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viernes, 26 de junio de 2020

El Liverpool gana su primera Premier League

La historia esperaba al Liverpool, y esta se ha hecho esperar. El equipo británico más laureado en el Viejo Continente, con más Champions League/ Copa de Europa que el resto de equipos ingleses y galeses, parecía tener una maldición con el trofeo local: la Premier League.


La Premier League, creada en 1991-92 como la máxima competición liguera inglesa, basándose en una mayor independencia de la federación inglesa y con el objetivo de incrementar los beneficios económicos de los clubes, no había visto todavía al Liverpool como campeón bajo esta nueva denominación, justo hasta esta temporada 2019/20, la más extraña y convulsa del fútbol mundial.



Para añadir elementos singulares a este triunfo del Liverpool, este se ha producido desde casa, sin que jugaran los 'reds', ya que la derrota del Manchester City ante el Chelsea ha propiciado el alirón, y obviamente sin público a causa de la pandemia por el coronavirus Covid-19, lo que también ha motivado que los liverpulienses se hayan compartido en el ganador más tardío del torneo, a finales de junio, y en un día tan atípico de la semana y poco futbolístico como un jueves.

La diferencia de puntos que manejaban los hombres dirigidos por Jürgen Klopp durante buena parte del curso generaron una desbordante euforia en Liverpool que solo fue frenada por la interrupción del torneo a causa de la pandemia, siguiendo la estela del resto de competiciones deportivas.

Con el regreso del fútbol, tras 100 días de ausencia, volvió la ilusión, aunque mitigada por el distanciamiento social y la imposibilidad de acudir a los estadios de fútbol, lo que no ha deslucido una liga histórica para el lado rojo de la ciudad de los Beatles. Histórica por la espera y porque parecía esquiva a los intereses del Liverpool, llegando los 'reds' a estar en cuatro ocasiones cerca del título en los últimos años.

A la quinta fue la vencida: es el 19º título de Liga para el equipo de Anfield Road, y el primero bajo el nombre de Premier League. Treinta años han tenido que esperar las vitrinas para coronar al equipo como campeón de Inglaterra. Aquel equipo campeón de 1989-90 contaba con Kenny Dalglish en el papel de jugador-entrenador, y mitos como Ian Rush, Aldridge o Bruce Grobbelaar, con referentes como John Barnes, los irlandeses Staunton y Houghton o Beardsley, además de un jovencísimo McManaman.


El relevo ha recaído en una nueva generación comandada por un tridente que se conoce a las mil maravillas, formado por Salah - Firmino - Mané, un centro del campo muy trabajador, Henderson, Milner y Fabinho, un descomunal defensa central como Van Dijk que está escoltado por dos laterales de largo recorrido, Robertson y Alexander-Arnold. Por si tenían pocos mimbres, cuentan con Klopp en el banquillo y la figura de un gran portero como Alisson.

Todos estos elementos han sido los encargados de romper la maldición del Liverpool con la Premier League y de hacerlo a lo grande, ya que todavía queda la posibilidad de que el conjunto de Mersey se convierta en el campeón con más puntos o que sea el que saque más ventaja al segundo clasificado, el Manchester City de Pep Guardiola. Otro de los récords que estaban en el aire era el de haberlo conseguido de forma inmaculada, sin ninguna derrota, un hito que sigue manteniendo el Arsenal de Wenger.

lunes, 10 de diciembre de 2018

Real Madrid, Al-Ahly, Liverpool y los clubes con más títulos internacionales del mundo

El Real Madrid sigue encabezando la tabla de los clubes del mundo con más títulos internacionales. El conjunto español tiene al Al-Ahly egipcio como su principal rival. Así queda la tabla de clubes con más títulos internacionales tras la conquista de la 4ª Copa Intercontinental por parte del Real Madrid, ante el Pachuca de México en Doha, capital de Catar.


1. Real Madrid | España | 32 títulos

  • Campeonato Mundial de Clubes: 5 (2014, 2016, 2017, 2018 y 2023)
  • Copa Intercontinental: 4 (1960, 1998, 2002 y 2024)
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 15 (1956, 1957, 1958, 1959, 1960, 1966, 1998, 2000, 2002, 2014, 2016, 2017, 2018, 2022 y 2024)
  • Copa de la UEFA / UEFA Europa League: 2 (1985, 1986)
  • Supercopa Europea: 6 (2002, 2014, 2016, 2017, 2022 y 2024).


