Nadie parece acordarse de ellas, pero gracias a aquellas cintas grabábamos los partidos, videoclips, conciertos y películas que forman parte de nuestra colección de recuerdos
La pandemia impidió que The Mission tocaran en 2020 en Madrid y, posteriormente, un año más tarde. Hoy ha sido el propio líder de la banda, Wayne Hussey, el que ha medio impedido que The Mission ofreciera la totalidad de su repertorio, del denominado 'Deja-Vu' Tour.
The Mission surgió a mediados de los 80 como una escisión de The Sisters Of Mercy. Wayne Hussey y Craig Adams crearon este grupo que seguía la línea marcada con los Sisters, en cuanto al sonido oscuro, pero al que ofrecían un nuevo giro de tuerca a la música gótica, con más presencia de las guitarras y alargando las melodías.
La carrera del grupo, con algunas idas y venidas, con algunos largos paréntesis, siempre fue exitosa, teniendo una colección de himnos muy fáciles de disfrutar, con un sonido ameno y virtuoso con el que conquistar cualquier oído.
The Mission + Sigmund Wilder en la Sala la Mon, 26 de abril de 2023
Sigmund Wilder hizo lo que todo telonero ha de hacer: preparar un buen concierto e ir calentando motores. Sonaron compactos instrumentalmente hablando. Solo el micrófono no estuvo a la altura de los barceloneses.
Como si fueran un gregario que prepara a su líder para subir el primer puerto, Sigmund Wilder dejó al público preparado para The Mission, solo que The Mission no parecía preparado para este público.
La entrada de Wayne Hussey, Craig Adams y Simon Hinkler mostraban una fatal mezcla de cansancio, apatía y hasta ebriedad, o eso es lo que parecía. Los tres desfilaron torpes por el escenario para arrancar con Beyond The Pale, casi irreconocible, como el reflejo de una imagen mal revelada.
Si Felipe II se quejó de luchar contra los elementos en aguas británicas, ahora era el inglés Hussey el que libraba una batalla contra el calor, ante la imposibilidad de conectar el ventilador que asomaba por el techo de la sala y, en especial, contra el técnico de sonido, al que señalaba como responsable de los problemas con el micro y la guitarra.
Las canciones iban cayendo sin remisión y con leves mejoras en el sonido en cada tema, pero sin lograr una sonrisa del maestro Hussey. Like A Child Again y Butterfly On A Wheel representaron los mejores momentos de la noche representando a la mejor época de la formación. Y ahí es cuando Hussey, como si sufriera una pájara, una indisposición, o una mezcla de muchas sensaciones, decidió dejar desangelado el escenario para ir al camerino zigzagueando.
Sus compañeros trataron de cubrir su vacío de la mejor manera y, en parte, lo consiguieron. Tras unos minutos largos de espera salía de nuevo Hussey, quien seguía oculto bajo unas gafas oscuras, para tratar de cantar Tower Of Strength tras un simple "Thank You" al que no le acompañó una disculpa. Era la última canción pactada de la noche, aunque por el camino se había dejado unas cuantas. Algo imperdonable.
De este modo tan abrupto concluía este 'Deja-vu' de The Missión que ha acabado como una misión fallida. El público sin respuestas, y con muchas preguntas, iba abandonando la Sala Mon.
La proximidad geográfica ha convertido a los portugueses Moonspell en uno de los grupos más habituales dentro de la agenda cultural de conciertos en las ciudades españolas. Pese a la frecuencia con la que vienen, fruto también de la prolífica producción musical de los lusos, el público siempre responde a la cita con fidelidad, agradeciendo la cercanía de Fernando Ribeiro y compañía en los escenarios, además de su buen hacer sobre las tablas.
Moonspell volvía a pisar la capital española casi unos meses después de la última vez y dos años desde su anterior visita a la Sala Caracol, evidenciando que el idilio de la banda lisboeta con sus vecinos es continuo y mutuo.
El motivo en esta ocasión era la presentación de un disco que llegaba recién sacado del horno, sin tiempo a ser degustado por la audiencia, pero con buenas sensaciones tanto por la temática como por la producción musical, mucho más orquestada que en anteriores trabajos y con un punto más de metal, menos gótico y más sinfónico, en otro enésimo giro de tuerca al estilo del grupo.
El nombre elegido para el disco no era otro que '1755', la fatídica fecha del terremoto que asoló a Portugal en otro mes de noviembre, y especialmente a Lisboa, por estar a poca distancia del epicentro, destruyendo edificios y dejando multitud de fallecidos tanto por acción directa del temblor como por las consecuencias posteriores de la tragedia. Y sobre este desastre versaba este disco de Moonspell, una obra conceptual dispuesta a ser mostrada a sus seguidores hispanos.
Moonspell en la Sala Caracol, Madrid a 8 de noviembre de 2017
A las 19:30 horas se abrían las puertas de la sala situada en las inmediaciones de Embajadores para dar comienzo al directo de Norunda, banda hispano-lusa novel pero con tablas en la música, donde demuestran que no son principiantes. Su heavy-metal con ramalazos a veces más pesados y otras más rockeros tuvieron buena respuesta.
Bizarra Locomotiva era la siguiente formación en desfilar. Si la misión de los teloneros es entretener y generar en el espectador un futuro interés, esta formación portuguesa lo consiguió con creces. Primero por la potencia de sus canciones, un metal industrial con voz gutural, y también por el magnetismo de su cantante, Rui Sidónio, con gran parecido físicamente a Till Lindemann de Rammstein, compartiendo también con él la fuerza e hiperactividad, incluso el histrionismo.
Rui Sidónio se implicó tanto en su actuación que pronto abandonó el micrófono para bajar a la pista y entremezclarse en la gente, invitando a formar parte del espectáculo, incitando a perder la vergüenza y dejarse llevar, atrapando las miradas y provocando en cada gesto. Todo ello ya lo había conseguido antes de que Fernando Ribeiro apareciera por sorpresa a cantar uno de los temas, O Anjo Exilado, junto con el resto de compañeros de Moonspell, anunciando el plato fuerte de la noche.
En una noche muy lusa, con Norunda a medio camino de Lisboa y Madrid, además de los portugueses Bizarra Locomotiva, quedaba el mayor orgullo metalero de Portugal: Moonspell, con un disco cantado entero en portugués y con el terremoto de 1755 como tema principal. Y así es como empezó el turno de los chicos de Fernando Ribeiro.
