martes, 1 de julio de 2025

Sharleen Spiteri, las hadas del Botánico van de Texas a Escocia

 Desde hace unos años hay tres formas para saber que ha llegado el verano: el calor, obviamente, el anuncio de Estrella Damm, que sitúa nuestras vacaciones en un nivel que luego muchas veces no se corresponde con la realidad, y el Festival Noches del Botánico de Madrid, que durante los meses de junio y julio ofrece conciertos diarios en la capital española.

El Festival, que está situado en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid, no confundir con el Real Jardín Botánico del Paseo del Prado de la capital, ha ido ganando público, notoriedad y relevancia con el paso del tiempo. Un clásico moderno con un sello personal.

Si uno buscase la definición de ecléctico en un diccionario, debería de aparecer la imagen de este Festival, que no acaba de estar etiquetado con ningún estilo, porque siempre dan cabida a distintos artistas en un entorno único. El enclave y la variedad musical son la llave del éxito. Entre ellos, los escoceses Texas, con un tono meloso y una de las voces, y rostro, más dulces que tiene el pop-rock: Sharleen Spiteri.

Texas en el Festival Noches del Botánico de Madrid, 30 de junio de 2025

El Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid es un oasis de silencio en mitad del bullicio de Madrid. Un paraje idóneo para escuchar al grupo escocés Texas, cuyo título proviene de la película de Wim Wenders. Aunque Escocia también ese país es ruidoso, especialmente cuando se disputa un Celtic - Rangers en Glasgow, la ciudad natal del grupo.

Bajo un amenazante cielo gris, que apenas descargó agua, Sharleen Spiteri comenzó susurrando su célebre frase "I don't want a lover, I just need a friend", de su primer disco, de su primer flechazo, ya ha llovido desde 1989, aunque no lo hiciera en esta noche tórrida de calor tropical.

Texas Botánico Madrid

Te das cuenta que los años han pasado pero que por algunas personas han pasado algo menos. Sharleen Spiteri era tu crush, aunque por aquel entonces no sabías qué era eso, y ahora sigue siendo un rostro hermoso. 

Halo es potente y guitarrera. Es un temazo que arranca con aire oriental y sigue de un modo más occidental. ¡Vaya manera de empezar! Texas es el clásico grupo que piensas que conoces dos temas y, aunque tengas un oído vago, y por poco que escucharas música en el anterior siglo, la cifra pasa a ser como mínimo de una decena de canciones populares, como Everyday Now. imposible no conocerla, o So In Love With You, con ese toque exótico tan sensual, otro habitual de la radio.

Summer Son habrá sonado muchas veces en todo el planeta, pero en un día de verano y en un sitio tan soleado como España encaja a la perfección. Es un tema que muestra ese ramalazo más discotequero y experimental de la banda, donde los sintetizadores y la electrónica habían ganado la batalla a las guitarras con el paso de las décadas. Aunque en esta ocasión fuera ofrecida en una versión más guitarrera y gamberra. Lo de rescatar Thrill Has Gone en el repertorio era todo un acierto y una grata sorpresa.


 
Si las hadas conceden tres deseos, Texas ofrece innumerables canciones eternas: The Conversation, con ese aire sureño renovado, country del siglo XXI, con el que dar paso a When We Are Together, In Demand, con el actor Alan Rickman siendo todavía seducido en una gasolinera en la mente de todos en una noche que parecía no tener fin. Y esta noche también iba a tener fin, aunque antes sonara Mr. Haze y Black Eyed Boy, devolviendo el protagonismo a las guitarras, y Say What You Want como primer cierre.

De repente recuerdas cómo te impactó 'Trainspotting', paseas mentalmente por el casco viejo de Edimburgo y hasta lucharías junto a William Wallace para liberar Escocia si pudieras viajar en el tiempo. Todo te parece hermoso en ese momento, especialmente si Sharleen Spiteri está delante.