Escudo del Real Madrid, Real Madrid, Real Madrid badge



2. Al-Ahly | Egipto | 26 títulos

  • CAF Champions League: 12 (1982, 1987, 2001, 2005, 2006, 2008, 2012, 2013, 2020, 2021, 2023 y 2024)
  • Copa Confederacion de la CAF: 1 (2014)
  • Supercopa Africana: 8 (2002, 2006, 2007, 2009, 2013, 2014, 2021 -mayo- y 2021 -diciembre-)
  • Recopa Africana: 4 (1984, 1985, 1986, 1993)
  • Copa Afro-Asiática: 1 (1988)
  • Liga de Campeones Árabe (1996)


3. Boca Juniors | Argentina | 18 títulos

  • Copa Intercontinental: 3 (1977, 2000, 2003)
  • Copa Libertadores: 6 (1977, 1978, 2000, 2001, 2003, 2007)
  • Copa Sudamericana: 2 (2004, 2005)
  • Recopa Sudamericana: 4 (1990, 2005, 2006, 2008)
  • Supercopa Sudamericana: 1 (1989)
  • Copa Master de Supercopa: 1 (1992)
  • Copa de Oro Nicolás Leoz: 1 (1993).

Escudo de Boca Juniors, Boca,



=3. Milan | Italia | 18 títulos

  • Campeonato Mundial de Clubes: 1 (2007)
  • Copa Intercontinental: 3 (1969, 1989, 1990)
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 7 (1963, 1969, 1989, 1990, 1994, 2003, 2007)
  • Supercopa Europea: 5 (1989, 1990, 1994, 2003, 2007)
  • Recopa de Europa: 2 (1968, 1973).



=3. Independiente | Argentina | 18 títulos

  • Copa Intercontinental: 2 (1973, 1984)
  • Copa Libertadores: 7 (1964, 1965, 1972, 1973, 1974, 1975, 1984)
  • Copa Sudamericana: 2 (2010 y 2017)
  • Recopa Sudamericana: 1 (1995)
  • Copa Interamericana: 3 (1972, 1974, 1975)
  • Supercopa Sudamericana: 2 (1994, 1995)
  • Copa Suruga Bank: 1 (2018).
Escudo Independiente Avellaneda, CAI, Escudo CAI,



6. FC Barcelona | España | 17 títulos

  • Campeonato Mundial de Clubes: 3 (2009, 2011, 2015) 
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 5 (1992, 2006, 2009, 2011 y 2015) 
  • Supercopa Europea: 5 (1992, 1997, 2009, 2011, 2015) 
  • Recopa de Europa: 4 (1979, 1982, 1989, 1997)
  • Las 3 Copas de Ferias no son consideradas oficiales por la UEFA.

7. Liverpool | Inglaterra | 14 títulos

  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 6 (1977, 1978, 1981, 1984, 2005, 2019)
  • UEFA Europa League: 3 (1973, 1976, 2001)
  • Supercopa Europea: 4 (1977, 2001, 2005, 2019)
  • Mundial de Clubes (2019) 



Escudo del Liverpool

=7. Bayern Múnich | Alemania | 14 títulos


  • Campeonato Mundial de Clubes: 2 (2013, 2020)
  • Copa Intercontinental: 2 (1976, 2001)
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 6 (1974, 1975, 1976, 2001, 2013, 2020)
  • Copa de la UEFA / UEFA Europa League: 1 (1996)
  • Supercopas Europeas: 2 (2013, 2020)
  • Recopa de Europa: 1 (1967).
 
 
 
 =7. Zamalek | Egipto | 14 títulos

  • CAF Champions League: 5 (1984, 1986, 1993, 1996, 2002)
  • Supercopa Africana: 4 (1994, 1997, 2003, 2020)
  • Recopa Africana: 1 (2000)
  • Copa Afro-Asiática: 2 (1987, 1997).
  • CAF Confederation Cup 2 (2019 y 2024) 


 10. Auckland City FC | Australia | 13 títulos

  • Liga de Campeones de la OFC: 12
  • Copa Presidente de la OFC

11. Sao Paulo | Brasil | 12 títulos

  • Campeonato Mundial de Clubes: 1 (2005)
  • Copa Intercontinental: 2 (1992, 1993)
  • Copa Libertadores: 3 (1992, 1993, 2005)
  • Copa Sudamericana: 1 (2012)
  • Recopa Sudamericana: 2 (1993, 1994)
  • Supercopa Sudamericana: 1 (1993)
  • Copa CONMEBOL: 1 (1994)
  • Copa Máster de Conmebol: 1 (1996)


=10. River Plate | Argentina | 12 títulos

  • Copa Intercontinental: 1 (1986)
  • Copa Libertadores: 4 (1986, 1996, 2015, 2018)
  • Recopa Sudamericana: 3 (2015, 2016, 2019)
  • Copa Sudamericana: 1 (2014)
  • Copa Interamericana: 1 (1986)
  • Supercopa Sudamericana: 1 (1997)
  • Copa Suruga Bank: 1 (2015).


