miércoles, 18 de diciembre de 2013

Las finales de la Copa de Europa (1967-84)

La vieja Copa de Europa (1956-66) se había caracterizado por un dominio de los países latinos. Los vencedores de las diez ediciones disputadas hasta entonces eran Real Madrid, Benfica, Milan e Inter, demostrando el poder de los clubes españoles, portugueses e italianos. Pero todo iba a cambiar con la primera cita bajo el nuevo trofeo diseñado, once kilos de plata, que viajaban a Gran Bretaña, a la cuna del fútbol.

Los loenes de Lisboa
Un equipo formado por gente de la casa, todos nacidos en Glasgow o alrededores, y dirigidos por un entrenador de confesión protestante, en contraposición al marcado carácter católico de la entidad, se sobreponían al penalti materializado por Mazzola para conseguir el triunfo en Lisboa en 1967. El Celtic, capitaneado por el legendario Jimmy Johnstone, colocaba la estrella sobre el verde trébol.

Celtic, 1967

Sobreponiéndose a la tragedia
La Copa volvía a quedarse en las islas, un año después, devolviendo la alegría a un club que había sufrido mucho en el pasado. La tragedia del accidente aéreo de Múnich (1958) siempre ha estado presente en la historia del Manchester United pero quizás más en la generación superviviente liderada por Foulkes y Bobby Charlton a la que el técnico Matt Busby daba el toque final con los otros dos integrantes de la denominada 'Santísima Trinidad': George Best y Denis Law -quien estaba lesionado desde semifinales-.

Los 'diablos rojos' se impusieron en Wembley ante el Benfica de Torres y Eusebio por un contundente 4-1. La maldición de Guttmann seguía haciendo el efecto anunciado por el antiguo míster húngaro. Inglaterra, tras haber conseguido el Mundial de 1966, coronaba, por fin, a una de sus instituciones profesionales en lo más alto de Europa.

Plantilla del United en 1955, los denominados 'Busby Babes'
El paréntesis 'rossonero'
El duro camino del Milan hasta la final, con compromisos exigentes ante Celtic y United, no tuvo su reflejo en una final, a priori complicada, que terminó siendo sencilla. El Ajax de Cruyff, dirigido por Rinus Michels, pecó de inocente en un duelo donde los habituales goles de Rivera fueron sustituidos por los de Pierino Prati -autor de un 'hat-trick'-. El encuentro celebrado en Madrid, año 1969, se vivió con incidentes entre las dos aficiones, una situación a la que no estaba acostumbrado el fútbol español por aquel entonces.

La naranja mecánica
El extraordinario momento de una selección suele estar refrendado por la buena salud deportiva de sus clubes. Los Países Bajos asombraron con su 'naranja mecánica' que se quedaba a las puertas de su primer Mundial en 1974. Un escalón alcanzado por Feyenoord y Ajax.

La locura se instaló en Rotterdam con el entorchado europeo de 1970. El entrenador austriaco Ernst Happel construyó un equipo rocoso que remontaba el tanto de Gemell con las dianas de Israel y Ove Kindvall.

escudo del Ajax

El Ajax, archirrival del Feyenoord, se hacía con un histórico triplete en las ediciones que abarcaron los años 1971 y 1973. Panathinaikos -entrenado por Ferenc Puskás-, Inter y Juve fueron las tres víctimas de la escuadra de Ámsterdam en aquellas citas. Cruyff, Rep, Krol y Neskeens formaban la piedra angular de aquellos ajacied, cuyo reinado iba a encontrar el relevo en Múnich.

El poder bávaro
El combinado de Alemania Federal -campeón de mundo en 1974 y subcampeón de europa en 1976- tenía como base al Bayern Múnich. Los bávaros extendieron su dominio por el viejo continente con otro trienio de títulos, desde 1974 a 1976.

El Atlético de Madrid estuvo cerca de llevarse la 'orejona', pero un postrimero tanto de Schwarzenbeck en la prórroga llevó a la repetición del partido donde los 'rojos' no tuvieron piedad. Por aquel entonces, hasta 1976, no existían las tandas de penaltis en caso de empate tras el tiempo extra.

En las posteriores ediciones, Leeds -con dosis de vandalismo por parte de los jugadores y de sus propios hooligans- y el Saint-Etienne sucumbían ante un bloque plagado de grandes referentes del balompié teutón y mundial como Maier, Beckenbauer, Hoeness, torpedo Müller, Roth o Rummenigge.

Football it's coming home
La cuna del fútbol sólo contaba con la gloria del United. La explosión que se produjo a finales de los años 70 derivó en seis años consecutivos en los que la Copa de Europa no salió de Inglaterra. Tres vencedores distintos; uno imaginado y dos inesperados.

escudo del Liverpool

El rojo se había convertido en el color de moda para triunfar en Europa. El doblete 'red' tuvo un primer rival complicado con el Borussia Monchengladbach -Heynckes, Schäfer, Simonsen, Bonhof y Vogts- y un segundo más sencillo con el Brujas como cenicienta y en el que destacaba el míster Ernst Happel.