Y es que encima es agradable, simpática, dicharachera a más no poder, recalcando el calor que hacía, hablando de su hija o de sus orígenes, cualquier tema era válido. Aunque es un riesgo hablar en inglés con el público, sabiendo que España está llena de personas con un CV que reza que el nivel del segundo idioma es medio-alto, aunque el medio sea aquí bajo y el alto no llegue a la altura.

El bis final llegaba con Inner Smile, en cuyo videoclip se hacía un guiño a Elvis Presley, para ya ser completo al sonar Suspicious Minds, cantada por el Rey, escrita por el compositor Mark James, casualmente nacido en Texas, y ahora inmortalizada por Sharleen Spiteri, eterna hada del Botánico, la cual ha vuelto a demostrar por qué el grupo siempre ha gustado tanto en España, con una gran colección de canciones, mucha conversación, una preciosa voz y mucha magia.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Bad Religion: 45 años en 25 canciones para un festival punk

 Uno se hace mayor a medida que se ve que sus grupos musicales se hacen mayores. Los californianos Bad Religion llevan desde 1980 sumando feligreses que adoran ese punk rock melódico tan marca de la casa. Un hardcore melódico que adoptaron los skaters para llevar sobre ruedas a este grupo al estrellato. No es el único logro de esta banda, y es que la popularidad de las zapatillas Vans y el legado musical a través de su sello discográfico Epitaph son otros de sus avales.

Bad Religion se ha caracterizado por canciones de corta duración pero un intenso mensaje, político o religioso, o ambos temas cruzándose entre sí, y también por unos coros de voces que acompañan a unos variados riffs.

Al frente de la formación está el vocalista Greg Graffin, con aspecto de profesor, y es que realmente ejerce como docente en UCLA (Universidad de California). El guitarrista Brett Gurewitz junto al bajista Jay Bentley, con alma de eterno adolescente, son la base de Bad Religion.

Después de 45 años siguen siendo un referente en el punk. De ahí que esta gira de aniversario casi sea una especie de festival por la cantidad de grupos que quieren acompañar a estos clásicos modernos del punk estadounidense.

Bad Religion + Agnostic Front + Strung Out + Crim y Belverde en el Movistar Arena de Madrid, 13 de mayo de 2025

Las cinco de la tarde es un horario más taurino que musical. Por otro lado, el hecho de contar con cinco grupos en el cartel acercaba al concierto más a ser un festival que a ser un concierto en sí: un concierto con alma de festival estival, pero en mitad de la primavera y en día de diario.

Los canadienses Belvedere sufrió el mal de los grupos teloneros: poco público y problemas de sonido. Pese a ello, la batería lideraba con un sonido atronador que parecía la policía montada del Canadá cuando llega trotando en 'Los Intocables de Eliot Ness'.

Bajo un enigmático telón de fondo, mezcla de catedral gótica, cultura egipcia y el tarot, el grupo Crim, sonó compacto y veloz. Sin tiempo para charlar. Tralla pura desde Tarragona. Voz gutural con letras en catalán que a veces recordaba a Hamlet o a Motorhead, una final línea entre el hardcore y hasta el heavy metal.


El quinteto californiano Strung Out sabe lo que hay que hacer para dejar en ebullición un pabellón. Carisma, una voz rasgada y brutales cambios de ritmo, de lo melódico a más agresivo. Varios registros y riffs brutales. También aparecieron los primeros pogos entre el público. La primavera punk alteraba la platea.

Agnostic Front
. Si la estética lo es todo, lo suyo es intimidar e incitar. No te gustaría tenerlos de amigos; tampoco de enemigos, porque parecen rivales de los Warriors por el metro de Nueva York, pero lo suyo es transmitir energía, tanto como una central eléctrica a ritmo de punk.

El turno era para Greg Graffin, Jay Bentley, Brian Baker, Mike Dimkich y Jamie Miller, con la ausencia de Brett Gurewitz. O lo que es lo mismo: Bad Religion y la gira de 45º aniversario.