Escudo de River Plate, River


12. Mazembe | Congo | 11 títulos 
  • CAF Champions League: 5 (1967, 1968, 2009, 2010 y 2015)
  • Copa Confederacion de la CAF: 2 (2016 y 2017)
  • Supercopa Africana: 3 (2010, 2011 y 2016)
  • Recopa Africana: 1 (1980)
 

13. Juventus | Italia | 10 títulos

  • Copa Intercontinental: 2 (1985, 1996)
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 2 (1985, 1996)
  • Copa de la UEFA / UEFA Europa League: 3 (1977, 1990, 1993)
  • Supercopa Europea: 2 (1984, 1996)
  • Recopa de Europa: 1 (1984)
  • No se contabiliza: Copa Intertoto: 1 (1999)


=13. Club América | México | 10 títulos

  • Liga de Campeones de CONCACAF: 7 (1977, 1987, 1990, 1992, 2006, 2015, 2016)
  • Copa Interamericana: 2 (1977, 1990)
  • Copa de Gigantes de la CONCACAF: 1 (2001).


Escudo de Ajax Amsterdam, Ajax



=13. Ajax | Países Bajos | 10 títulos

  • Copa Intercontinental: 2 (1972, 1995)
  • Copa de Europa / UEFA Champions League: 4 (1971, 1972, 1973, 1995)
  • Copa de la UEFA / UEFA Europa League: 1 (1992)
  • Supercopa Europea: 2 (1973, 1995)
  • Recopa de Europa: 1 (1987).

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Liverpool no deja de avivar las 96 llamas de Hillsborough

La historia del Liverpool F.C. quedó irremediablemente marcada en la década de los 80 a través tanto de los triunfos como por dos desgraciados accidentes que afectaron al club rojo de la ciudad de los Beatles.

De Heysel a Hillsborough
La esperada final de la vieja Copa de Europa de 1985 enfrentó en Bruselas al Liverpool contra la Juventus. Los dos equipos más fuertes del continente, por aquel entonces, se citaban en Heysel con el cetro europeo en juego. Los 'reds' acudían como vigentes campeones de la 'orejona' y los 'bianconeros' como triunfadores de la Recopa, en un pulso que significaba también medir el poder entre el fútbol italiano ante el inglés, claros dominadores de la época.

39 personas fallecieron en aquella final europea. Las escasas medidas de seguridad propuestas por la policía belga, la antigüedad de las instalaciones, el lanzamiento de objetos de los 'hooligans' y el estado de embriaguez de muchos aficionados provocaron una serie de avalanchas fatales en el sector juventino con terribles consecuencias.

La violencia en las gradas había pasado a ser en los años 80 un problema grave tanto para la policía como para el gobierno británico de Margaret Thatcher. Heysel dio la razón a todos aquellos que habían pedido mano dura y un control más severo a los seguidores más radicales del fútbol. En especial a los del Liverpool, estigmatizados y señalados desde los incidentes de Bruselas.

El Liverpool, como único responsable apuntado por la UEFA de aquel fatídico 29 de mayo de 1985, fue sancionado por diez años, castigo que fue posteriormente reducido a seis. El club estaba herido por la imagen ofrecida y el perjuicio causado al fútbol del país, el cual se vio afectado por la sanción. Un daño que de nuevo azotaba a los 'reds' apenas cuatro años después, con la tragedia de Hillsborough.

escudo del Liverpool

El fútbol inglés se resiente del castigo
El atractivo de los torneos domésticos -Liga, Copa y Copa de la Liga- había crecido a la fuerza en Inglaterra debido a la prohibición, a partir de la campaña 1985-86, a los clubes ingleses de participar en cualquier torneo europeo.

Esta situación implicó un éxodo de las estrellas de los principales clubes británicos hacia otros equipos que disputaran la Copa de Europa, así como una importante disminución de ingresos publicitarios por la caída del interés en las competiciones nacionales. Dicho castigo se mantuvo hasta la temporada 1991-92, momento en el que el Arsenal participó en la Copa de Europa.

La F.A. Cup de 1989
El 15 de abril de 1989 la Copa inglesa -también conocida como F.A. Cup- se encontraba en su fase de semifinales, disputándose sendos encuentros a partido único. El Everton se deshizo por 1-0 del Norwich City en el Villa Park de Birmingham, mientras que Liverpool de Kenny Daglish y el Nottingham Forest del legendario Brian Clough se disponían a jugar su encuentro en el Hillsborough Stadium de Sheffield. Un partido que desgraciadamente pasó a la historia del deporte, del mismo modo que lo habían hecho anteriormente otras tragedias. Otra más para el Liverpool.


La tragedia de Hillsborough
Se llevaban 6 minutos de juego en aquel Liverpool - Forest de 1989, programado para las 15 horas, cuando el árbitro detuvo el encuentro debido a la gran cantidad de público que había pasado desde sus localidades, situadas en uno de los fondos, al césped o al anillo superior. Los seguidores, mayoritariamente del Liverpool, presos del pánico y de la imposibilidad de permanecer en unas atestadas gradas, trataban de localizar un hueco entre la multitud.

