domingo, 13 de julio de 2025

De Madrid al cielo; de AC/DC al infierno, con cuernos

 La vida es corta y hay que ver y hacer muchas cosas. Hay que ir una vez al menos a Nueva York, a Roma, París o a Londres, y no te olvides de Florencia. Hay que ver la Mona Lisa, también la de El Prado, y hay que ver a AC/DC en directo, aunque no te emocione. Es uno de esos grupo de obligado visionado, de esos dinosaurios del rock que lo mismo un día se extinguen y no habrá un Steven Speilberg para mostrarlos en pantalla.

AC/DC tienen muchas particularidades. Una de ellas es tener una tipografía propia que hace que su logo sea una marca propia reconocible universalmente y que se vende sola. Otro detalle importante es que su música ha traspasado generaciones y gusta aunque no guste. Una música muy identificable y que suena a ellos mismos, denominación de origen propia con sello de calidad.

Otro punto interesante es que generalmente se considera una banda australiana, por su nacimiento en Sidney, aunque la procedencia de algunos miembros de Glasgow, especialmente los hermanos Young -Malcolm y Angus-, y ahora el propio Stevie Young, sobrino de Malcolm, fallecido en 2017, hacen que también se considere como escocesa. Una reivindicación que incluso saltó al Parlamento en Edimburgo.


AC/DC y The Pretty Reckless en el Estadio Metropolitano de Madrid, 12 de julio de 2025

Iron Maiden, Metallica, Rolling Stones, Kiss y Guns N' Roses son algunos de los grandes nombres del rock. AC/DC es parte de esta alineación de mitos, sin duda, con el aliciente extra de llevar una década sin tocar por Madrid, demasiado tiempo para una sociedad tan esclava del reloj y tan necesitada de entretenimiento.

Uno no está para perder oportunidades, y menos para perderse una gira de AC/DC, por eso la expectación era máxima y el Metropolitano iba a acogerlos por dos noches, tras el éxito de ventas de la primera parada.  

AC/DC tiene alma de blues pero espíritu de rock: empezando por sus leyendas, acerca del origen del nombre, polémicas, principalmente religiosas por sus coqueteos con el diablo, y hasta historias repletas de exceso, como el trágico final del primer cantante, Bon Scott. Una biografía de puro rock.

The Pretty Reckless ejercieron de perfectos teloneros. Hard-rock y una líder al frente, la estadounidense Taylor Momsen, que llama la atención solo con su presencia: larga melena rubia, herencia de su pasado ruso, carácter, actitud y potente voz. Encandiló al público que iba llenando las pistas y asientos del Metropolitano.  

Empezaron con Death By Rock And Roll, y cantaron nueve temas, entre ellos Going To Hell, supongo que por la autopista que tenía preparada después AC/DC, y terminaron con el medio tiempo Take Me Down, muy blues y ochentero, y que bien podrían haber firmado Guns N' Roses o Bon Jovi.


La noche parecía querer apuntarse también al concierto de AC/DC. El estadio del Atlético iba oscureciéndose para ser bañado de nuevo por las luces del escenario y salpicado en el graderío y pistas por los cuernos luminosos de color rojo que llevaba la gente en sus cabezas, como si fuera un aquelarre colectivo. Silencio, nervios y primeros acordes de If You Want Blood (You've Got It). Con el calor que hacía, cualquier líquido es válido, aunque la sangre no hidrate como debe.

AC/DC acumula décadas de experiencia y cientos de éxitos. Decir cuál es su mayor aportación es entrar en una discusión, pero decir que Back In Black es un ejercicio de superación y de crecimiento personal es indudable. Un tema, una portada y un álbum en color negro para superar la muerte de Bon Scott. 

Los hits iban cayendo intercalados. Los más famosos se colaban entre los más habituales y alguno menos popular. Café para cafeteros en algunos momentos. Porque Thuderstruck se la sabe todo el mundo: es patrimonio sonoro de la humanidad.

Hells Bells obligaba a bajar la campana que estaba suspendida. Los tañidos transforman momentáneamente el Metropolitano en el Millerntor de Hamburgo, donde juega el St. Pauli y donde suena esta melodía cada vez que saltan los jugadores al césped. Bonita liturgia para un club de culto.

 

Angus Young se mostraba en plena forma, haciendo honor al apellido pese a su pelo cano. Carreras alocadas, esos pasos y ese caminar que todos hemos imitado en alguna ocasión. Como un niño revoltoso en el pasillo de casa de sus abuelos. Y esa maestría con la guitarra. Incluso tocándola con una corbata, después de haberse desprendido de su eterna indumentaria de colegial.

El calor era tan intenso que Angus se había despojado de la corbata y se había quitado varios botones de la camisa, como si fuera tu tío cuando pierde los papeles en la boda de tu prima. Brian Johnson tampoco estaba mejor, y su boina se había transformado en un momentáneo gorro de ducha.


Y más calor emanaba la caldera del Metropolitano cuando se interpretó el Highway To Hell. Esta canción es parte de la cultura pop. Referente absoluto en el género, ha aparecido en multitud de películas de distintos géneros, incluyendo los Simpsons. Es un grupo que le encaja a Bart, no hay duda. 

Dirty Deeds Done Dirt Cheap, High Voltage, Riff Raff precedían a You Shook Me All Night Long. Whole Lotta Rosie acompañaba a una versión extendida del Let There Be Rock, con Angus Young como maestro de ceremonias junto a su inseparable guitarra. Riffs imposibles, plataformas que se elevaban o lluvia de confetis. El stage era una constante caja de sorpresas. Un espectáculo de magia con varias chisteras.

El bis final llegaba con otro par de clásicos. ¿Y a estas alturas, cuáles ya no son clásicos? T.N.T. es otro tema con pasado y futuro hollywoodiense, de las que asoman y saldrán en multitud de películas. El último tema de la noche era el For Those About to Rock (We Salute You), con salvas de cañones incluidas para recordar que el rock sigue muy vivo y que con AC/DC seguirán presentando batalla.

sábado, 12 de julio de 2025

Mad Cool, un parque de atracciones musical con noria incluida

 El Mad Cool es un parque de atracciones musical para adultos. Con su noria, sus puestos de comida, sus carpas con promociones y varios escenarios, tres principales, en los que disfrutar de los distintos artistas con muchos decibelios. El Festival nació en 2016, en Madrid, y arrancó en la Caja Mágica, como primera sede, para después vivir tres ediciones en Valdebebas, al norte de la capital. Desde 2023 se realiza en Villaverde Alto, casi en el límite de Madrid con Getafe, de hecho hasta se pueden ver las torres de iluminación del Estadio Coliseum.

