
- "Dios no te ha dado seis tacos para que los claves en la pierna de un rival".
- "No fue un gran partido, ellos fueron un equipo aburrido. De hecho, Suecia es una nación aburrida. Pero hemos ganado, qué importa lo demás".
- "No digo yo que fuera el mejor entrenador del mundo. Pero siempre ocupé el primer puesto de la lista".
- "No quiero epitafios de frases profundas ni nada de ese rollo. He aportado algo. Espero que eso sea lo que digan de mí, y ojalá le haya gustado a alguien".