El Liverpool logró silenciar la marcha de Kevin Keegan, quien fichaba por el Hamburgo después de la final ante el 'Gladbach', para ser sustituido por otra futura leyenda de la ciudad de los Beatles: Kenny Dalglish.

Hablando de entrenadores, el tándem formado por Brian Clough y Peter Taylor eran los siguientes técnicos en inscribir su nombre en el torneo. El Nottingham Forest pasaba a ser el único club con más Copas de Europas que Ligas de sus país, ambas materializadas con sendos 1-0 de Francis y Robertson, los estiletes favoritos de Clough, ante Malmö y Hamburgo, respectivamente.

El bonito cuento de hadas que estaba viviendo el equipo terminó de forma brusca en su tercera tentativa en el máximo campeonato continental, cuando el Forest caía inesperadamente en primera ronda ante el CSKA Sofía.
Peter Taylor y Brian Clough, dos genios de los banquillos británicos.
El Liverpool alcanzaba la final de 1981 después de dejar en la cuneta al Bayern, mientras que el Real Madrid hacía lo propio con el Inter en una eliminatoria recordada por la multitud de objetos lanzados por los tiffosis de San Siro. Una tónica propia de esta década que tendría gravísimas consecuencias en el futuro.

Aquel conjunto merengue, conocido como el 'de los García', contaba con una gran representación de canteranos como Camacho o Vicente del Bosque, junto a dos referentes de la talla de Juanito y Santilla. Un plantel que fue incapaz de ofrecer resistencia ante el equipo de moda del continente: el Liverpool de Bob Paisley, con Kenny Dalglish, Lee, Souness y Kennedy como piezas más notables.

Villa Park, Birmingham
Si el triunfo del Forest había sido inesperado, no menos fue el del Aston Villa en 1982. Los 'villanos' de Birmingham defendían con solvencia y maximizaban los escasos goles que anotaron. No en vano, se plantaron en la final con 5 en 6 encuentros para derrotar al Bayern por 1-0.

Un partido que pasaba a la historia por la actuación de Spink. El portero suplente del Villa relevó al lesionado Rimmer, a los 6 minutos, para firmar una gran actuación frente a los Breitner, Rummenigge o Hoeness. 

El Hamburgo se italianiza
El inmaculado curso del Hamburgo en Bundesliga en la campaña 1982-83, con el récord de 36 partidos invicto -recientemente roto por el Bayern-, necesitaba de una dosis mayor de relevancia. La ruta hacia la cita de Atenas pudo sufrir un traspié con la eliminatoria ante la Real Sociedad, doblegando a los donostiarras tras un polémico arbitraje.

No eran los favoritos frente a la Juventus. Los 'bianconeros' lucían un once con Giovanni Trapattoni en el banquillo, dirigiendo a Gentile, Scirea, Cabrini, Bonini, Platini, Tardelli, Boniek, Bettega y Dino Zoff, el cual era batido por Felix Magath. Un chut que daba la 'orejona' al HSV.  

Magath, HSV, Juventus, goal, gol

El espectáculo de Bruce Grobbelaar
La final más anodina de la Copa de Europa, 1984, estaba condenada a terminar en el punto de penalti. La Roma de Falcao, Cerezo y Conti no aprovechó su condición de anfitrión, se disputaba en el Olímpico romano, desperdiciando la ocasión de coronarse como reyes del continente en casa.

El Liverpool de Dalglish y Rush necesitó de la excéntrica exhibición de su portero sudafricano Grobbelaar, a quien le habían aconsejado hacer muecas y moverse en exceso para despistar al contrario, en una tanda de penaltis que rozó la comedia y concluyó en tragedia 'giallorossi'. La pena máxima decisiva fue obra de Alan Kennedy, el mismo jugador que había marcado en París ante el Real Madrid. Un hombre nada habituado en la faceta goleadora y protagonista en sendas finales.

La reacción de los seguidores romanistas al ver el cuarto título de los 'reds' vaticinaban el negro porvenir que asolaba al fútbol. Unos oscuros nubarrones que descargarían toda su ira en la siguiente temporada, en la tragedia de Heysel.

6 comentarios:

  1. Muy curioso el dominio inglés en Europa justo antes de que por los incidentes de Heyssel se castigase a todo el fútbol británico. Es un episodio que hay que analizar más profundamente, aquello fue un escándalo y una vergüenza, pero así son la FIFA y la UEFA, corruptos hasta la médula.
    Un abrazo
    Gonzalo Largacha

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    1. De eso hablamos tú y yo hace poco, y de ahí viene el que será mi próximo artículo.

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  2. Lo que pudo haber sido de mi atleti si ganasemos esa copa

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    1. El Atleti se merece por historial una Copa de Europa, como mínimo. Si hubieran conseguido la del 74, alguna más habría caído después.

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  3. Muy buen artículo... Vas a conseguir publicar las de los años 2010 a 2020, habla antes con las casas de apuestas, je je...

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    1. Ya sabes, voy siempre un pasito por detrás. Esto es mi particular 'baile del encantamiento bajo el mar'.

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