El Mad Cool es en cierto modo heredero del Festimad, en el sentido de ser un festival musical para grandes masas en Madrid dedicado al pop, rock y metal. Aunque en esencia fueran distintos, dado que el Festimad, nacido en 1994, buscaba por un lado la promoción de nuevos artistas, además de la difusión de otros más consagrados.


Nine Inch Nails, Alanis Morissette, Kaiser Chiefs, Benson Boone y Hermanos Rodríguez en el Festival Mad Cool de Madrid, 11 de julio de 2025

"Y el mundo me parece más amable, más humano, menos raro", cantaba La Cabra Mecánica y María Jiménez. Esa es la sensación que tiene uno cuando está en el Mad Cool. Público internacional con ganas de divertirse y de mantener una conversación. Porque es un festival musical, pero también da tiempo a perderse por el resto de actividades, o perderse porque sí, mientras se va de un escenario a otro. O perderse con la gente, que cada vez viene de más distintos puntos del mundo: Reino Unido, Italia, Estados Unidos o Francia, principalmente.

El viernes destacaba la actuación de dos artistas muy distintos pero con lazos en común: Trent Reznor y Alanis Morissette. Ambos son norteamericanos, el primero de Estados Unidos y ella de Canadá, los dos vivieron sus mejores momentos en la década de los 90 y el cine es una parte importante de sus biografías. Para Trent, por sus BSO junto a Atticus Ross, y para ella por sus apariciones, como su divino papel en Dogma, de Kevin Smith.


Pero antes de ellos, como si fuera una comida de picoteo, se podía probar de otros platos. Hermanos Gutierrez hicieron lo más complicado, que es abrir a las 18:00h con poca audiencia y el sol de cara. Muy acorde con el sonido que generan con sus guitarras y que teletransporta al desierto o a un película de Quentin Tarantino.

Benson Boone tiene aparentemente todo en la vida. Es un chico con suerte: tiene una familia que le adora, dedicó a sus padres uno de los temas, tiene una extraordinaria voz, juventud, vitalidad -ojo con sus acrobacias, saltos y volteretas-, simpatía, belleza, es el Paul Mescal de la música. Y tiene también un ramillete de buenas canciones, con mucha sensibilidad, como In The Stars o potentes como Sorry I'm Here for Someone Else. Terminó el show mezclándose con el público. Más de uno o una se lo hubiera llevado a casa.

Alanis Morissette empezó pronto a recibir la atención del público, para poco después perder ese gran interés. Su tercer trabajo, 'Jagged Little Pill' (1995), es reivindicativo, es un grito de rabia ante la sociedad, por parte de una mujer joven, contaba con 21 años en aquel entonces, que reclama igualdad, su papel, su rol y su espacio en la vida. El álbum cumple 30 años y su mensaje sigue intacto y su importancia musical, también.

Aquel disco contó con el apoyo de Flea, de Red Hot Chili Peppers, y de Madonna, quienes vieron potencial en este trabajo que caminaba con mucho estilo entre el pop y rock, en su variante más 'grunge'. Y quienes somos el resto de humanos para llevar la contraria a Madonna. Si ella vio algo, nosotros también. Y, además, no se equivocó.

Tiró de clásicos y otros menos clásicos. Son temas que tienen algo especial. Se lanzó con Hands In My Pocket para tener al público en los bolsillos y ya de ahí no se movieron, menos para contornearse al ritmo de sus melodías. Head Over Feet, You Learn e Ironic, con todo el mundo cantando, sonaron deliciosas.

Acabó con You Oughta Know, Uninvited, tan potente y maravillosa como siempre, y ese alegato de gratitud que desprende Thank U.

Kaiser Chiefs tiene ese alma de grupo musical de estadio, de Elland Road concretamente. El grupo de Leeds juega con los estribillos y los coros de sus seguidores. En su setlist no podía faltar Ruby o I Predict A Riot. Todo ello intercalado con un homenaje a The Ramones en forma de Blitzkrieg Bop.

 La vida te lleva por muchos caminos y los escenarios del Mad Cool te transportan a distintos viajes. El nuestro era ver a NIN. Nunca se sabe cuándo es la última vez que uno va a ver a Trent Reznor cantando como líder de Nine Inch Nails. El artista estadounidense es posiblemente uno de los grandes genios de la música contemporánea. Multiinstrumentalista, compositor, productor musical, bajo cuyo paraguas Marilyn Manson cosechó su mayor éxito. En los últimos años compone bandas sonoras para películas junto a Atticus Ross, siendo galardonados con los mayores premios existentes: Grammy, Globos de Oro y Oscars de Hollywood.

El estilo de NIN, acrónimo de la formación, es difícil y a la vez fácil de definir. Es metal fusionado con electrónica, música industrial que incita a moverse, a bailar, a vibrar mientras el ritmo corre por tus venas a través de distintos elementos: guitarras, samplers, teclados, saxofones, pianos, mesas de mezclas, baterías convencionales y/o electrónicas. 

Reznor no es el más simpático del panorama musical, tampoco el más dicharachero, él se aferra al micrófono, como si fuera un salvavidas en mitad de la inmensidad, para contornearse y desnudarse con palabras. 

Empezó con un repertorio y potente, conocidos para todos. ¡Brutal! The Beginning Of The End, Wish, March Of The Pigs o Piggy. Todo ello con un escenario minimalista, en lo estético que no en lo luminoso, para ofrecer dosis de música compleja. Gastar las balas al principio es arriesgado y ese, puede, el punto negativo a la actuación.

Bajo esa atmósfera maravillosa, oscura, asfixiante que genera Atticus Ross, la actuación seguía su trazada. Closer te conecta con otra dimensión a base de pulsos mientras todos los instrumentos se recrean entre sí. Copy A provoca electricidad. Mientas que Every Day Is Exactly the Same es una mentira, porque desgraciadamente ningún día es igual si hoy tenemos a Nine Inch Nails y mañana no. 