La estrechez de la Sala Caracol no permitió un atrezo demasiado grande para recrear los distintos capítulos del álbum. Si bien, Ribeiro a través de las letras, de su voz y de los distintos atuendos, en especial con la potente Todos Os Santos y la versión convertida en un tenebrosa nana de la Lanterna Dos Afogados iba poniendo la teatralidad que la obra se merecía, mientras su garganta trataba de agarrarse con fuerza al micrófono, visiblemente debilitada por la exigencia sonora que posee el disco, mucho más grave y desgarrador que en otros trabajos.
Después de tocar todos los temas del CD, apenas editado este mismo noviembre, Moonspell no se quiso olvidar del resto de su discografía y comenzó a desgranar poco a poco lo mejor de su material ante su legión de seguidores, en menor número que en otras ocasiones pero igualmente ruidosos y receptivos.
Vampiria, con la capa cubriendo al espigado cantante, iniciaba la segunda parte del show, mucho más celebrada por sonar algunos de los antiguos grandes éxitos y nuevos clásicos de la banda lisboeta. Desde Alma Mater a Opium, pasando por Awake o Breathe (Until We Are No More), todos ellos con el epílogo habitual del Full Moon Madness, tan embriagador como de costumbre, sensual y sombrío, seductor y potente. Una melodía para ser danzada en la oscuridad cuando el suelo haya dejado de temblar.
Se suele decir que las separaciones no traen nada bueno, aunque, a veces, distanciarse y ver las cosas con perspectiva puede suponer iniciar un camino alternativo que no se habría tomado anteriormente. El grupo británico The Mission sigue los pasos que ya marcaron bandas tan dispares como Dio, Megadeth o Gamma Ray, quienes tienen en común desvinculase de la formación matriz, casos de Black Sabbath, Metallica o Helloween, demostrando que los esquejes también pueden brotar, florecer y echar raíces.
Los músicos Wayne Hussey y Craig Adams fundaron The Mission en 1986, ambos eran exmiembros de Sisters Of Mercy, formación referencia del rock gótico que había nacido a finales de los setenta. El tándem Hussey y Adams pronto recogió los frutos, merced a la gran acogida de los discos editados entre 1986 y 1996, marchando a rebufo de los demás, pero a buen ritmo.
Si el objetivo de un grupo es disfrutar con lo que hacen y tratar de dejar huella, The Mission ha logrado incluir su nombre entre los referentes del rock, en la vertiente más oscura, aunque contradictoriamente su vuelta de tuerca al sonido de los Sisters daba como resultado una melodía más alegre y colorida.
The Awakening y The Mission en la Sala But de Madrid, el 14 de octubre de 2016 No es fácil ser telonero cuando acumulas más de una década sobre los escenarios. Por ello, el combo sudafricano The Awakening cumplió con una nota alta en su aparición en la Sala madrileña But. Solo le faltó a Ashton Nyte algo de química con el público para haber rozado el sobresaliente, dado que no fallaron a la hora de hacer carburar a una audiencia ya entrada en edad y donde las canas triunfaban entre las cabelleras.
Con un leve retraso, The Mission hizo aparición sobre las tablas del local del barrio de Chamberí. Cerrando el quinteto se encontraba Wayne Hussey, tan dicharachero como de costumbre, acompañado de una botella de vino, como viene siendo habitual, y dispuesto a repasar tres décadas de los mejor de su cosecha.
El set del repertorio no dejaba de dudas de las intenciones, arrancando de golpe con Beyond The Pale, Serpent's Kiss y Like A Hurricane. Con un nivel tan alto era lógico que existieran altibajos cuando fueron salpicando temas de los discos más nuevos, el último recientemente editado hace escasos meses.
Como si todo estuviera medido, y haciendo de nuevo un guiño a los seguidores más clásicos, Hussey, reinterpretó el Like A Child de un modo más acelerado a la versión habitual, movido bajo los hilos del bajo de Craig Adams, quien se iba animando a cada minuto, y bañado bajo la sensual voz de la corista femenina, la gran sorpresa de esta gira, un contrapunto sonoro que recordaba a la etapa más oscura de los Sisters, cuando Hussey y Adams eran parte del gran combo británico.
La primera parte del concierto terminaba con otra apuesta fuerte y bien calculada. Met-Amor-Phosis, perteneciente al último trabajo, encajaba a la perfección entre tres clásicos como Severina, Tower of Strength y Wasteland, terminando así el primer bloque de la noche.
Tras el descanso La sensualidad mostrada con la sentida revisión del Bird Of Passage en formato acústico dio paso a una de las canciones más hermosas y dulces de la historia del rock, Butterfly On A Wheel, evidenciando que uno de los grandes logros de The Mission fue popularizar el gótico y llevarlo a las pistas de baile a través de los teclados y la suave voz de Hussey.
Craig Adams (i), con el bajo y Wayne Hussey (d), a la guitarra.
Para poner el broche final a esta nueva exhibición y derroche de talento de los Mission, escogieron un corte muy apropiado. El estribillo de Deliverance se eternizaba mientras Hussey se mezclaba con el público y Adams dibujaba esa atmósfera única a través de sus cuatro cuerdas. "Brother, sister, give me deliverance", clamaba Madrid, banda y público, fundiéndose en un solo lema, hermanándose, cerrando esta comunión perfecta de casi dos horas de duración que valen por otros treinta años.
El fútbol y la música tienen en común emocionar y reunir a grandes cantidades de público alrededor suyo. Por eso, me he propuesto presentar mis diez canciones favoritas que traten en su letra sobre el fútbol, por eso no incluiré ni himnos de clubes, ni cánticos habituales de las gradas de los estadios o canciones que todos relacionamos con el fútbol pero que en su contenido no se hable de él, como el You'll Never Walk Alone, el Dale Cavese y un largo etcétera.
1. Slade - Give Us A Goal (1977)
Uno de los grupos referentes en la música glam y que el tiempo ha reconocido su influencia, -en grupos sobre KISS o Twisted Sister-, escribió un tema en 1977 sobre el gol con un videoclip en el que aparecían ataviados con bufandas y cantando entre hinchas en el estadio del Brighton & Hove Albion, quien jugaba ese día ante el Burnley.
Los británicos Slade no solo nos dejaron este futbolero 'Danos un gol', sino que su célebre Cum On Feel the Noize se ha popularizado entre los hinchas del mundo del fútbol como parte del repertorio habitual.