El nulo control de las ventas de entradas, algo muy habitual en un duelo en campo neutral, y los viejos accesos de Hillsborough, plagado de recovecos y de muros de contención, contribuyeron a incrementar el desastre. Además, los atascos en la carretera entre Liverpool y Sheffield provocaron que muchos aficionados llegaran con retraso y nerviosos, ávidos de entrar en cuanto pudieran.


Para terminar, la mala reputación de los fans del Liverpool, acrecentada desde los incidentes de Heysel, y la elección de situarles en la zona del estadio con menos aforo, aún siendo más numerosos, desembocaron finalmente en la catástrofe.

El triste desenlace
La tensión se podía palpar entre la hinchada 'red'. A pesar de estar ambas aficiones separadas, los nervios surgieron no por agresiones entre hooligans de sendos equipos sino por la incapacidad de avanzar entre el gentío, mientras el tiempo se echaba encima.  

El miedo de las fuerzas de seguridad era que la masa que esperaba en el exterior pasara de la impaciencia a provocar un tumulto por lo que pensaron que abrir las puertas de par en par era la mejor opción para tranquilizarles. Un grave error ya que las antiguas instalaciones y el descontrol transformaron Hillsborough en una trampa de ladrillo y hormigón.


La desorganización motivó que la gran mayoría del público se encaminara hacía las gradas por una vía de acceso que no era la única pero que así lo parecía. La estrechez del túnel y las avalanchas generaron un efecto dominó en todos los sentidos, quedando los seguidores encajonados entre las vallas fijas o las paredes del vetusto Hillsborough.

La policía creyó que era otro acto de hooliganismo de los temidos seguidores del Liverpool y no accedió a la evacuación y el desalojo hacia el rectángulo de juego o a las gradas superiores. Un miedo que también motivó que no se permitiera el acceso de las primeras ambulancias que habían llegado alarmadas por las imágenes televisadas.

Hillsborough, Sheffield
Foto del estadio de Hillsborough, tomada por el usuario Mick Knapton.

La respuesta del público fue inmediata: convertir la publicidad estática en improvisadas camillas con las que ayudar a los heridos, cuyas cantidad crecía, al igual que la cifra de fallecidos, elevadas finalmente a 96 personas.

La llama de Hillsborough sigue viva
Los habitantes de Liverpool de uno o de otro modo estuvieron directamente relacionados con la tragedia de Hillsborough. Otro de los clubes de la ciudad, el Everton, se ha volcado siempre, junto a sus vecinos, en la lucha por esclarecer los culpables del accidente, olvidando las posibles rivalidades deportivas de sendos clubes.

escudo del Liverpool

Los homenajes se han producido desde entonces con el objeto de mantener vivo el recuerdo de aquellos 96 aficionados. La catedral de la ciudad tiene una inscripción en recuerdo a las víctimas, y el Liverpool introdujo posteriormente en el escudo, en 1992 -coincidiendo con el centenario-, dos llamas flanqueando al liver bird. En los alrededores de Anfield, y junto a las famosas verjas donde se lee el lema del 'You'll Never Walk Alone', denominadas como puertas de Shanlky, se encuentra un monumento con el listado de fallecidos. El más joven de todos, un niño de 10 años llamado Jon-Paúl Gilhooley, era primo del actual capitán Steven Gerrard.

El derbi de Merseyside en la final de la F.A.
Caprichos del destino, la final de aquella edición de la Copa de Inglaterra fue otra edición del derbi de Merseyside. Liverpool y Everton se citaron en la campaña 1988-89, en la llamada final de las lágrimas, con todas las emociones a flor de piel por los recientes fallecimientos en Hillsborough.

Bajo las banderas a media asta, se vivió un vibrante partido entre dos grandes plantillas. Los 'reds' se impusieron en una trepidante prórroga con Ian Rush y McCall relevándose en el apartado de goleadores durante el tiempo extra. El Liverpool, dirigido por Kenny Dalglish -y capitaneados por el propio Rush, Aldrige, Houghton, Beardsley o Barnes- subieron los 39 escalones del mítico Wembley dentro de una amarga victoria.

El 'Informe Taylor'
Paralelamente a estos sucesos, se redactaba el llamado 'informe Taylor', de 1990. Una serie de medidas gubernamentales surgidas por este nuevo desgraciado accidente y que terminaron por cambiar el panorama de los estadios de fútbol, obligando a sentar al público en localidades numeradas, reducir el número de vallas y la recomendación de retirar el alcohol de los estadios, así como de colocar videovigilancia para acabar con los hooligans.