El desenlace era épico, como una subida al Mont Ventoux en el Tour de Francia. Escarpado, sin vegetación, exhausto y mágico. Donde el cielo y la tierra se juntan. Burn, The Perfect Drug y The Hand That Feeds. El preludio del final lo formaban la siempre vibrante Head Like A Hole, es como una descarga de energía, y esa maravilla de confesión personal llamada Hurt, la cual es desgarradoramente bella, duele y sana al escucharla, es un marchitar y una primavera a la vez, y que susurrada por Reznor te abre las puertas del paraíso. No hay mejor forma de terminar un concierto ni una jornada de festival. Ni la habrá.

jueves, 10 de julio de 2025

Wunderhorse: rock del siglo XXI que suena a Nirvana o Radiohead

Llega un momento en el que uno parece estar viviendo lo que ya vivió. No es un deja-vu, es simplemente que la sociedad rescata elementos del pasado en el presente, y lo seguirá haciendo en el futuro.

La ropa deportiva es ahora retro o vintage, y los clubes vuelven a rescatar antiguas equipaciones con el que generar un vínculo con el aficionado, si es que ya no lo tenían.

El cine no para de revivir sagas que parecían en punto muerto o que habían terminado. Superman vuelve a las pantallas y lo hace en un verano en el que todos sabemos lo que hicimos, y en el que Danny Boyle vuelve a dibujar un apocalipsis con infectados... aunque no sean realmente 28 años después.

La música no es ajena a esta tendencia. Por eso a nadie le sorprende que un grupo como Wunderhorse, surgidos en 2020, tengan un retrovisor musical y se miren en grupos como Stone Temple Pilots, Bush o Radiohead, en plena década de los noventa. 

La revista musical inglesa New Musical Express consideró el álbum de debut 'Cub' como el más prometedor de 2022, alabando sus raíces punks. Una gran carta de presentación que han querido prorrogar con 'Midas' (2024), quien según la mitología griega convirtió la codicia en una maldición. Un desenlace muy acorde al mundo del rock.

Wunderhorse mira al futuro pero no se olvida de lo hay que detrás, especialmente el sonido que dejó el 'grunge', aquellos grupos que proliferaron por Seattle a finales del siglo XX, como Nirvana, Pearl Jam, Soundgarden o Alice In Chains, aunque ellos sean de Gran Bretaña y aquellos grupos les pille lejos, tanto en el espacio como en el tiempo.  

Wunderhorse

Wunderhorse + Lavin en la Sala la Riviera de Madrid, 9 de julio de 2025

Lavin hicieron una especie de set improvisado semiacústico donde mostraron su destreza. Experimentados, pese a ser jóvenes, y dejando una gran imagen. Mención especial al dueto con Daniela para cantar Cementerio. Se marcharon entre aplausos tras criticar a la organización por no poder tocar la batería. No fueron las únicas, ni las últimas personas, enfadadas esta noche.

Julio no es la mejor época del año para visitar Madrid. Hace calor y mucha gente se ha marchado de vacaciones, pese a ello, el público quiso arropar a Wunderhorse, aunque la formación británica tuvieran otro pensamiento en su cabeza.

El grupo lo forman Jacob Slater (voz), Harry Fowler (guitarra), Jamie Staples (batería), y Seb Byford, quien ha relevado a Peter Woodin (bajo). Seb Byford es hijo de una leyenda del heavy, Biff Byford, cantante de Saxon. Más mimbres clásicas para este prometedor proyecto musical.

El concierto fue técnicamente bueno, muy bueno, más que notable, pero el cuarteto estaba en su burbuja particular, rumiando sus problemas y gestionando enfados. Poca interacción con el público y un repertorio escaso, de poco más de una hora, aunque es verdad que su discografía no da para más. Pocas palabras y caras largas. 

Empezaron con el corte Midas y siguieron con Butterflies, con ese pegadizo estribillo. Jacob Slater lucía una camiseta del 'Mellon Collie and the Infinite Sadness'. Su cabeza rapada hacia juego con la de Billy Corgan, otro guiño más a los 90 desde el escenario para un público muy joven que coreaba los temas.

Los minutos pasaban, la buena música seguía sonando, pero la actitud no había cambiado. El ritmo aparentemente calmado vivía algunos arreones llenos de improvisaciones. Muy punk. Muy rebelde. Mucha rabia, no solo a través de las guitarras.

Arizona hacía alargar su estribillo. Ese "Where Do You Go To", que podría haber sido una buena reflexión para el grupo en ese momento. Porque todos sabíamos dónde estábamos, pero no a qué parte nos iba a llevar la actuación. Todo iba más rápido de lo deseado. Pocas pausas y ninguna explicación.

El cronómetro marcaba la hora y sonaba Superman. Precioso tema de mucha calidad. Un corte que puede ser catalogado como balada pero que tiene alma, dolor y un punto de tragedia. Si uno cierra los ojos, parece que Thom Yorke esté ahí a tu lado entre susurros y lamentos. Si la ha escuchado Cameron Crowe o Kevin Williamson, seguro que encajaría a la perfección en una escena dramática dentro de un ambiente juvenil. El drama se había asentado en La Riviera.

   

Rain era la última canción de la noche. La misma que ha cerrado en otras ciudades de la gira, con la diferencia de que en Madrid sonaron menos temas. Dicen que la lluvia limpia los pecados. No habría venido mal algo de agua esta noche, y alguna respuesta a varias preguntas, para haber apartado la ira del escenario y así haber conseguido una actuación de diez, porque este grupo apunta maneras, musicalmente hablando.

domingo, 6 de julio de 2025

Iron Maiden celebra 50 años muy heavys en el Metropolitano

 Dicen que a los 50 años llega la madurez de una persona, su plenitud personal y profesional, la estabilidad que siempre se desea. También aparecen los primeros achaques de edad y, a veces, una crisis psicológica por no haber logrado ciertos objetivos.