2. The Mission - Draped In Red (2007) Wayne Hussey, además de ser un referente en la música gótica -primero como miembro y guitarrista en The Sisters Of Mercy y más tarde como fundador y cantante en de The Mission-, es un enamorado del fútbol, concretamente del Liverpool.
En el disco 'God Is A Bullet' (2007) dejó patente su pasión por el equipo 'red' con Draped In Red, cuya letra empieza con un "Two five zero five zero five", 250505, o lo que es lo mismo, el 25 de mayo de 2005, la fecha en la que el Liverpool logró con Rafa Benítez la Champions en los penaltis ante el Milan en Estambul, tras igualar un 0-3 con el que se cerró el primer acto, en uno de los desenlaces más espectaculares del fútbol moderno.
3. Iron Maiden - Weekend Warrior (1992)
Los también británicos Iron Maiden siempre ha tenido una estrecha relación con el balompié. El bajista Steve Harris es un apasionado del fútbol y del West Ham United, exhibiendo los colores granate y celeste tanto en los conciertos como en sus discos a través de ese juego de palabras que es 'Up The Irons', un grito que sirve para animar al grupo musical como al club, conocidos como los 'Irons'.
También hay un guiño más directo al West Ham en otros trabajos como el 'Somewhere In Time' o el 'Virtual XI', undécimo disco de la formación y que terminó siendo un homenaje al fútbol.
Las tragedias ocurridas en los estadios durante la década de los 80 debido al auge de la violencia por parte de los grupos ultras hicieron tambalear la seguridad en el deporte. Heysel, en 1985, fue el detonante de muchos cambios y de una concienciación social de la cual también Harris tomó nota al escribir en 1992, para el álbum 'Fear Of The Dark', junto a Janick y Gers, sobre la mentalidad agresiva de estos hooligans a los que bautizan como 'guerreros de fin de semana'.
Iron Maiden posando con parte de la plantilla del West Ham United
4. Die Toten Hosen - Bayern (2000)
Al igual que Iron Maiden, los alemanes Die Toten Hosen también se identifican con una institución deportiva a la que incluso han apoyado económicamente y llegado a patrocinar, ese equipo es el Fortuna Dusseldorf.
Su devoción por los colores rojiblancos son notorios en muchos videoclips, como Tage Wie Diese, al igual que también lo son sus odios futbolísticos, fobias que se hacían públicas en el año 2000 con la arriesgada canción Bayern, en la cual no ocultan su manía al equipo más popular de Alemania.
"Quiero decir, si tuviera 20 años y fuera supertanlentoso
y el Real Madrid ya me hubiera llamado,
y los jóvenes del Manchester,
si también hubiera jugado ya para Alemania
y estuviera mentalmente muy bien a tope
y Uli Höness estuviera detrás de mi"
"No abriría mi puerta,
Por que a mi no se me ocurriría ir con gente como la del Bayern"
"No tengo nada contra Múnich
Solo que nunca iría al Bayern"
5. Edoardo Bennato & Gianna Nannini - Un' Estate Italiana (1989)
El dúo formado por los canta autores italianos Edoardo Bennato y Gianna Nannini interpretaron el tema principal del Mundial de Italia de 1990. Se trataba de una canción alegre, muy pop y con el deseo de que se celebraran muchos goles bajo la noche estrellada de un verano italiano que vio coronar a Alemania Federal frente a la Argentina de Maradona por 1-0, un resultado que terminó siendo muy habitual en este Mundial tan escaso de goles.
6. New Order - World In Motion (1989)
New Order fue la formación surgida en Manchester tras la disolución de Joy Division por el fallecimiento de Ian Curtis. Los New Order quisieron también mostrar su apoyo a la selección inglesa para el campeonato de Italia'90, donde los 'pross' eran uno de los favoritos al torneo.
Algunas de las estrellas de aquel plantel -como Paul Gascoigne, John Barnes o Peter Beardsley- asomaban en el vídeo promocional donde se repetía varias veces y con orgullo "We're playing for England". Quedaron cuartos en aquella cita. La mejor clasificación nunca obtenida desde 1966. Un papel digno, pero por debajo de las expectativas de una de las mejores generaciones de fútbol británico de las últimas décadas.
7. The Lightning Seeds - Three Lions (1996)
Inglaterra ejercía de anfitrión en la Eurocopa de 1996, tres décadas después de haber sido sede de una Copa del Mundo, por ello el lema utilizado era el del "fútbol vuelve a casa".
El grupo inglés The Lightning Seeds se juntó con los humoristas Baddiel & Skinner para hacer un tema pegadizo que repasaba los éxitos y fracasos de la selección nacional, conocida como los tres leones, relatando las acciones de Moore, Banks Lineker..., las cuales se entremezclaban tanto en el texto como en las imágenes del vídeoclip.
8. Andrés Calamaro - Maradona (1999)
Para muchos, entre los que me incluyo, Diego Armando Maradona es el mejor jugador de la historia. La admiración por el '10' se ha trasladado también a la música donde distintos artistas han rendido su particular tributo al astro argentino.
De todos esos temas me quedo con el que escribió Andrés Calamaro. El artista argentino es un seguidor acérrimo del fútbol, como se puede apreciar en otros títulos tan futboleros como Estadio Azteca -el monumental estadio mexicano- u Otro Amor en Avellaneda, dedicado al Club Atlético Independiente, uno de los cinco grandes del fútbol en Argentina.
9. Queen - We Are The Champions (1977)
Es sin duda la melodía con la que más se relaciona en el deporte a los ganadores. Fue escrita por Freddy Mercury, según argumentan algunas fuentes, para el Manchester United. Si bien, ninguno de los miembros de Queen mostró nunca abiertamente sus gustos futbolísticos.
Este éxito de Queen suena desde la temporada 2001-02 cuando se entrega el título al campeón de la Champions, que es justo lo que trata de describir la letra, esa sensación indescriptible de ser campeones. Un trofeo que levantó el propio United en 2007, para júbilo de aquellos que pensaban que así se cerraba el círculo que existió entre los 'diablos rojos' y el cantante.
Voy a terminar con un grupo de mi ciudad, concretamente del distrito de Hortaleza, y que relata de un modo muy alegre lo que es disfrutar el fútbol desde el graderío como un entretenimiento más. Ese debería ser el espíritu con el vivir el fútbol.
"Y con mi bota de vino y mi bocata de salchichón, nos vamos a ver el furbol como Dios está mandao".