Con el paso del tiempo se ha sabido que el gobierno de Thatcher manipuló las pruebas para culpabilizar al público del Liverpool y liberar de cualquier cargo a las fuerzas de orden, cuya negligencia para ser más que probada actualmente. Prueba de lo cual han sido las disculpas lanzadas desde la Cámara de los Comunes al club, con David Cameron rompiendo un largo silencio institucional.

Mosaico en las gradas de Anfield pidiendo justicia ("Justice") para los 96 fallecidos de Hillsborough.

La Premier no olvida Hillsborough
Recientemente, con motivo del 25º aniversario de la catástrofe de Hillsborough, se vivió en 2014 un emotivo gesto al retrasar toda la jornada seis minutos -el tiempo que se llegó a disputar el día de la catástrofe- más otro en señal de luto. Un imborrable recuerdo que sigue presente entre los aficionados del Liverpool y de su ciudad, los cuales siguen esperando justicia para las 96 personas que perdieron su vida aquella tarde.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Tragedias en el fútbol: desde Brunden Park a Heysel

La trigésima edición de la Copa de Europa ha pasado a la historia como una de las más tristes del deporte rey. La final, celebrada el 29 de mayo de 1985 en el estadio Heysel de Bruselas, enfrentaba a Juventus y Liverpool, dos de los mejores equipos del continente que fueron espectadores de una de las mayores tragedias del fútbol. Una crónica anunciada por la inseguridad de los estadios, los precedentes y la actitud que poblaba en las gradas.

Fiebre en las gradas
La escalada de actos violentos registrados en los estadios en los años 70 y 80 preocupaban a las fuerzas de orden público. El movimiento 'hooligan', nacido en Inglaterra, se estaba volviendo incontrolado para la policía.

Los viajes de los hinchas a otros países se convertían en una 'prueba de hombría', una declaración de guerra hacia el club rival y a la ciudad que visitaban. Era el momento más temido por las autoridades por existir mayor descontrol y más alcohol, mezclándose con otro inconveniente: estadios antiguos que sobrepasaban su aforo y que adolecían de medidas de seguridad.

Los aficionados más agresivos, en gran parte de origen humilde, hallaban en los fondos de los estadios una válvula de escape a las duras condiciones sociales que vivían. Un modo de expresión que se traducía en ocasiones en violencia.


Su habitual estética, compuesta por bufandas con colores del club, junto al look skin o militarizado, se transformaron con el tiempo en un aspecto más elegante, como se pudo comprobar en las eliminatorias entre el Liverpool y el Saint-Etienne de 1977 o entre el Liverpool y el Aberdeen de 1981, momentos que se consideran clave del nacimiento de una nueva tribu urbana y de su cultura: el movimiento casual o el casualismo.

Ropa elitista comprada en Francia, Alemania o Italia - Ellesse, Lacoste, Puma, Adidas, Sergio Tacchini, Le Coq Sportif o Fila-, que más tarde desembarcaban y se asentaban en Escocia e Inglaterra, junto a empresas británicas como Burberry o Fred Perry, marcas que formaban parte de los nuevos atuendos usados por los antiguos 'hooligans', complicando la identificación habitual de los seguidores al pasar ahora más desapercibidos.


La violencia como sinónimo de fútbol
Los partidos de fútbol en aquellas dos décadas adquirían un tono bélico. No era de extrañar que el espectáculo terminara empañado por una lluvia de objetos, como la que recibió el Real Madrid tras eliminar al Inter de Milán en San Siro en 1983, o con peleas entre los hinchas de sendos clubes, como la batalla campal entre los aficionados del Luton y Milwall en la F.A. Cup en marzo de 1985, la cual llegó a suspender el encuentro por invasión del terreno de juego.

El estilo de vida de los 'hooligans' se extendía por toda Europa. Inglaterra, cuna de esta tendencia, había visto nacer sus primeros grupos organizados de 'supporters' en la década de los 70 y pronto encontraban su reflejo en el resto del continente.

España no era una excepción, peñas como Biris Norte (Sevilla), Frente Atlético (Atlético de Madrid), Supporters Gol Sur (Real Betis), Yomus (Valencia), Boixos Nois (Barcelona), Brigadas Blanquiazules (Español), Herri Norte (Athletic Club), Indar Gorri (Osasuna), Riazor Blues (Deportivo) o Ultrassur (Real Madrid) iniciaban su andadura en el mundo ultra en los 70 y 80.

bufandas grupos ultras de España

La conclusión de la final de la Copa de Europa -entre Roma y Liverpool- disputada en la capital italiana, con persecuciones de 'tiffossis' a cualquier ciudadano inglés, anunciaban un futuro muy negro para el fútbol.