El grupo británico Iron Maiden nació en 1975. Por lo tanto, cumple medio siglo desde su creación. Son referentes absolutos del heavy-metal y de numerosos grupos. Junto a Steve Harris, sempiterno bajista y fundador de la banda londinense, han desfilado multitud de músicos y hasta 17 discos de estudio.

 El público ha ido a la par que la 'Doncella', a excepción de un pequeño porcentaje de relevo generacional. Es una afición fiel que ha crecido y va envejeciendo con Iron Maiden, con sus achaques de identidad, con sus crisis de edad, pero siempre escuchando buena música.

Aprovechando la cifra redonda, con las 50 velas en la tarta, el grupo ha querido hacer una de esas giras en las que rememorar tiempos pasados, donde parece que el tiempo se detiene al son de la misma melodía. Desde 'Iron Maiden', primer álbum, al 'Fear Of The Dark'. Es decir, solo iban a sonar temas compuestos hasta 1992. Un baño de juventud en el Metropolitano ante una audiencia madura. 

Iron Maiden + Avatar en el Estadio Metropolitano de Madrid, 5 de julio de 2025

El Estadio Metropolitano de Madrid abría sus puertas para una nueva cita con la 'Doncella', tan habituado ya al feudo del Atlético de Madrid como el propio Conor Gallagher. Antes de que los ingleses realizaran su particular aquelarre musical, el escenario saludaba a los suecos Avatar.

Avatar parece vivir en una contante actuación circense, con maquillaje, mimos y un aire a alegre cabaret. Es un cruce visual entre el personaje de 'El Cuervo', popularizado por Brandon Lee, KISS, King Diamond, Ghost o Marilyn Manson. Agitado, no mezclado. Musicalmente también beben de Machine Head, Sepultura e incluso fogonazos de Gamma Ray. 

Unas veces con un tono melódico y otra más gutural. Heavy metal con ramalazos de death, procedentes de la inagotable cantera musical de Göteborg, desde Ace Of Base hasta los propios Avatar, pasando por At The Gates, Dark Tranquility, Evergrey, In Flames o Hammerfall, entre otros. La formación escandinava arrancó con un pepino como Dance Devil Dance, sorprendieron con The Dirt I'm Buried In, tan heredera del pop sueco como un Ikea, y Madrid danzó con ellos hasta el Apocalipsis, mientras atronaba el Hail The Apocalypse.

Avatar Madrid
 La fórmula de Iron Maiden volvía a ser sencilla, y efectiva, como si el mundo volviera a estar en 1992 debatiéndose si disfrutar del Tour del Fear Of The Dark o de los Juegos Olímpicos de Barcelona, algo parecido a lo que le pasó al bueno de Bruce Dickinson cuando pudo ser olímpico como esgrimista. Y es que este hombre del Renacimiento moderno acumula habilidades como maestro cervecero, piloto de avión, historiador, esgrimista y... ¡cantante!

Bruce Dickinson ha sido el segundo, cuarto y es el primer cantante de Iron Maiden. Un galimatías numérico que se explica por el hecho de que Bruce sucedió a Paul Di' Anno, fallecido en 2024, y después relevó a Blaze Bayley, quien había reemplazado previamente a Bruce, en una etapa incomprendida por muchos fans con más luces que sombras, y eso que fue una fase oscura a nivel musical. Después de esos vaivenes como la voz de la 'Doncella', Bruce siempre ha demostrado ser el mejor, el hombre idóneo para cantar para Iron Maiden. 

 Y con esa voz tan personal, los Maiden empezaban a desempolvar los primeros temas del concierto, rescatados del fondo del armario, porque tanto Murders In The Rue Morgue, Wrathchild, Killers, con la primera aparición de la mascota Eddie sobre el escenario, o Phamtom Of The Opera son tan antiguas como poco habituales en los últimos repertorios de la 'Doncella'. Vieja escuela. Un buen epílogo donde Simon Dawson, batería sustituto de Nicko McBrain, pudiera mostrar las habilidades y ser examinado.


The Number Of The Beast asomaba en quinto lugar, o sexto si incluimos los acordes de The Ides Of March como apertura. Un número diabólico, el seis, para exhibir la interminable lista de éxitos de los británicos. El público movía las manos al unísono, creando un mar de brazos, y otras acompasaba con palmas. Entrega total. Comunión absoluta entre grupo y seguidores.

La música, la puesta en escena, con tres pantallas gigantes, el carisma de sus integrantes, empezando por el bajista Steve Harris, cuya adoración por el West Ham siempre está presente, máxime habiendo tocado en su estadio unos días antes, hacen de este grupo uno de los más grandes de la historia. ¿O es el más grande realmente?

La terna formada por The Clairvoyant, Powerslave, con una proyección de pirámides que casi nos llevaban al Calderón en metro, 2 Minutes To Midnight daban paso a otra de las sorpresas de esta gira, porque Rime Of The Ancient Mariner es compleja. Compleja por su extensión, por su texto de corte clásico y por los cambios de ritmo marca de la casa y cortesía de las cuerdas de Gers, Smith y Murray. Trece minutos de épica y megalomanía. Trece minutos de grandiosidad.


Si los jugadores de cartas siempre tienen un jugada maestra esperando, las grandes bandas tienen sus ases, aunque el resto de cartas estén a la altura. Run To The Hills, que da nombre a esta gira, Seventh Son Of A Seventh Son, The Trooper, con Bruce ondeando una bandera de España tras haber paseado la Union Jack, Hallowed Be Thy Name e Iron Maiden eran el repóquer decisivo, que no definitivo, pese a ser una jugada redonda.


Iron Maiden Madrid
Fotos publicadas por Iron Maiden en su cuenta @ironmaiden

La voz de Winston Churchill en su célebre discurso de la II Guerra Mundial anticipaba el único bis y un final de altos vuelos con Aces High y la imagen de un Spitfire sobrevolando los cielos, que no los del Metropolitano. La teatralidad alcanzaba máximas cotas con Fear Of The Dark, donde la oscuridad -con Bruce iluminando el escenario con un farol como si fuera un solitario personaje surgido de la pluma de Charles Dickens-  y una sola voz ahuyentaban al silencio en Madrid.