La fórmula era clara: alternar clásicos con temas más presentes o sorprendentes. Recipe For Hate, You Are (The Government), No Control y por el otro lado Supersonic, Candidate o My Sanity, demostrando que lo moderno no tiene que ser peor.


Como si fuera un coche que va tomando velocidad a medida que recorre kilómetros, los grandes éxitos se iban sumando a la lista, con alguna omisión casi imperdonable, como dejar Anesthesia fuera del setlist, pero es que el repertorio es tan grande que es imposible contentar a todos.

¿A quién quieres más? ¿A papá, a mamá, a la abuela o al abuelo? ¿Te gusta más el 'Suffer', el 'Against The Grain' o el 'No Control'? ¿O eres más del 'Stranger Than Fiction'? Había donde elegir. El público disfrutaba botando y algunos levitando entre la multitud. Una noche idónea para los milagros y para dejar aparcado el monopatín, si es que aún se conserva.

Si algo tiene Bad Religion son melodías muy reconocibles, temas muy rápidos, un tono muy melódico apoyado en coros y un punk muy alegre. Y así estaba siendo el concierto, volando con una sexta marcha que con Atomic Garden, You, Generaton, 21st Century e Infected era ya una velocidad de crucero y una sola voz.

Cease y Fuck You conducían a un bis donde el medio tiempo Sorrow demostraba que la religión, la política y la ironía siempre han sido temas recurrentes de esta banda californiana, por lo que su célebre American Jesus, el cual critica el uso partidista de Dios para algunos estadounidenses, era la canción idónea para cerrar esta especie de festival punk de más de 6 horas de duración y mucha diversión. 45 años no son nada, especialmente si todavía disfrutas de Bad Religion y su legado musical.

lunes, 7 de abril de 2025

El rock es más hermoso con Lenny Kravitz al frente

 Dicen que las personas atractivas lo tienen todo más fácil en la vida. Lenny Kravitz es uno de ellos. Un músico que ha superado modas, épocas y tendencias. Él ha triunfado como solista en el mundo del rock. Algo no muy habitual, como tampoco es muy habitual por su raza, como él mismo afirmaba en 2023: “He sido ese sueño y ejemplo de lo que puede hacer un artista negro. No estoy aquí por los elogios. Estoy aquí por la experiencia".

Al final la experiencia y los elogios le han llevado a enamorar y engatusar a distintas generaciones. Porque además de buen músico, tiene carisma y magnetismo, tan importante en este mundo actual donde la imagen vende mucho. De hecho, suyo fue el espectáculo musical en el previo de la final de la Champions entre el Borussia Dortmund y el Real Madrid en 2024. Y es que si hubiera un título entre las estrellas individuales del rock, estaría jugando la final porque es casi el último solista del rock, donde prima lo colectivo.

El artista neoyorquino tiene 60 años pero podría pasar por un cuarentón, hasta en este apartado ha sido agraciado con el don de parecer eternamente joven. Heredero de Prince, bebe musicalmente de muchas y variadas influencias, jazz y blues, rock y soul. Suma 12 discos e innumerables giras que arrancaron en 1990. Es multiinstrumentista y fotógrafo, también actor y reclamo publicitario. Un hombre del renacimiento en pleno siglo XXI al que parece que nada se le dé mal.


Lenny Kravitz + Estrella Morente en el Movistar Arena de Madrid, 6 de abril de 2025

La gente se acostumbra a los nombres, por extraños que parezcan, y cuesta sacarlos de sus cabezas. Por mucho tiempo que pase habrá gente que llamará Wanda al Metropolitano y Wizink al Movistar Arena, aunque el patrocinador haya cambiado. El imaginario colectivo es así de sorprendente. Pese a ser domingo, un día para ver la tarde pasar desde una ventana, el público se desprendió de su pijama y se desplazó al Palacio de los Deportes para ver y escuchar a Estrella Morente y después a Leonard Albert Kravitz, en ese orden.