Tragedias previas a Heysel
 1. Brunden Park, Bolton (Inglaterra)
La desmedida afluencia de espectadores -unos 85.000- y la falta de accesos, algunos inutilizados por causas de la guerra y otros cerrados al público, propiciaron una estampida que derrumbó una de las paredes del estadio durante el choque que enfrentaba en 1946 a Bolton Wanderers y Stoke City. La policía pidió al colegiado que se interrumpiera el juego debido a los hechos ocurridos. 33 personas perdieron la vida y más de 400 resultaron heridos.

2. Estadio Nacional de Lima (Perú)
La mayor tragedia ocurrida en un terreno de juego apenas ha tenido repercusión en el viejo continente. El partido de clasificación para los Juegos Olímpicos, disputado en Lima en 1964, entre Perú y Argentina se convirtió en una guerra entre la hinchada de sendos países a raíz de la anulación de un tanto para el cuadro local.


Las avalanchas, los enrabietados aficionados peruanos que trataron de llegar al césped para golpear al árbitro, el pánico y la mala actuación de las fuerzas de orden público -sellando las salidas y lanzando gas- sumadas a las reyertas, condujeron a una cifra que superaban los 300 fallecidos.

3. Kayseri Ataturk Stadium (Turquía)
El partido entre Kayseri Erciyesspor y Sivasspor de septiembre de 1967, cargado de gran rivalidad, derivó en una enfurecida respuesta a las provocaciones desde el lado de los fans del Kayserispor. Los lanzamientos de objetos, piedras principalmente, resultaron mortales. 40 espectadores perecieron en aquel estadio.


4. Estadio Monumental (Argentina)
El superclásico del fútbol argentino, River contra Boca, también se vio empañado por las lágrimas en 1968, en una de las noches más tristes del fútbol argentino. La hinchada bostera fue paulatinamente abandonando la cancha de su rival en la fría noche bonaerense quedando atrapada por el cierre de la puerta 12. El piso mojado, la ausencia de barandillas y la oscuridad sumieron a la multitud en un caos que segó la vida de 71 personas. Un lamentable hecho que sigue sin esclarecerse.

Estadio Monumental, River, Buenos Aires, Argentina

5. Ibrox Park (Escocia)
La casa del Rangers había sufrido en 1902 el derrumbe de sus graderíos de madera durante un Escocia-Inglaterra, como un castillo de naipes llevado por el viento. A pesar de la magnitud del hecho, sólo 25 espectadores murieron.

La segunda tragedia de gran magnitud, ya que su historial de siniestros lo situaban entre uno de los más inseguros, fue en 1971 durante el Old Firm entre Rangers y Celtic. Un gol en el descuento de la escuadra protestante, la niebla y la caída de una de las vallas protectoras hicieron de mortal cóctel en el que 66 espectadores fallecieran asfixiados en las empinadas escaleras de Ibrox Park.


6. Luzhniki (U.R.S.S.- Rusia)
La celebración de otra postrimera diana fue el origen de que parte de la grada fuera arrollada entre sí durante la eliminatoria de Copa de la UEFA de 1982 entre el Spartak de Moscú y el Haarlem. Un hecho silenciado por las autoridades soviéticas y que con el tiempo ha sido desvelado. Se calcula que 66 ciudadanos resultaron aplastados al cruzarse la muchedumbre que salía del estadio Lenin, actualmente denominado Luzhnik, con la que regresaba para aplaudir el último gol. Otras fuentes aseguran que las cifras podrían haber superado los 300 fallecidos.

7. La tragedia de Cali (Colombia)
El clásico de la ciudad de Santiago de Cali, Colombia, siempre tan colorido, tuvo una edición muy negra en 1982. Aquel espectacular derbi entre América y Deportivo concluyó con empate a tres. La ausencia de baños públicos en el anillo superior y el enfado por el marcador final derivó en la gamberrada de orinar desde la platea más alta hacia la parte inferior del Pascual Guerrero. Un panorama dantesco que llevó a 22 espectadores a perder la vida fruto de los nervios y los empujones. 

8. Incendio en Bradford (Inglaterra)
El fuego se convertía en el devastador protagonista en el Valley Parade de Bradford en 1985, dos semanas antes de la final de la Copa de Europa de Bruselas. Aquella jornada de júbilo, en la que el equipo local festejaba su campeonato de la Third Division ante el Lincoln City, se oscureció por la humareda generada en una de las tribunas de madera laterales. Un cigarrillo mal apagado y la acumulación de basura pudieron ser los detonantes del incendio que apagó la vida de 56 personas por culpa de la lenta reacción y el bloqueo de los vomitorios de salida.

La rapidez con la que se alimentaron las llamas concienció a los clubes y a las autoridades a revisar las infraestructuras de los estadios y a desechar la madera, desde ese momento, como principal material de construcción.

incendio Bradford, Valley Parade

La tragedia de Heysel
Juventus y Liverpool eran los mejores clubes del continente en 1985. Los 'reds' acudían como vigentes campeones de la Copa de Europa y los 'bianconeros' como triunfadores de la Recopa en un pulso que significaba también medir el poder entre el fútbol italiano ante el inglés, claros dominadores de la época.