Fotos publicadas por Iron Maiden en su cuenta @ironmaiden

Ya solo quedaba Wasted Years como colofón, evidenciando que Iron Maiden no ha malgastado ninguno de sus 50 años recién cumplidos y que el medio siglo le sienta realmente bien, más maduro y siempre en lo alto de la cima.

martes, 1 de julio de 2025

Sharleen Spiteri, las hadas del Botánico van de Texas a Escocia

 Desde hace unos años hay tres formas para saber que ha llegado el verano: el calor, obviamente, el anuncio de Estrella Damm, que sitúa nuestras vacaciones en un nivel que luego muchas veces no se corresponde con la realidad, y el Festival Noches del Botánico de Madrid, que durante los meses de junio y julio ofrece conciertos diarios en la capital española.

El Festival, que está situado en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid, no confundir con el Real Jardín Botánico del Paseo del Prado de la capital, ha ido ganando público, notoriedad y relevancia con el paso del tiempo. Un clásico moderno con un sello personal.

Si uno buscase la definición de ecléctico en un diccionario, debería de aparecer la imagen de este Festival, que no acaba de estar etiquetado con ningún estilo, porque siempre dan cabida a distintos artistas en un entorno único. El enclave y la variedad musical son la llave del éxito. Entre ellos, los escoceses Texas, con un tono meloso y una de las voces, y rostro, más dulces que tiene el pop-rock: Sharleen Spiteri.

Texas en el Festival Noches del Botánico de Madrid, 30 de junio de 2025

El Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid es un oasis de silencio en mitad del bullicio de Madrid. Un paraje idóneo para escuchar al grupo escocés Texas, cuyo título proviene de la película de Wim Wenders. Aunque Escocia también ese país es ruidoso, especialmente cuando se disputa un Celtic - Rangers en Glasgow, la ciudad natal del grupo.

Bajo un amenazante cielo gris, que apenas descargó agua, Sharleen Spiteri comenzó susurrando su célebre frase "I don't want a lover, I just need a friend", de su primer disco, de su primer flechazo, ya ha llovido desde 1989, aunque no lo hiciera en esta noche tórrida de calor tropical.

Texas Botánico Madrid

Te das cuenta que los años han pasado pero que por algunas personas han pasado algo menos. Sharleen Spiteri era tu crush, aunque por aquel entonces no sabías qué era eso, y ahora sigue siendo un rostro hermoso. 

Halo es potente y guitarrera. Es un temazo que arranca con aire oriental y sigue de un modo más occidental. ¡Vaya manera de empezar! Texas es el clásico grupo que piensas que conoces dos temas y, aunque tengas un oído vago, y por poco que escucharas música en el anterior siglo, la cifra pasa a ser como mínimo de una decena de canciones populares, como Everyday Now. imposible no conocerla, o So In Love With You, con ese toque exótico tan sensual, otro habitual de la radio.

Summer Son habrá sonado muchas veces en todo el planeta, pero en un día de verano y en un sitio tan soleado como España encaja a la perfección. Es un tema que muestra ese ramalazo más discotequero y experimental de la banda, donde los sintetizadores y la electrónica habían ganado la batalla a las guitarras con el paso de las décadas. Aunque en esta ocasión fuera ofrecida en una versión más guitarrera y gamberra. Lo de rescatar Thrill Has Gone en el repertorio era todo un acierto y una grata sorpresa.


 
Si las hadas conceden tres deseos, Texas ofrece innumerables canciones eternas: The Conversation, con ese aire sureño renovado, country del siglo XXI, con el que dar paso a When We Are Together, In Demand, con el actor Alan Rickman siendo todavía seducido en una gasolinera en la mente de todos en una noche que parecía no tener fin. Y esta noche también iba a tener fin, aunque antes sonara Mr. Haze y Black Eyed Boy, devolviendo el protagonismo a las guitarras, y Say What You Want como primer cierre.

De repente recuerdas cómo te impactó 'Trainspotting', paseas mentalmente por el casco viejo de Edimburgo y hasta lucharías junto a William Wallace para liberar Escocia si pudieras viajar en el tiempo. Todo te parece hermoso en ese momento, especialmente si Sharleen Spiteri está delante.

Y es que encima es agradable, simpática, dicharachera a más no poder, recalcando el calor que hacía, hablando de su hija o de sus orígenes, cualquier tema era válido. Aunque es un riesgo hablar en inglés con el público, sabiendo que España está llena de personas con un CV que reza que el nivel del segundo idioma es medio-alto, aunque el medio sea aquí bajo y el alto no llegue a la altura.

El bis final llegaba con Inner Smile, en cuyo videoclip se hacía un guiño a Elvis Presley, para ya ser completo al sonar Suspicious Minds, cantada por el Rey, escrita por el compositor Mark James, casualmente nacido en Texas, y ahora inmortalizada por Sharleen Spiteri, eterna hada del Botánico, la cual ha vuelto a demostrar por qué el grupo siempre ha gustado tanto en España, con una gran colección de canciones, mucha conversación, una preciosa voz y mucha magia.

miércoles, 14 de mayo de 2025

Bad Religion: 45 años en 25 canciones para un festival punk

 Uno se hace mayor a medida que se ve que sus grupos musicales se hacen mayores. Los californianos Bad Religion llevan desde 1980 sumando feligreses que adoran ese punk rock melódico tan marca de la casa. Un hardcore melódico que adoptaron los skaters para llevar sobre ruedas a este grupo al estrellato. No es el único logro de esta banda, y es que la popularidad de las zapatillas Vans y el legado musical a través de su sello discográfico Epitaph son otros de sus avales.

Bad Religion se ha caracterizado por canciones de corta duración pero un intenso mensaje, político o religioso, o ambos temas cruzándose entre sí, y también por unos coros de voces que acompañan a unos variados riffs.

Al frente de la formación está el vocalista Greg Graffin, con aspecto de profesor, y es que realmente ejerce como docente en UCLA (Universidad de California). El guitarrista Brett Gurewitz junto al bajista Jay Bentley, con alma de eterno adolescente, son la base de Bad Religion.

Después de 45 años siguen siendo un referente en el punk. De ahí que esta gira de aniversario casi sea una especie de festival por la cantidad de grupos que quieren acompañar a estos clásicos modernos del punk estadounidense.

