sábado, 11 de febrero de 2017

Skunk Anansie vuelven a dejarse la 'piel' en Madrid

Skunk Anansie se ha sumado a la moda de regresar en este milenio tras haberse hecho un nombre anteriormente en el mundo de la música. La formación londinense fue durante muchos momentos una de las innumerables grandes esperanzas del rock británico. Una etiqueta que les acompañaría durante sus primeros siete exitosos años de existencia y tres álbumes. Un periodo que ahora vive su segunda parte con otra trilogía de discos, tan sobresaliente o más que sus primeras tres entregas.

El batería Robbie France, recientemente fallecido precisamente en España, fue el responsable del nacimiento de Skunk Anansie. El polifacético France, que además de músico era productor y periodista, participó en la creación del disco de debut  'Paranoid & Sunburnt' (1995), para luego abandonar la formación, siendo el único miembro que ha dejado el combo inglés.

Skunk Anansie, logo, band,

Skin, Skunk Anansie, Madrid, Riviera, 2017,
Skin, cantante de Skunk Anansie
Skunk Anansie, además de mantener los mismos miembros desde el inicio, exceptuando el paso fugaz de Robbie France, destaca por la elegante y potente voz de Skin, acompañada de su aspecto agresivo ausente de pelo, pasando por el exotismo que aporta tanto el nombre del grupo como el bajista Richard Keith Lewis “Cass” o la propia Skin, y terminando con un trasfondo de eterna disconformidad, plasmada en unas letras plagadas de reivindicaciones político-sociales. Rabia. Mucha rabia contra el sistema y las desigualdades raciales y sexuales, evidenciadas al tener dos miembros de raza negra y una mujer al frente.

Rock en estado puro y a la vez renovado por las nuevas influencias tanto exteriores como internas, dada la creciente labor de la cantante también como DJ.

La mayor parte de los grupos que regresan lo hacen más por un brindis al sol que por la necesidad de ofrecer algo nuevo. Ese no ha sido el caso de Skunk Anansie. El combo inglés ha vuelto en buena parte por la presión de los seguidores, y también, restando romanticismo, por seguir haciendo negocio en una industria a la que cuesta ofrecer ideas, especialmente por parte de los grupos noveles.

Skunk Anansie había publicado tres maravillosos álbumes en la década de los noventa que dejaron huella y adeptos. Incluso el cine espoleó muchas de sus canciones, al incluir algunos de los temas en bandas sonoras de películas del momento, como el 'Arte de morir' o la futurista 'Días extraños'.
Cass, Skunk Anansie, Madrid, Riviera, 2017,
'Cass', bajista.

Justo antes de que entrara el siglo XXI, Skunk Anansie se había convertido en un bonito recuerdo que era recuperado con la aparición de un recopilatorio en 2009, antesala de una esperada segunda etapa, tan brillante o más que la anterior, y constituida con otra terna de trabajos: 'Wonderlustre' (2010), 'Black Traffic' (2012) y 'Anarchytecture' (2016), recién sacado del horno y presto para ser presentado en una nueva gira.


Skunk Anansie en la Sala La Riviera, el 10 de febrero de 2017
Una dupla formada por dos mujeres -guitarra y kit de batería- amenizaron la espera de la descarga principal de la noche. The Pearl Harts, que así se llamaba esta mínima expresión de grupo musical, cumplió con su cometido, máxime las limitaciones que supone no tener más variedad de instrumentos.

La Riviera asistía expectante ante el regreso de Skunk Anansie. Un público rejuvenecido y con mayoría femenina respondió de forma estruendosa a la entrada al escenario del quinteto inglés, liderado por una inquieta Skin, tan rebelde y sensual como siempre, tan dicharachera y pizpireta como hace dos décadas.


La química de la lenguaraz cantante londinense con el público fue inmediata, como una reunión de viejos amigos que llevan tiempo sin verse y que solo necesitan una pequeña chispa para recuperar sensaciones pasadas. Así fue el paso de Skin y los suyos por la ribera del Manzanares.

Todo funcionaba a la perfección. El sonido surgía tremendamente limpio, mención especial a la notoriedad del bajo de Cass en cada tema, uno de los sellos personales, una de las marcas de la casa. Por su parte la voz de Skin no sufría altibajos; es más, se exhibía, pese a lo inquieta que se mostraba durante las tablas. Tanto, que hasta llegó varias veces a saltar la valla para mezclarse con la audiencia, generando el delirio en las masas y el recelo de su personal de seguridad, mientras ella volaba literalmente sobre la sala madrileña.



El grupo seguía desgranando los temas con una aplastante seguridad: alternando la etapa primera con la actual, mezclando temas más tradicionales con otros experimentales, incluso extraídos de las pistas de baile, combinándolo con el ska y el rock alternativo, demostrando que el mestizaje no solo es racial sino también musical.

Because Of You, Weak, Twisted (Everyday Hurts), Hedonism (Just Because You Feel Good), God Loves Only You o la reivindicativas Little Baby Swastikkka y Yes It's Fucking Political se hacían notar en el variado repertorio elegido.

Tras casi una veintena de canciones se llegaba al obligado receso que daba paso a un bis donde reinaban Tracy's Flaw y Charlie Big Potato. Dos de los cortes más significativos de la trayectoria de la banda. El colofón más obvio a una noche que se iba a resistir a acabar.


Si algo ha caracterizado siempre a Skunk Anansie es por la rebeldía y por una relación muy directa con los fans. Por ello, presos de la emoción del momento y de la calurosa acogida, la formación repitió con otro bis no planeado y fuera de guión, tanto que hasta recibieron la advertencia de que estaban fuera de hora, con 100 Ways To Be A Good Girl y Charity como regalos añadidos, detalles que estrechan el vínculo entre público y grupo. De los que convierten a Skunk Anansie en uno de los favoritos de la capital, porque siempre se dejan la piel en cada actuación.

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