Pocos grupos musicales pueden presumir de la inagotable capacidad de producir discos como la que tiene Paradise Lost. El grupo británico, fundado en 1988, no ha dejado de brotar música desde su estreno en 1990 para firmar catorce álbumes de estudio en apenas un cuarto de siglo.
La prolífica carrera de los de Yorkshire siempre ha ido acompañada de una extraordinaria actitud camaleónica, reinventándose en cada nuevo trabajo, ofreciendo un nuevo punto de vista, como un dodecaedro formado por multitud de caras y una misma base.
Paradise Lost, el cual toma nombre del relato del siglo XVII escrito por John Milton, coincide con el poema en la temática religiosa y un tono épico que en manos del dúo compositor formado por Nick Holmes -cantante- y Greg Mackintosh -guitarra principal y teclados- se hace más tenebroso.
Esta formación de culto, que curiosamente nunca ha llegado a calar profundamente en Inglaterra, ha creado escuela y adeptos con cada paso, aunque no los suficientes para la gran repercusión que han tenido. Son pioneros en varios estilos musicales como el doom metal, un subgénero del heavy metal al que se le otorga una atmósfera más tranquila, y de esa fusión tan personal del gótico con el metal, donde los violines o los teclados pasan de ser un envoltorio a liderar algunas de las composiciones.
Paradise Lost, 6 de noviembre en la Sala Arena de Madrid
Con un leve retraso, respecto al horario previsto, salió el quinteto de las sombras de la Sala Arena para extender la oscuridad que alberga su último disco, cuyo protagonismo destacó sobre el resto de trabajos.
Era lógico. Los británicos presentaban 'The Plague Within' y sobre él construyeron un recorrido que a veces sufría salpicaduras de otros discos anteriores del combo. Arrancaron con No Hope in Sight, un tema con mucha pegada que exige varios cambios en la gargante de Holmes, pasando de insinuar a desgañitarse con voz gutural.
Widow fue el primer guiño al pasado, a ese momento en el que el grupo coqueteaba con el death metal antes de decantarse por la innovación. Un CD muy acorde al actual, donde se ha profundizado en los raíces para ofrecer una estructura muy densa y pesada, con una batería tremendamente atronadora y dominante, con alguna concesión a la melodía pero endureciendo en líneas generales la oferta musical.
Los teclados de Erased, Praise Lamented Shade y Enchantment significaron la primera tregua con esa ambientación más gótica, pausada pero a la vez potente, lo suficiente para seguir manteniendo la atención de un público participativo que parecía haber contagiado a un irreconocible Holmes, quien incluso bromeaba con las primeras filas del abarrotado recinto madrileño.
Antes de que llegara el necesario descanso, As I Die y Requiem hacían de perfecto puente entre los inicios de la formación, la confirmación y su madurez compositiva, una de las claves del éxito de PL.
El arranque épico de Return To The Sun fue el mejor pretexto para encarar la recta final con otro corte más de este último álbum, flanqueando a dos de los mejores himnos de Paradise Lost, dentro de la extensa colección que atesoran y que desgraciadamente muchos de ellos quedaron olvidados en sus maletas.
Faith Divides Us - Death Unites Us sonó deliciosa, creando ese sonido a la vez grandioso y sugerente que An Eternity Of Lies continuó para rescatar, por último, el clásico Say Just Words, el que demuestra la sobresaliente creatividad de un quinteto de lujo que ha instalado su paraíso en la tierra y al que la versatilidad no le pierde. Amén.
El fado ha sido siempre la música con la que se ha asociado internacionalmente a Portugal. Considerada tradicionalmente como la música del alma, la melancolía y tristeza que desprenden sus cantos coinciden con los sentimientos que desgrana Moonspell, el mejor exponente rock de nuestros vecinos en la Península.
La terna formada por Anathema, My Dying Bride y Paradise Lost inspiraron a multitud de formaciones a lo largo del planeta, entre ellos a unos jóvenes lusos que aspiraban en 1990 a sacar cuanto antes la cabeza del caparazón en la dura industria musical.
El lisboeta Fernando Ribeiro se convirtió en la voz y el faro con el que guiar a los recién nacidos Moonspell en un proyecto con pasado en el black metal y un prometedor futuro debido a la calidad de las letras, producto del alma de poeta que conserva su cantante, y la variedad de sus sonidos, manejándose entre el doom y el gótico, manteniendo una senda musical muy parecida a la realizada por Paradise Lost.
De hecho, Moonspell se ha convertido con el paso de los años en los perfectos discípulos de Paradise Lost. Ambos han apostado por un estilo personal alejado de las directrices comerciales, aumentando y disminuyendo la dureza de sus obras, unas veces por capricho, otras veces por experimentación y creatividad.
Si lo habitual en la vida de un grupo es mantener un estilo constante o ir suavizando tu oferta disco tras disco, tanto Paradise Lost como Moonspell han optado por alternar sus apuestas más heavys con las más accesibles, casos del disco 'Host' (1999) en los ingleses y 'Sin Pecado' (1998) en los portugueses, dos trabajos que bien los podría haber firmado Depeche Mode y que supusieron otro punto de inflexión para el enésimo cambio de tono de sendos grupos.
Ahora ha tocado otro vaivén en la trayectoria de los lusitanos. Moonspell presentaba en Madrid su undécimo disco, 'Extinct (2015)', un retorno a las raíces más clásicas dentro del gótico.
El cartel de la gira 2015 no podía ser más apropiado. La foto del 'Monumento a los Descubrimientos', situada en el barrio de Belém de la capital portuguesa, servía de anuncio al tour de la formación más internacional de Portugal, en su nueva conquista por el viejo continente.
Septicflesh y Moonspell en la Sala Caracol, 26 de marzo de 2015
La Sala Caracol ha recibido una buena sesión de dos de las mejores formaciones latinas que se pueden encontrar en el panorama del metal extremo.
A la formación madrileña que abrió fuego, de manera muy digna, le siguió un grupo consagrado que ha vuelto a la carretera tras una ruptura que amenazó con fulminar la trayectoria de Septiflesh.
Los griegos ofrecieron un show muy potente donde demostraron que, a pesar de tratarse de una formación de death metal, los cambios de ritmo y la ambientación orquestal contribuyen a darle un tono melódico y accesible a su propuesta musical plagada de riffs pesados y voces guturales.