Bad Religion + Agnostic Front + Strung Out + Crim y Belverde en el Movistar Arena de Madrid, 13 de mayo de 2025

Las cinco de la tarde es un horario más taurino que musical. Por otro lado, el hecho de contar con cinco grupos en el cartel acercaba al concierto más a ser un festival que a ser un concierto en sí: un concierto con alma de festival estival, pero en mitad de la primavera y en día de diario.

Los canadienses Belvedere sufrió el mal de los grupos teloneros: poco público y problemas de sonido. Pese a ello, la batería lideraba con un sonido atronador que parecía la policía montada del Canadá cuando llega trotando en 'Los Intocables de Eliot Ness'.

Bajo un enigmático telón de fondo, mezcla de catedral gótica, cultura egipcia y el tarot, el grupo Crim, sonó compacto y veloz. Sin tiempo para charlar. Tralla pura desde Tarragona. Voz gutural con letras en catalán que a veces recordaba a Hamlet o a Motorhead, una final línea entre el hardcore y hasta el heavy metal.


El quinteto californiano Strung Out sabe lo que hay que hacer para dejar en ebullición un pabellón. Carisma, una voz rasgada y brutales cambios de ritmo, de lo melódico a más agresivo. Varios registros y riffs brutales. También aparecieron los primeros pogos entre el público. La primavera punk alteraba la platea.

Agnostic Front
. Si la estética lo es todo, lo suyo es intimidar e incitar. No te gustaría tenerlos de amigos; tampoco de enemigos, porque parecen rivales de los Warriors por el metro de Nueva York, pero lo suyo es transmitir energía, tanto como una central eléctrica a ritmo de punk.

El turno era para Greg Graffin, Jay Bentley, Brian Baker, Mike Dimkich y Jamie Miller, con la ausencia de Brett Gurewitz. O lo que es lo mismo: Bad Religion y la gira de 45º aniversario.

La fórmula era clara: alternar clásicos con temas más presentes o sorprendentes. Recipe For Hate, You Are (The Government), No Control y por el otro lado Supersonic, Candidate o My Sanity, demostrando que lo moderno no tiene que ser peor.


Como si fuera un coche que va tomando velocidad a medida que recorre kilómetros, los grandes éxitos se iban sumando a la lista, con alguna omisión casi imperdonable, como dejar Anesthesia fuera del setlist, pero es que el repertorio es tan grande que es imposible contentar a todos.

¿A quién quieres más? ¿A papá, a mamá, a la abuela o al abuelo? ¿Te gusta más el 'Suffer', el 'Against The Grain' o el 'No Control'? ¿O eres más del 'Stranger Than Fiction'? Había donde elegir. El público disfrutaba botando y algunos levitando entre la multitud. Una noche idónea para los milagros y para dejar aparcado el monopatín, si es que aún se conserva.

Si algo tiene Bad Religion son melodías muy reconocibles, temas muy rápidos, un tono muy melódico apoyado en coros y un punk muy alegre. Y así estaba siendo el concierto, volando con una sexta marcha que con Atomic Garden, You, Generaton, 21st Century e Infected era ya una velocidad de crucero y una sola voz.

Cease y Fuck You conducían a un bis donde el medio tiempo Sorrow demostraba que la religión, la política y la ironía siempre han sido temas recurrentes de esta banda californiana, por lo que su célebre American Jesus, el cual critica el uso partidista de Dios para algunos estadounidenses, era la canción idónea para cerrar esta especie de festival punk de más de 6 horas de duración y mucha diversión. 45 años no son nada, especialmente si todavía disfrutas de Bad Religion y su legado musical.

lunes, 7 de abril de 2025

El rock es más hermoso con Lenny Kravitz al frente

 Dicen que las personas atractivas lo tienen todo más fácil en la vida. Lenny Kravitz es uno de ellos. Un músico que ha superado modas, épocas y tendencias. Él ha triunfado como solista en el mundo del rock. Algo no muy habitual, como tampoco es muy habitual por su raza, como él mismo afirmaba en 2023: “He sido ese sueño y ejemplo de lo que puede hacer un artista negro. No estoy aquí por los elogios. Estoy aquí por la experiencia".

Al final la experiencia y los elogios le han llevado a enamorar y engatusar a distintas generaciones. Porque además de buen músico, tiene carisma y magnetismo, tan importante en este mundo actual donde la imagen vende mucho. De hecho, suyo fue el espectáculo musical en el previo de la final de la Champions entre el Borussia Dortmund y el Real Madrid en 2024. Y es que si hubiera un título entre las estrellas individuales del rock, estaría jugando la final porque es casi el último solista del rock, donde prima lo colectivo.

El artista neoyorquino tiene 60 años pero podría pasar por un cuarentón, hasta en este apartado ha sido agraciado con el don de parecer eternamente joven. Heredero de Prince, bebe musicalmente de muchas y variadas influencias, jazz y blues, rock y soul. Suma 12 discos e innumerables giras que arrancaron en 1990. Es multiinstrumentista y fotógrafo, también actor y reclamo publicitario. Un hombre del renacimiento en pleno siglo XXI al que parece que nada se le dé mal.


Lenny Kravitz + Estrella Morente en el Movistar Arena de Madrid, 6 de abril de 2025

La gente se acostumbra a los nombres, por extraños que parezcan, y cuesta sacarlos de sus cabezas. Por mucho tiempo que pase habrá gente que llamará Wanda al Metropolitano y Wizink al Movistar Arena, aunque el patrocinador haya cambiado. El imaginario colectivo es así de sorprendente. Pese a ser domingo, un día para ver la tarde pasar desde una ventana, el público se desprendió de su pijama y se desplazó al Palacio de los Deportes para ver y escuchar a Estrella Morente y después a Leonard Albert Kravitz, en ese orden.

Estrella Morente, hija del cantaor Enrique Morente y de la bailaora Aurora Carbonell, lleva el arte y Andalucía en las venas. Lenny Kravitz es fan de la granadina. Su show fue corto, apenas de 25 minutos, y amenizado por la aparición de la bailaora Belén López. Una explosión artística visual y sonora.