De hecho, la Supercopa, que había enfrentado esa misma temporada a ambos conjuntos, sólo se pudo celebrar el encuentro de ida por no encontrar el Liverpool una fecha para la vuelta, dejando en el aficionado la duda de si se podría haber remontado el 2-0 de Turín y un sabor de 'vendetta' para la final de Bruselas. Había cuentas pendientes que saldar en el plano deportivo.

Los incidentes de la anterior cita en Roma contra aficionados británicos, la escalada de actos violentos existentes en el fútbol y las catástrofes que asolaban a los estadios, no pusieron debidamente en sobre aviso a las fuerzas de seguridad en la batalla dirimida en los aledaños entre 'hooligans' y 'tiffossis', trasladada después al interior del estadio.


Aunque la UEFA repartió las entradas por zonas, dejando un porcentaje de la taquilla para espectadores neutrales, muchas de esas localidades acabaron en manos de los seguidores italianos e ingleses, mezclándose en la misma ubicación.

Una hora antes de que se diera el pitido inicial de aquel 29 de mayo de 1985, se produjeron lanzamientos de objetos por parte de los supporters más radicales hacia el sector juventino que concluyeron en el asalto hacia su parte del fondo, debido al estado de embriaguez de los 'hooligans' y a las riñas y provocaciones previas. Los aficionados italianos se vieron arrinconados, iniciando una estampida hacia ninguna parte, complicándose la huida por la existencia de las barras protectoras y las barreras de cemento.

La presión del público, el caos, los nervios, la antigüedad de las instalaciones y la ausencia tanto de policía como de salidas de emergencia convirtieron el sector en una trampa en la que caían 39 aficionados -entre ellos, 32 italianos y un británico-. La tardía llegada de las fuerzas de seguridad belga logró mitigar el desastre, al abrir el paso de la zona Z al césped.


La escasez de personal sanitario y la insuficiente preparación alargaron el tiempo de evacuación de supervivientes, heridos y fallecidos, algunos de los cuales fueron depositados en las inmediaciones del rectángulo de juego. Ante tal panorama, los ultras de la Juve protagonizaban también graves disturbios con palos y bengalas contra la policía en la curva contraria, desde los sectores O y N. Un dantesco panorama previo a la final.

A pesar de la tragedia, la UEFA decidía celebrar con el encuentro -con una hora y media de retraso sobre el horario previsto- con el fin de evitar males mayores si no se celebraba, un argumento siempre muy criticado.

El amargo gol de Michel Platini
La XXX final de la Copa de Europa se disputaba bajo una tensa calma que se traducía en un juego sin brillo y desganado, con un ambiente enrarecido, sepulcral, que se plasmaba en el fuerte cordón de seguridad alrededor del perímetro del campo. El pobre espectáculo ofrecido por dos de las mejores plantillas del continente necesitaba de un estímulo para salvar el empate.

alineaciones Juventus-Liverpool, Heysel, 1985

Las oportunidades escaseaban haciendo que un detalle, una genialidad o un error fueran suficientes. Tres factores que se mezclaban cuando Michel Platini bajaba hasta su defensa para rescatar un balón y ponerlo a gran distancia a la carrera de Boniek quien era objeto de falta a dos metros del área inglesa. El árbitro suizo Daina decretaba penalti. El '10' bianconero' tomaba la determinación de ejecutar la pena máxima ante el excéntrico Grobbelaar, a quien batía a su derecha.

Platini celebraba el gol con furia, dirigiéndose al sector Z enrabietado. Más tarde se supo que ningún futbolista era consciente de la gravedad de los hechos, sabían de los altercados pero no de los fallecidos. A pesar de ello, parte de la opinión pública criticó los aspavientos del astro francés, actualmente presidente de la UEFA, por su falta de delicadeza y respeto a las 39 víctimas.

Consecuencias tras la catástrofe de Heysel
El primer título de la Juventus quedaba en un segundo plano al día siguiente de la tragedia. La fiesta máxima del fútbol europeo estaba de luto. Había que señalar a los culpables y tomar medidas disuasorias como: intensificar los controles de acceso al estadio con cacheos y a través de cámaras de seguridad, separar a las hinchadas, prohibir la venta de bebidas alcohólicas en los estadios, cambiar el sistema de vallas rígidas, sancionar y retirar las banderas y pancartas que incitaran a la violencia e instar a los clubes a construir los estadios, o modernizarlos, con localidades sentadas .