El lleno era total cuando Moonspell hizo entrada en el escenario de la Caracol. Sin más preámbulos, la colosal figura de Fernando Ribeiro inundó la sala para comenzar desgranando los temas de su último trabajo, los cuales se sitúan de nuevo en su vena más oscura y moderada.
Breathe (Until We Are No More)fue interpretada de forma impecable y deliciosa, anunciando que la noche iba a girar en torno al último trabajo, sin olvidar los grandes éxitos del quinteto lisboeta que asomaron por partida doble justo cuando sonaba la cuarta y quinta canción de la noche, que correspondieron a Opium y Awake!, abanderadas del aclamado álbum 'Irreligious' (1996).
Ribeiro disfrutaba con el resultado que estaba teniendo el show, su mirada le delataba y su tono cercano, dialogando mucho en castellano, y bien, lo confirmaba.
No había pausa. El 'Extinct (2015)' seguía de estreno. Un disco notable cuyo pecado es que se mueve mejor en la intimidad de una habitación o de unos cascos que en la amplitud de un concierto con un público deseoso de participar de la fiesta. Es un trabajo con claras influencias en Sisters Of Mercy y Type O Negative, a base de arreglos orquestales y atmósferas con teclados que invitan a la meditación y ensoñación, antes que a moverse sin remisión en la pista.
Después de esta lógica licencia del combo luso al nuevo CD, donde brilló el tema The Last Of Us -candidato a clásico en próximos repertorios-, comenzó el repaso a los grandes éxitos, especialmente del 'Wolfheart' (1995).
La comunión entre Moonspell y la audiencia madrileña era absoluta. Un hechizo que se perpetúa desde los orígenes con esta formación. Mephisto y Vampira invocaron a todas las almas de la Caracol para después unirse en una danza galaico-portuguesa que toma por nombre Ataegina. El perfecto anticipo para Alma Mater, el éxito que abrió las fronteras de Portugal para el grupo, emulando a Vasco Da Gama, y que sonó a despedida, un prematuro adiós que se pospuso para deleitar un imaginado bis.
Ribeiro y compañía no se querían marchar sin dejar de nuevo una profunda huella en sus vecinos. Wolfshade (A Werewolf Masquerade) alteró con su contundencia y dulzura, mezclada con esos camaleónicos cambios de registros en las voces y en la percusión.
El perfecto preámbulo para el éxtasis final y el himno de los himnos, porque Full Moon Madness tiene algo que embriaga, un encanto mágico que te sumerge entre las melodías que dibujan Ricardo Amorim con la guitarra y Pedro Paixao con los teclados. El colofón con el que volver a enamorar a Madrid hasta una nueva cita.
Moonspell es como una mujer irresistiblemente atractiva que da igual que vaya desarreglada o con la mejor de sus galas, despeinada o recién salida de la peluquería, siempre va a provocar la atención allá por donde camine. Como esta noche.
No hay duda de que el inglés es el idioma oficial del rock y del pop. La lengua de Shakespeare ha servido de vehículo para que Inglaterra y Estados Unidos exportaran a sus grupos musicales a todos los confines del globo, ayudados primero por la radio y después por la TV.
La aparición de sellos internacionales musicales potenciaron el nacimiento de movimientos culturales en otros lugares, abriendo el mercado a países que habían tenido hasta entonces un papel secundario. ABBA fue uno de los responsables de liberar las fronteras del norte. El cuarteto sueco tuvo que esperar un lustro para que otros compatriotas, Europe, volvieran a poner los ojos sobre sus frías tierras. Una mirada que ya no desapareció en los 80 y 90 con la irrupción de Roxette, A-ha o Ace of Base.
Las posteriores oleadas que comenzaban a venir de los dominios de Odín crecieron en número y potencia. Transformando a Suecia, Noruega y Finlandia como la mejor cantera del sonido gótico y extremo, del metal más demoledor y oscuro.
De Suecia: Candlemass, Entombed, Bathory, Yngwie Malmsteen, Opeth, At The Gates, In Flames, Hellacopters, Hardcore Superstar, Tiamat, Ghost, Hammerfall, Katatonia, Backyard Babies, Arch Enemy, Therion...
De Finlandia: HIM, Nightwish, The Rasmus, Apocalyptica, Children of Bodom, Sonata Arctica, Poisonblack, Charon, Stratovarius, The 69 Eyes, Lordi, Impaled Nazarene, To/Die/For...
De Noruega surgían parte de los 'mayores demonios' del rock contemporáneo a ritmo de death metal y black metal -con referentes como Mayhem, Burzum, Emperor, Darkthrone, Immortal o Enslaved-. A la par que ellos, Gluciefer y Turbonegro se abrían paso con toques más garajeros, coqueteando con el punk, un estilo similar al que practicaban Backyard Babies o The Hellacopters en Suecia.
Turbonegro
Cuando uno analiza a Turbonegro, no encuentra nada novedoso en su oferta. El combo noruego ha mezclado varios conceptos tanto musicalmente como estéticamente desde que nacieran a finales de los 80. Se trata de un hard-rock que a veces se acerca al punk clásico de Nueva York, mamado directamente de los Dictators, para otras pasar por un estilo glam, tendencia que se vislumbra en sus maquillajes y el aspecto tanto andrógino como teatral, que bien podría haber firmado un Bowie o Alice Cooper.
Entonces, ¿a qué se debe el éxito? El éxito de Turbonegro se compone de un puñado de muy buenas canciones, temas con atractivas melodías que invitan al movimiento, a una grandiosa puesta en directo -casi circense; siempre cómica-, y a la personalidad de sus líderes sobre el escenario. Una figura encarnada anteriormente por el inconfundible Hank Von Helvete y ahora retomada por un fan del grupo que ha cumplido su sueño de liderar a la banda que tanto adoraba.
Todo ello sumado al repóquer de discos claves en la historia de la banda, y del punk-rock escandinavo. Un quinteto formado por 'Never Is Forever', 'Ass Cobra', 'Apocalypse Dudes', 'Scandinavian Leather' y 'Party Animals'.
Turbonegro en la Sala Penélope. Madrid, 11 de diciembre de 2014
El ambiente gélido en la sala Penélope fue pronto resuelto por el calor humano del público al hacerse hueco en los estrechos recovecos que dejaba la pista.