Si variopinto era el público, en gran parte femenino, variopinto iba a ser el repertorio del norteamericano, quien tocó buena parte de su discografía y mostró lo versátil que es. Empezando por ese Brig It On que rezuma a Led Zeppelin por los cuatro costados, siguiendo con el guitarreo más ecléctico de Minister Of Rock 'n Roll o el funky popero de TK421, con reminiscencias a los desparecidos australianos INXS. Pronto llegó uno de sus grandes temas, de Lenny, con ese Always On The Run que te invita a vibrar, saltar y cantar, todo ello bajo el sello de calidad del guitarrista Slash, coautor de este sencillo.

Cuatro canciones y se podía decir que ya todo el pabellón estaba a sus pies, pero no nos engañemos, ya se habían rendido desde el primer instante, y más si no paraba de sonreír, de contornearse o de chapurrear español. Todo a la vez y en todas partes. Con esa chulería que tiene, haciendo abanicar a más de una persona, aunque no hiciera calor, porque este señor provoca cambios de temperaturas.

Posiblemente Believe tiene el cambio de ritmo más espectacular de la discografía de Lenny Kravitz. Un desenlace épico para un tema que le vuelve a acercar a Prince, el espejo al que muchos quisieron reflejar, aunque cada uno tuviera su rumbo.

Porque Stillness Of Heart y Believe funcionan genial solapadas. Son medio tiempos con almas de balada, con estribillos muy reconocibles y sensuales. Un adjetivo que encaja perfectamente en este estadounidense sexagenario que parece que se haya quedado en la década de los cuarenta tras encontrar el elixir de la juventud.

Volviendo al concierto, Honey, perteneciente al último disco, es puro soul y parece rescatado del pasado, mientras que Paralyzed es psicodelia absoluta. Low bajaba una imaginaria bola de discoteca y The Chamber ponía el toque canalla a la escena. Todo bajo la atenta mirada de Lenny, quien asistía como maestro de ceremonias, reflejándose todo en sus perennes gafas de sol. Faltaba la certera cámara de Oliver Stone o de Francis Ford Coppola inmortalizándolo todo.

La espera para los más grandes éxitos había llegado a su fin. El piano de I'll Be Waiting lo atestiguaba. Es una canción tremendamente elegante. Al igual que It Ain't Over 'Til It's Over, solo que esta es incluso más bailable, de las que te pueden servir como último suspiro en un local para que las parejas dancen pegadas. 

Again seguía dejándonos con un buen sabor en la boca: dulce y acaramelado. American Woman, que pese a ser una versión, reivindicaba el hueco todavía para las guitarras, que ya comenzaban a volar con el Fly Away, otro de esos temas explotados con las campañas publicitarias, en este caso del Peugeot 206.

Y es que el señor Kravitz siempre ha sido un gran reclamo comercial. Are You Gonna Go My Way huele a perfume - concretamente a YSL- y sabe a última copa en un bar: es todo energía y ritmo reinando en el ambiente. Pero no solo él, sino toda la banda con la que ya suman muchos años de carretera, destacando a su guitarrista Graig Ross y la baterista Cindy Blackman.

Algo más pausado, pero igualmente icónico, es el Let Love Rule, que se alargaba como la noche madrileña, mientras Lenny se desplazaba por todos los rincones del pabellón sorprendiendo como si fuera el tren de la bruja, incluso llegando hasta el graderío hasta abrazar a los oscarizados actores Javier Bardem y Penélope Cruz, para después continuar con esta liturgia musical tan sexy como su cantante, quien no deja de expandir su amor por el aire allá donde pase. Y es que la arruga es bella también en el rock.

sábado, 15 de marzo de 2025

Medina Azahara: "¡Eh, Medina! Así no se termina"

 El grupo de rock madrileño Los Módulos cantaba a finales de los 60 Todo tiene su fin, un tema que poco a poco se convirtió en habitual en el repertorio de los cordobeses Medina Azahara. Una canción que encaja a la perfección en este 2025, año en el que Medina Azahara ha decidido poner fin a su carrera tras 45 años y más de 4.000 conciertos a sus espaldas. 

Ese rock sinfónico fusionado con elementos más propios de su tierra, Andalucía, es una influencia de los sevillanos Triana, uno de sus grandes referentes, y a los que homenajearon recientemente en otra gira de 2023. 

Con el paso del tiempo, Medina Azahara ha creado un sonido propio, a veces más popero, otras más roquero o progresivo, a lo Deep Purple, y en otras ocasiones buceando en las raíces andalusíes y marroquíes, como con 'Arabe' (1995) y 'Tánger' (1998), pero siempre manteniendo su esencia y mirando a sus orígenes.

Hace mucho tiempo que Medina Azahara se convirtió propiamente en un referente para el público. Un grupo alejado de los focos mediáticos en España, pero con suficiente luz como para brillar en el panorama musical internacional.

 


 Medina Azahara en el Teatro Eslava de Madrid, 14 de marzo de 2025

Medina Azahara, cuyo nombre se debe a los preciosos restos arqueológicos a las afueras de la bella Córdoba de lo que fue la ciudad que mandó construir en el siglo X el califa Abderramán III, ofrecía en el coqueto Teatro Eslava el primero de sus tres conciertos de despedida en la Comunidad de Madrid, una región también muy vinculada a los cordobeses, especialmente por su célebre concierto en Leganés en 1990, convertido en un exitoso álbum en directo, o por su contrato con la discográfica madrileña Avispa.

Condensar 45 años en un concierto es difícil. Y más sabiendo que es la última gira, por ello muchos temas asomaban como un popurrí, ¡qué bonita palabra!, enlazada con otros cortes. Arrancaron con Paseando por la mezquita, tan evocadora y misteriosa como siempre, para ir desgranando años y discos. Junto a Lucía, Niños, Danza al viento... Las canciones se agolpaban a ritmo de palmas y de un sinfín de coros entre el público que brotaban como flores en la primavera.

Medina Azahara en Madrid, 2025
 

Los tres pilares de la formación son Manuel Martínez (voz), Paco Ventura (guitarra) y Manuel Ibañez (teclados), tres iconos del rock español en su categoría. Poetas de nuestros tiempos capaces de generar melodías eternas. Favorita de un sultán dejaba aroma a azahar, justo antes de habernos enamorado con Solos tú y yo y Tu mirada, que se cruzaban con más clásicos del grupo califal.

