sábado, 30 de enero de 2016

La autocanasta de Pedro Ferrándiz con el Real Madrid

El objetivo del baloncesto es conseguir sumar más puntos en la canasta de tu rival al final del partido. ¿Y qué ocurre si el balón entra en tu propio aro? El 18 de enero de 1962 el entrenador Pedro Ferrándiz ordenó a Lorenzo Alocén que realizara una autocanasta. Una estrategia que dio resultado al Real Madrid y que obligó a cambiar esa regla para que nadie lograra sacar ventaja de ello.

Un palmarés envidiable
Pedro Ferrándiz es uno de los más laureados entrenadores del baloncesto español. Llevó al Real Madrid desde los banquillos a conquistar cuatro Copas de Europa, once Copas de España y diez Ligas. Un dilatado palmarés cosechado en apenas quince años, desde 1960 a 1975.

Pedro Ferrándiz, Real Madrid, baloncesto,
Pedro Ferrándiz, en el 'Hall Of Fame'. Foto propiedad de Sabilla27 -usuario de Wikimedia-
La importancia de su carrera deportiva ha hecho que sea, junto a Antonio Díaz Miguel, los únicos entrenadores españoles incluidos en el salón de la fama del baloncesto situado en Estados Unidos.

Además de los numerosos homenajes y premios personales recibidos, el nombre de Ferrándiz estará para siempre vinculado a su ciudad, Alicante, donde el pabellón de deportes lleva su nombre al igual que en la localidad de Alcobendas y, especialmente, es recordado por una genialidad, una ocurrencia que define su habilidad con la pizarra.

La Copa de Europa de la temporada 1961-62 
Pedro Ferrándiz entraba en la década de los años sesenta con el respaldo de los primeros títulos y la confianza de la plantilla merengue. Aquel innovador técnico, que apenas había entrado en la treintena, afrontaba el reto de arrebatar la corona europea a los equipos soviéticos, quienes eran los grandes dominadores de la época en la recién creada Copa de Europa de baloncesto.


El duelo ante el Ignis Varese de octavos de final
El equipo blanco tenía el difícil compromiso ante el Ignis Varese, vigente campeón de Italia, en la segunda ronda del torneo, en los octavos de final. Un campeonato en el que no existían los cabezas de serie y donde las eliminatorias eran resueltas, a imagen y semejanza del fútbol, por partidos de ida y vuelta.

El Real Madrid afrontaba ante el Ignis un encuentro que se empezó a torcer tras el descanso, el cual había terminado con ventaja madridista de ocho puntos. Los contratiempos en el segundo tiempo, en aquella época eran dos partes de 20 minutos, jugaban en contra de los blancos. Hightower estaba lesionado, el otro estadounidense, Morrison, eliminado, al igual que Carlos Sevillano y el resto de principales jugadores, como Emiliano, estaban en el banco cargado de personales, mientras el marcador se estrechaba anunciando una temida prórroga para el Real Madrid.

Ignis Varese, balonesto,

El Ignis había rechazado cambiar de cancha, a la cercana Milán -a menos de 60 kilómetros-, para disputar este encuentro en el pequeño y asfixiante pabellón de Varese, donde la presión del público, unas 2.000 personas, era más patente.

A falta de dos segundos, y con un Madrid diezmando, el Ignis empataba el encuentro a 80 puntos. El Madrid sacaba de línea de fondo con la imposible misión de cruzar todo el campo y anotar o esperar a vivir una complicada prórroga que colocara una brecha insalvable para el encuentro de vuelta. Y es aquí cuando surgió la pizarra de Ferrándiz, pidiendo un tiempo muerto y sacando al base maño Lorenzo Alocén con unas precisas instrucciones para lograr una canasta que salvara al equipo.


Estas fueran las órdenes de Ferrándiz, reproducidas años después en una entrevista ofrecida al periodista Iñako Díaz-Guerra, del diario As.

"Lo teníamos previsto y habíamos estudiado la jugada antes del partido. Jugábamos en Varese en octavos de la Copa de Europa, era el partido de ida y quedaba la vuelta en Madrid. En el primer tiempo ganábamos 36-44, pero la cosa se puso fea. Hightower estaba lesionado y Emiliano en el banco. A falta de dos segundos metieron la canasta del empate a 80 y eliminaron por faltas a Morrison. Estábamos en inferioridad clara y la prórroga no nos convenía. Pedí tiempo muerto y saqué a Alocén".

Así lo narraba el propio Alocén:

"Me dijo: 'Lorenzo, ya sabes lo que tienes que hacer'. Sacábamos de debajo de nuestra canasta y me la pasó Lluís. Emiliano estaba esperando para palmear si la fallaba, pero la metí limpia y fingí celebrarlo. La afición italiana empezó a gritar alborozada '¡Lorenzini, Lorenzini!".


El partido terminaba con 82-80 a favor de los italianos. Una renta corta para lo que presumiblemente habrían conseguido los italianos en una tiempo extra que el Real Madrid afrontaba con muchas bajas.

"Nosotros le agarramos como si se hubiera vuelto loco para que los árbitros no pitaran técnica y anularan la canasta. Pero un jugador del Varese, Toth, empezó a recriminarnos. El público se dio cuenta y empezó a tirarnos de todo"

El Real Madrid lograba en el Frontón de Vista Alegre de la capital, pocos días después, remontar los escasos dos puntos de desventaja de la ida con un contundente 82-63 que permitía a los blancos seguir en la competición, en una edición donde alcanzaron la final, cayendo ante el Dinamo Tbilisi. Un anticipo de los cuatro títulos europeos que llegarían más tarde con Ferrándiz dirigiendo a un equipo donde sobresalía otro futuro estratega -Lolo Sáinz-, perfectamente escoltado por Julio Descartín y los citados Emiliano Rodríguez y Carlos Sevillano.

Copa de Europa balonesto,

La autocanasta provocó cambios en las reglas
La FIBA decidió modificar la norma meses más tarde para evitar otro caso como el de la autocanasta ideada por Ferrándiz en el Real Madrid. El castigo, en caso de que algún club lo volviera a intentar, era de 1.000$ y la expulsión del torneo por dos años.

Aunque se puede perdonar si la acción no es intencionada, como ocurrió en el reciente despropósito del Eslovaquia contra México del campeonato de baloncesto femenino sub-17 -ver vídeo- donde una serie de errores en cadena, tanto de jugadores como árbitros, dieron por buena una autocanasta.

Así quedó la regla del baloncesto desde entonces:

16.2.2 Si un jugador convierte accidentalmente un lanzamiento en su propia canasta, la canasta valdrá dos (2) puntos y se anotará como si hubiesen sido logrados por el capitán en el terreno de juego del equipo contrario.

16.2.3 Si un jugador convierte intencionadamente un lanzamiento en su propia canasta, es una violación y la canasta no es válida.

Esta estratagema ideada por Ferrándiz sirvió para encarrilar una eliminatoria perdida y hacerse un hueco en la historia de un deporte en el que siempre dejó huella.

4 comentarios:

  1. Tiene mucha gracia: siempre me han caído simpáticos quienes descubriron como retorcer las normas a su favor. En un sentido positivo, no en plan corrupto, ya me entiendes.

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    1. Te entiendo totalmente. Sí, la verdad es que ese tipo de gente yo les considero unos adelantados. Es como el que se dedicó a contar o hacer estadísticas en los Casinos, por buscar un ejemplo algo parecido.

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  2. Por eso al Madrid alguno le llaman el trampas.

    Fdo Gonzalo Largacha

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