Los encargados de calentar el ambiente fueron los baracaldeses Porco Bravo con un show magistral donde además de sonar compactos, ofrecieron ese punto de implicación con el público que se está perdiendo, así como la capacidad de Manu, cantante, de provocar con la mirada, de incitar en cada gesto y escandalizar tanto con sus poses como actos, como cuando se quemó el periódico en el pecho o se grapó la cara, actitudes rebeldes que parecían haberse apagado en nuestros escenarios. Una herencia perdida desde el punk de los 70 y 80 que esta noche se recuperó.
Manu no dudó en subirse a una tabla de surf para buscar la ola buena en la Penélope
La espera se hizo interminable antes de que Turbonegro tomara el relevo de la formación de Barakaldo. Los noruegos se han dejado en el camino a su anterior frontman y desde 2011 el barco está capitaneado por un antiguo seguidor acérrimo que ahora asiste a los conciertos desde el otro lado del escenario.
Con bastante retraso, la robusta figura del británico Tony Silvester hizo acto de escena junto al resto de la formación, cuya imagen es un cruce entre unos marineros despistados que buscan sexo desesperadamente en cualquier puerto -como si fueran asiduos al legendario bar la Ostra Azul- o un grupo de personas trasnochadoras que pretenden homenajear a los Village People por un puñado de monedas. Y es que Turbonegro además de buena música, es una imagen con su copyright.
La falta de puntualidad pronto fue perdonada por el impaciente público madrileño. Los noruegos han sido inteligentes a la hora de preparar el material que sonaría en esta gira. Se han olvidado de la escasa repercusión de los últimos dos trabajos para dar la relevancia que se merece a las joyas que guardan su discografía.
Euroboy eligió un 'discreto atuendo' para saltar a la sala Penélope
Aunque el protagonismo, y las miradas, se dirigían al nuevo cantante, evaluándole, el peso de la actuación recayó sobre el aparente impasible Knut Schreiner, conocido como Euroboy, el cual marcó el compás a través de esos extraordinarios acordes que tiene Turbonegro y que este portento de las seis cuerdas sabe dosificar.
Los grandes éxitos caían uno tras otro, con una atronadora fuerza a la que le faltó un mejor sonido desde el micrófono. All My Friends Are Dead, Blow Me (Like The Wind), Are You Ready (For Some Darkness), Rock Against Ass, Sell Your Body (To The Night) desfilaron por la cubierta de proa en la primera parte del set.
En medio de cada tema se colaba de vez en cuando el número particular de Happy Tom. El bajista, bajo su estética de grumete despistado, hizo de improvisado traductor de un charlatán Silvester. Dos circunstancias que o bien pudieron hacer carcajear o cortar el ritmo de aquel que buscara sólo música.
Las capas de maquillaje del quinteto iban despareciendo en la noche para dar paso a dos de la más deseadas de su repertorio. Fuck The World y Get It On aceleraron otra vez a la multitud antes de ofrecer el primer parón de su descarga.
El regreso del grupo sobre las tablas sirvió para dejar patente la calidad como músicos al interpretar primero The Age Of Pamparius y luego encadenar con riffs varios éxitos de la historia de música de los 80 y 90. Entre notas de Nirvana y Metallica asomó una versión de Dire Straits que condujo al inevitable final, al himno de los nórdicos que no es otro que el I Got Erection.
Un tema corto, sencillo, pero popular en muchos rincones del planeta -no en vano, el equipo alemán del St. Pauli lo usa como banda sonora-. Madrid, que no es menos, también quiso degustarlo, y con su animoso coro y más animado mensaje dejó al público madrileño con la libido subida y una sonrisa de oreja a oreja. Porque la duda es: ¿hay alguien en el mundo al que no le estimule Turbonegro? Lo dudo. Y si hay alguien... ¡que le jodan al mundo!
El gótico había salpicado con unas gotas oscuras al pop y al rock. Faltaba el metal por verse empapado de tanto dramatismo y ambiente sombrío.
De las formaciones más exitosas en esa labor, hay que destacar tres grupos británicos: My Dying Bride, Anathema y Paradise Lost, que en la década de los 90 iniciaron su andadura por los escenarios, sirviendo de referencia para este movimiento musical.
My Dying Bride representaron en los años 90 el sonido doom, que es una variante del heavy, más melancólica y de un ritmo más lento y oscuro, repetitivo y envolvente, al que se añadían instrumentos, en ocasiones, como violines o teclados, que apenas asomaban debido al peso de las guitarras. Su música es parecida a la gótica, pero más contundente y menos rítmica.
Al igual que otras formaciones, los comienzos de My Dying Bride tienen una fuerte influencia del death metal, utilizando voces guturales en los primeros trabajos que pasaría a ser más lánguida según avanzaba la discografía. Como el hermoso tema 'For My Fallen Angel', todo un epitafio llevado a la música.
Anathemaes el proyecto musical de los hermanos Cavanangh: Daniel, Vicent y, en ocasiones, Jamie, que han ido puliendo su estilo hasta quedar como una formación con voces nítidas, riffs limpios, de ritmo lento y tristón, que pasaba del doom al gótico, para hacer finalmente un rock personal más progresivo.
Marcados por la nostalgia y por la tristeza, tanto en la lírica como en la música, a veces autobiográfica, en otras ocasiones figurada, de canciones místicas que envuelven al oído en un placerentero espacio donde abrigarse ante tanta desesperación. Temas como: 'Fragile Dreams', 'Flying', 'One Last Goodbye' o 'Are You There' son el mejor ejemplo.
Anathema en el Festimad madrileño, 2007. Foto propiedad de Mario.
Paradise Lostes, de esta terna, la más exitosa a nivel internacional, aunque curiosamente al principio no tuvo la misma trascendencia en su tierra, Gran Bretaña, que la popularidad que despertaba en otras latitudes.
Desde que a finales de los 80 se fraguara su creación, tomando el nombre del poema del siglo XVII escrito por John Milton, el estilo del grupo ha sido siempre el cambio constante, variando de manera brusca en cada trabajo, en ocasiones endulzando el sonido para volver a recuperar la pesadez del mismo como experimentando con sintetizadores que actuaban como un instrumento más, no sólo para añadir ambientación, para posteriormente recuperar la agresividad de la guitarra en posteriores álbumes.
Con Nick Holmes modulando la voz para adaptarse camaleónicamente a las nuevas propuestas. Reinventándose para no permanecer estancado. Es decir, una continúa evolución musical, pero siempre han mantenido ciertas características que ha hecho de este combo una referencia y un grupo de culto para los aficionados del género al que deleitaban con teclados, orquestación, coros de apoyo, guitarras afiladas de ritmo pesado, pero rítmico, y una batería contundente.