Córdoba era presentada como merece, con majestuosidad, haciendo hincapié en el reconocimiento público que supuso en su momento el disco 'Aixa' (2003). Un tributo a su ciudad natal que sigue emocionando cada vez que suena y resuena.

Hablando de emociones, Solo y sin ti fue el homenaje a Manuel Ángel Mart, líder del grupo Estirpe e hijo de Manuel Martínez. Imposible contener las lágrimas tras su prematura marcha. Imposible contener las lágrimas al ver a su padre contemplar las imágenes que aparecían en la pantalla. Era una noche para saltar, vivir, disfrutar... y también llorar.


Velocidad hacía rápidamente cambiar de registro y dejarnos atrapar por su ritmo. Necesito respirar animó al más indeciso e hizo cantar al más vergonzoso. Si es que había algún indeciso o tímido en la sala, porque A toda esa gente que ha crecido escuchando a Medina Azahara sabía que hoy era el último día, la última canción de estos colosos.

Todo tiene su fin era cantado a capela. Con este elocuente tema, el grupo cordobés se despedía de la primera de sus tres noches en Madrid, para algunos, la última de su vida, mientras todavía resonaba en en sus cabezas aquello de "¡Eh, Medina! Así no se termina", pero sí, ha terminado porque todo tiene su fin.

jueves, 6 de marzo de 2025

Geoff Tate sigue repasando su época con Queensrÿche

 El cantante norteamericano, de origen alemán, Geoff Tate sigue exprimiendo su legado como cantante de la formación estadounidense Queensrÿche. Y no es para menos, su gran voz y unos brillantes discos convirtieron a la banda en una referencia habitual no solo del rock progresivo, sino de la música en general a finales del siglo XX, especialmente gracias a la popularidad que tenían algunos de sus vídeos en la MTV.

El 2012 la marcha de Tate de Queensrÿche, debido a desavenencias por temas económicos, dejó al grupo sin vocalista y al cantante sin grupo. Daños colaterales difíciles de reparar, porque al final se puede reemplazar cualquier miembro de una banda, pero si el que ocupaba el micrófono era una de las voces más privilegiadas, el proyecto se queda cojo, por mucho que sigan actuando bajo el mismo nombre.

Tampoco es que haya salido fortalecido Geoff Tate. En una época donde el rock ya no llena estadios ni vacía estanterías de discos, la fórmula es tirar de la nostalgia y esperar que tus antiguos seguidores sigan queriendo acompañarte en este viaje por los recuerdos del pasado. Y en eso consisten sus últimas giras.

Tate ya visitó recientemente Madrid en 2023 para repasar el 'Rage For Order' (1986) y el 'Empire' (1990) en su totalidad. Ahora repetía local y patrón. Tirar de antiguos álbumes de Queensrÿche y desempolvar viejas canciones. Vivir de las rentas sonoras. Nadie le va a criticar por ello. Es más, es lo que sus seguidores están esperando.

Geoff Tate + Ivory Lake en la Sala Changó de Madrid, 5 de marzo de 2025

A la hora pactada, salió Ivory Lake al escenario, el mismo telonero que en 2023 y sin la compañía de su formación, por lo que tuvo que tirar de guitarra española y de su voz para volver a deleitarnos con un sincero acústico. Una complicada tarea de la que salió muy airoso.

Con un nombre tan rimbombante como 'The Big Rock Show Tour 2025' arrancaba este tour en el que ya no se centra solo en dos discos, sino que abarca más discografía, al menos la que vivió Tate al frente de Queensrÿche, pese a ello, empezaban con Empire, como queriendo tender un puente desde su anterior actuación, para seguir después con temas más arriesgados, como Desert Dance, perteneciente al 'Tribe' (2003), el cual gozó de escasa popularidad en su momento. 

 

La ruta se recalculaba con I Am I,  donde se nota que viene de los 90 y que al ser de Seattle beben algo de esa vertiente 'grunge' más oscura que practicaban Alice In Chains o Soundgarden. Para cambiar el registro, Tate sacaba el saxofón para acompañar a The Thin Line. El sexteto disfrutaba y hacía disfrutar, pese a que usaran recursos grabados en algunos temas, quitando algo de directo al propio directo.

Los saltos entre etapas se sucedían, como si la máquina del tiempo se hubiera vuelto loca y alternara años, todo para llegar a la parte central, a la cota de la montaña, donde Operation: Mindcrime, Breaking The Silence y I Don't Believe In Love ofrecían las mejores vistas posibles. Alpe d'Huez, Galibier y el Tourmalet en partitura. Tres grandes clásicos.

El tramo final recuperó ese toque de concierto en el que repasar grandes éxitos, grandes con mayúscula. Porque Walk In The Shadows es tan elegante como Tate, es un traje de palabras para él, y Another Rainy Night tiene aroma a balada potente que suena en la radio de un coche en mitad de la noche, idónea para saborearla con tranquilidad. 

 

Geoff Tate, Madrid, Queensrÿche,

Pero no se quedaban ahí, porque Jet City Woman recordaba los amores perdidos y a la propia Seattle, y Silent Lucidity obligaba a cada uno a abrazar y ser abrazados para contemplar una de los mejores temas de la historia del rock. Balada con mayúsculas, de las que tenían la marca en la cinta VHS de tanto parar y escuchar, de dejarse llevar y ser encontrado. 

En un mundo actual donde el éxito se mide en reproducciones de Youtube, 70 millones de ocasiones en las que se ha reproducido Silent Lucidity hasta parecen pocas.

 Y todo podría haber terminado aquí, pero Tate, con ese aire de mago, tenía que sorprendernos con algún número especial, algún conejo más que podría salir de su chistera. La versión de Welcome To The Machine de Pink Floyd se colaba en este número final donde Take Hold Of The Flame hacía gritar a toda la Sala Changó. 

El fin de fiesta lo ofrecía el habitual Queen Of The Reich, para recalcar que Geoff Tate fue parte de Queensrÿche y que Queensrÿche no se entiende sin Geoff Tate, aunque ya hace muchos años que se separaran sus caminos.

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