Estrella Morente, hija del cantaor Enrique Morente y de la bailaora Aurora Carbonell, lleva el arte y Andalucía en las venas. Lenny Kravitz es fan de la granadina. Su show fue corto, apenas de 25 minutos, y amenizado por la aparición de la bailaora Belén López. Una explosión artística visual y sonora.

Si variopinto era el público, en gran parte femenino, variopinto iba a ser el repertorio del norteamericano, quien tocó buena parte de su discografía y mostró lo versátil que es. Empezando por ese Brig It On que rezuma a Led Zeppelin por los cuatro costados, siguiendo con el guitarreo más ecléctico de Minister Of Rock 'n Roll o el funky popero de TK421, con reminiscencias a los desparecidos australianos INXS. Pronto llegó uno de sus grandes temas, de Lenny, con ese Always On The Run que te invita a vibrar, saltar y cantar, todo ello bajo el sello de calidad del guitarrista Slash, coautor de este sencillo.

Cuatro canciones y se podía decir que ya todo el pabellón estaba a sus pies, pero no nos engañemos, ya se habían rendido desde el primer instante, y más si no paraba de sonreír, de contornearse o de chapurrear español. Todo a la vez y en todas partes. Con esa chulería que tiene, haciendo abanicar a más de una persona, aunque no hiciera calor, porque este señor provoca cambios de temperaturas.

Posiblemente Believe tiene el cambio de ritmo más espectacular de la discografía de Lenny Kravitz. Un desenlace épico para un tema que le vuelve a acercar a Prince, el espejo al que muchos quisieron reflejar, aunque cada uno tuviera su rumbo.

Porque Stillness Of Heart y Believe funcionan genial solapadas. Son medio tiempos con almas de balada, con estribillos muy reconocibles y sensuales. Un adjetivo que encaja perfectamente en este estadounidense sexagenario que parece que se haya quedado en la década de los cuarenta tras encontrar el elixir de la juventud.

Volviendo al concierto, Honey, perteneciente al último disco, es puro soul y parece rescatado del pasado, mientras que Paralyzed es psicodelia absoluta. Low bajaba una imaginaria bola de discoteca y The Chamber ponía el toque canalla a la escena. Todo bajo la atenta mirada de Lenny, quien asistía como maestro de ceremonias, reflejándose todo en sus perennes gafas de sol. Faltaba la certera cámara de Oliver Stone o de Francis Ford Coppola inmortalizándolo todo.

La espera para los más grandes éxitos había llegado a su fin. El piano de I'll Be Waiting lo atestiguaba. Es una canción tremendamente elegante. Al igual que It Ain't Over 'Til It's Over, solo que esta es incluso más bailable, de las que te pueden servir como último suspiro en un local para que las parejas dancen pegadas. 

Again seguía dejándonos con un buen sabor en la boca: dulce y acaramelado. American Woman, que pese a ser una versión, reivindicaba el hueco todavía para las guitarras, que ya comenzaban a volar con el Fly Away, otro de esos temas explotados con las campañas publicitarias, en este caso del Peugeot 206.

Y es que el señor Kravitz siempre ha sido un gran reclamo comercial. Are You Gonna Go My Way huele a perfume - concretamente a YSL- y sabe a última copa en un bar: es todo energía y ritmo reinando en el ambiente. Pero no solo él, sino toda la banda con la que ya suman muchos años de carretera, destacando a su guitarrista Graig Ross y la baterista Cindy Blackman.

Algo más pausado, pero igualmente icónico, es el Let Love Rule, que se alargaba como la noche madrileña, mientras Lenny se desplazaba por todos los rincones del pabellón sorprendiendo como si fuera el tren de la bruja, incluso llegando hasta el graderío hasta abrazar a los oscarizados actores Javier Bardem y Penélope Cruz, para después continuar con esta liturgia musical tan sexy como su cantante, quien no deja de expandir su amor por el aire allá donde pase. Y es que la arruga es bella también en el rock.

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