Aunque, junto a sus compañeros de viaje habían dado lustre al doom metal, Paradise Lost se convertía en la ‘cuna’ del metal gótico. Como temas principales que definen a la formación, dentro de su amplia y variada discografía, encontramos a: 'True Belief', 'Say Just Words', 'The Last Time', 'Erased', 'One Second', 'Your Own Reality' y 'Faith Divided Us-Death Unites Us'.
‘Gothic’ inicia una etapa musical oscura El segundo disco de Paradise Lost, Gothic, con un título tan elocuente como representativo, hizo de punto de partida para que el sonido del metal gótico, que se caracterizaba, en líneas generales, por unas letras cargadas de temas religiosos, mitología, deidades paganas o de vivencias personales, casi siempre ahondando en la tristeza, depresión y en evocar, de una manera romántica, al pasado.
La 'bella' y la 'bestia'
Paradise Lost había servido de faro en el inicio del viaje de muchos grupos, que experimentaban con múltiples posibilidades, como la fórmula iniciada por los noruegosTheatre Of Tragedy, con su contrapunto de la ‘bella’ y la ‘bestia', voz femenina frente a un torrente gutural a cargo de un solista masculino. Esta apuesta fue seguida por diferentes formaciones; en Italia aparecían, en la década de los 90, Lacuna Coil que combinaba al solista masculino con el genial timbre de Cristina Scabbia.
La guapa Cristina Scabbia, voz femenina de Lacuna Coil. Foto tomada por Dylan.
El contraste ofrecido por la cantante femenina empezaba a calar, los holandeses de The Gathering eran otro de los grupos que optaba por una mujer. Tras haber alternado voces masculinas, tanto guturales como limpias durante los comienzos, decidieron otorgar el papel líder a una prodigio:Anneke Van Giersbergen. Junto a ella, el grupo escribiría grandes temas que caminaban hacia un sonido cada vez más progresivo, que tras la marcha de Anneke y su sustitución por la nórdica Silje Wergeland, se ha visto acentuado.
The Gathering durante su concierto ofrecido en la sala Heineken, febrero de 2010, con Silje Wergeland al micrófono
Las mujeres al poder
El éxito cosechado por formaciones lideradas por mujeres, como The Gathering y Lacuna Coil, animó y empujó a que muchas bandas de metal gótico, doom o metal sinfónico tuvieran a una representante femenina, ya fuera como segunda voz o reinando en el escenario. Grupos como Xandria (Alemania), L’Ame Immortelle (Austria), Epica y After Forever (Países Bajos), Leaves' Eyes y Tristania (Noruega), y en especial dos cantantes, Sharon den Adel y Tarja Turunen, que conducirían a sus formaciones a ser grandes referencias del metal sinfónico: los holandeses Within Temptationy los fineses Nightwish.
Within Temptation, sala la Riviera de Madrid. Gira del Unforgiving (2011)
Protagonistas de la nueva escena musical
Otras dos elementos claves para entender toda esta amalgama de grupos son los alemanes Lacrimosa, cuyas pinceladas de música clásica (a base de violines y otros instrumentos) ofrecían un abanico de sonidos, y los norteamericanos Type O Negative, con una lírica y música cargada de depresión y abatimiento, mezclada con el sexo y las pasiones humanas.
La cara oculta de la 'luna portuguesa'
Siguiendo la estela de los ingleses Paradise Lost, en Portugal se formabaMoonspell. Cuya discografía ha seguido la ruta establecida por los británicos, como si hubieran trazado un camino paralelo por el que discurrir. Los lusos pasaban por varias fases que iban desde un doom cercano al death, al rock gótico, para volver a oscurecer sus guitarras. Dejando temas tan variados como: 'Alma Mater', 'Opium', 'Dekadance', 'Capricorn At Her Feet' y 'Scorpion Flower' (con un delicioso dueto junto a Anneke).
Finlandia, el país de la eterna oscuridad Los ojos de las discográficas cayeron como copos de nieve sobre las frías tierras del norte de Europa. En Noruega, Suecia y, en especial, en Finlandia encontraron el perfecto escenario para que surgieran grupos que mezclaban el rock más duro con la melancolía y la agresividad, empujados por el clima y el carácter de su gente. Nightwish, que se decantó por el metal sinfónico, encabezaba una legión de formaciones finesas que practicaban un estilo influenciado por el gótico y el doom. Grupos como HIM, To Die For, Charon, Poisonblack… tenían como denominador común ese sombrío estilo y unas guitarras rítmicas, pero pesadas.
Suecia dejaba atrás los tiempos en los que ABBA y Europe eran sus únicos embajadores musicales por el continente, para aportar su generación al oscuro panorama musical de finales de siglo: como Tiamat que sirvió de referencia para muchos grupos, los inclasificables y sorprendentes Therion y los alternativos, aunque más encasillables,Katatonia, que luchaban en las listas con sus compatriotas Opeth (death metal), Backyard Babies (punk/hard rock), Kent (rock/pop) o Hellacopters (punk/garage), que practicaban estilos diametralmente diferentes pero que habían recibido igual beneplácito de crítica y público.
Noruega se convirtió en el paraíso, o mejor dicho el averno, del death metal. Casi todos ellos identificados con el satanismo y con un marcada, ybelicosa, cruzada anti cristiana.
Universalización del sonido
Si algo tiene el doom y el metal gótico como sello inconfundible es la proliferación de músicos en lugares donde el rock, en su vertiente más dura, no habían brillado. Estados Unidos no era la referencia del movimiento y Gran Bretaña fue la cuna, pero el hecho de que el embrión de este sonido surgiera de un combo suizo, Celtic Frost, cuyas variantes musicales sentaron la base del death metal e introdujeron numerosas novedades más tarde desarrolladas por bandas doom y góticas, parece que hicieron despertar del letargo a los jóvenes de países escandinavos y centroeuropeos, especialmente holandeses, a volcar tanta amargura y desesperación en la música, hasta hacer a las guitarras casi llorar por tanta desolación.
El rock alcanzaba así una nueva etapa, marcada por la oscuridad, pero llenos de brillantez, que iluminan al metal en este siglo.
Hacia finales de los años 70 surgía en el Reino Unido un movimiento musical contrario a la agresividad y rebeldía del punk, pero similar en su desencanto con el presente. Sus características eran crear atmósferas oscuras donde destacaban un marcado bajo, una batería de ritmo constante y los omnipresentes teclados y sintetizadores, todo ello acompañado por voces suaves y melancólicas, a veces intencionadamente distorsionadas que interpretaban una letra que caminaba cercana a la poesía y al intimismo.
Nota personal: Si las etiquetas en la música son complicadas, a la hora de catalogar a los grupos como góticos, se complica. Muchos de los músicos y bandas que voy a citar pueden o no estar incluidos como parte del siniestro escenario en el que se movió el rock oscuro en aquellas décadas, dependiendo del punto de vista de cada uno y de la fuente que se consulte. Éstos son, según mi opinión, los protagonistas de la música gótica.
Los inicios de la nueva subcultura
Las primeras formaciones que practicaban este estilo, que más tarde pasó a ser llamado -de manera casual- gótico, y que fue encuadrado inicialmente como post punk o after punk, fueron: Bauhaus, Joy Division y Siouxsie And The Banshees, donde Sid Vicious (Sex Pistols) y Robert Smith (The Cure) formaron parte del proyecto, símbolos del punk y del after punk respectivamente.
De esta terna destaca Joy Division. La banda del malogrado Ian Curtis apenas duró cuatro años pero su legado perdura. Su icónico debut discográfico, 'Uknown Pleasures' (1979), supuso el despegue del sonido depresivo, lánguido, envuelto en decadencia que significaba la base del estilo musical recién creado.
Poco a poco el listado de grupos se ampliaba, a medida que los 80 iban entrando, formaciones como: This Mortal Coil, Christian Death, UK Decay y Echo And The Bunnymen daban lustre al sonido, y principalmente dos bandas eran las encargadas de abanderar esta primera generación de post punk.
The Cure
El aspecto de Robert Smith sirvió como una de las referencias estéticas, también lo era Peter Murphy, a los seguidores del movimiento gótico (o goth). Las cadenas y las crestas coloridas del punk eran relevadas por el maquillaje y las ropas oscuras, como personajes surgidos de la literatura romántica del siglo XVIII.
Aunque el propio grupo siempre haya descartado su incursión dentro del movimiento gótico, en sus inicios hay temas que son referencia del mismo: como Charlotte Sometimes, A Forest y la excepcional A Strange Day, cuyas melodías se encuentran dentro de un marco lúgubre y sombrío que con el paso de los años -y de los discos- pasaban a ser más new wave que gótico, aunque los ramalazos siniestros de Close To Me o Lullaby quisieran devolver al grupo a unos sombríos, y brillantes, orígenes.
The Cult
Otra formación importante para la comercialización y extensión del estilo son The Cult, quienes daban su toque personal al sonido gótico. En especial, con guitarras más alegres y gran peso melódico en los marcados riffs que practicaron durante su primera etapa, la que corresponde al álbum 'Dreamtime' (1984) y 'Love' (1985), canciones como Rain o She Sells Sanctuary. Este tema fue interpretado por The Cult en su concierto de Madrid de 2009 por segunda vez, cuando las luces se habían apagado y gran parte del público había abandonado el local, un regalo para los oídos de los rezagados que obtuvimos nuestro premio musical, en una escena inolvidable y mágica.
The Cult con el tiempo derivó en un hard rock más convencional, con aires indígenas, cortesía de Ian Astbury. La banda, como anunciaba el nombre, se convertía en una formación de culto para las sucesivas décadas, tanto para el hard rock, como para el gótico, por su influencia a posteriores bandas, con discos como: 'Sonic Temple', 'Electric' y 'Ceremony', canciones que se convierten en himnos de la mano de Astbury y de su 'fiel' guitarrista, Billy Duffy -a pesar de las diferencias existentes entre ambos-.
Temas que se escribían con letras de oro en la historia del hard rock como: Sweet Soul Sister, Heart Of Soul, Edie (Ciao Baby), Wild Hearted Son...
The Sisters Of Mercy
Ellos son otro de los grandes pilares del gótico. La voz característica de Andrew Eldritch -alma máter de la formación- inundaba cada pieza del grupo que se apoyaba en los sintetizadores y teclados para dibujar una atmósfera sensual, rítmica, bailable y envolvente que suele extenderse varios minutos, recreándose en los sonidos generados y culminado con el contrapunto -en algunos temas- de la voz femenina.
Los Sisters en su actuación en Madrid, noviembre de 2011.
Los temas que mejor representan su capacidad artística son: More, No Time To Cry y Temple Of Love, a pesar de su escasa producción discográfica -apenas tres álbumes oficiales- tanto su identificativo logotipo -inspirado en el libro de medicina de 'Anatomía de Gray'- como su música siguen estando presentes, como demuestra el la gira que conmemora el XXX aniversario de la formación.
The Mission
Dos de los miembros de Sisters, en concreto Wayne Hussey y Graig Adams, fundaron a mediados de los 80 otro de los combos más representativos del gótico -aunque a veces no se les incluya dentro del mismo- bajo un estilo más guitarrero que en la etapa como integrantes de los Sisters Of Mercy. El punto en común en ambos grupos era la base de teclado con la que empezar las canciones. La formación se disolvió en el 2008, con paréntesis intermedio incluido, dejando 9 discos y un buen puñado de grandes temas, entre los que hay que destacar: Like A Hurricane, Beyond The Pale, Deliverance y Butterfly On The Wheel.
El oscuro legado del gótico Las guitarras se habían aliado con los teclados y conjuntaban perfectamente, el camino había sido mostrado pero serían otros grupos los que empezarían a fusionar el rock más duro -el metal- con el gótico. Nuevas oleadas de bandas comenzaban a sumir al rock a su vertiente más siniestra, respetando la dureza de base metalera. Aunque otros se decantaran por el lado más orquestado, frágil, recargado y melódico, dando como resultado estilos tan dispares como el rock/metal gótico, el doom, el metal sinfónico y la música industrial. Mientras, otras formaciones habían experimentado con los sintetizadores otorgando un sonido sombrío y decadente, en esta línea encontramos a grupos como Dead Can Dance, Clan Of Xymox -a veces conocidos simplemente como Xymox-
Como un árbol, el gótico había echado raíces y llegaba a todos los campos de la música, tanto pop como rock, dejando una sombría silueta, envuelta en humo, que hace que la luz desaparezca para que la oscuridad prevalezca.