East End Park, Dunfermline Athletic, Escocia, Scotland
East End Park, estadio del Dunfermline Athletic (Escocia)

Sanciones al fútbol inglés
El máximo órgano continental, la UEFA, inhabilitó la participación europea de todos los clubes ingleses durante cinco años. El Liverpool, como único responsable señalado por la UEFA, fue sancionado por diez años, castigo que fue posteriormente reducido a seis. La hegemonía del fútbol inglés -con 7 'orejonas' de las 8 últimas jugadas- se rompía con esta drástica medida en la que ni el propio organismo ni las autoridades belgas, como organizadoras, tuvieron pena alguna.

El fútbol resultó herido con un descenso en el número de espectadores -estigmatizados como delincuentes por la sociedad-, y la liga inglesa resultó seriamente dañada, perdiendo durante más de un lustro a patrocinadores y parte de sus mejores estrellas, las cuales emigraban para poder disputar alguno de los tres torneos europeos en liza -Copa de Europa, Copa de la UEFA y Recopa de Europa-. Futbolistas británicos como Paul Gascoigne, Gary Lineker, Glenn Hoddle, Mark Hughes, David Platt o Ian Rush, emigraban en busca de algún título continental.

Heysel concienció del peligro de unas gradas agitadas y de una mala previsión organizativa. Una lección que se tardaba poco tiempo en revivir, otra tragedia que contaba al Liverpool como protagonista y que suponía otra bofetada tanto al fútbol como a la historia de los 'reds': Hillsborough.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

Las finales de la Copa de Europa (1967-84)

La vieja Copa de Europa (1956-66) se había caracterizado por un dominio de los países latinos. Los vencedores de las diez ediciones disputadas hasta entonces eran Real Madrid, Benfica, Milan e Inter, demostrando el poder de los clubes españoles, portugueses e italianos. Pero todo iba a cambiar con la primera cita bajo el nuevo trofeo diseñado, once kilos de plata, que viajaban a Gran Bretaña, a la cuna del fútbol.

Los loenes de Lisboa
Un equipo formado por gente de la casa, todos nacidos en Glasgow o alrededores, y dirigidos por un entrenador de confesión protestante, en contraposición al marcado carácter católico de la entidad, se sobreponían al penalti materializado por Mazzola para conseguir el triunfo en Lisboa en 1967. El Celtic, capitaneado por el legendario Jimmy Johnstone, colocaba la estrella sobre el verde trébol.

Celtic, 1967

Sobreponiéndose a la tragedia
La Copa volvía a quedarse en las islas, un año después, devolviendo la alegría a un club que había sufrido mucho en el pasado. La tragedia del accidente aéreo de Múnich (1958) siempre ha estado presente en la historia del Manchester United pero quizás más en la generación superviviente liderada por Foulkes y Bobby Charlton a la que el técnico Matt Busby daba el toque final con los otros dos integrantes de la denominada 'Santísima Trinidad': George Best y Denis Law -quien estaba lesionado desde semifinales-.

Los 'diablos rojos' se impusieron en Wembley ante el Benfica de Torres y Eusebio por un contundente 4-1. La maldición de Guttmann seguía haciendo el efecto anunciado por el antiguo míster húngaro. Inglaterra, tras haber conseguido el Mundial de 1966, coronaba, por fin, a una de sus instituciones profesionales en lo más alto de Europa.

Plantilla del United en 1955, los denominados 'Busby Babes'
El paréntesis 'rossonero'
El duro camino del Milan hasta la final, con compromisos exigentes ante Celtic y United, no tuvo su reflejo en una final, a priori complicada, que terminó siendo sencilla. El Ajax de Cruyff, dirigido por Rinus Michels, pecó de inocente en un duelo donde los habituales goles de Rivera fueron sustituidos por los de Pierino Prati -autor de un 'hat-trick'-. El encuentro celebrado en Madrid, año 1969, se vivió con incidentes entre las dos aficiones, una situación a la que no estaba acostumbrado el fútbol español por aquel entonces.

La naranja mecánica
El extraordinario momento de una selección suele estar refrendado por la buena salud deportiva de sus clubes. Los Países Bajos asombraron con su 'naranja mecánica' que se quedaba a las puertas de su primer Mundial en 1974. Un escalón alcanzado por Feyenoord y Ajax.

La locura se instaló en Rotterdam con el entorchado europeo de 1970. El entrenador austriaco Ernst Happel construyó un equipo rocoso que remontaba el tanto de Gemell con las dianas de Israel y Ove Kindvall.

escudo del Ajax

El Ajax, archirrival del Feyenoord, se hacía con un histórico triplete en las ediciones que abarcaron los años 1971 y 1973. Panathinaikos -entrenado por Ferenc Puskás-, Inter y Juve fueron las tres víctimas de la escuadra de Ámsterdam en aquellas citas. Cruyff, Rep, Krol y Neskeens formaban la piedra angular de aquellos ajacied, cuyo reinado iba a encontrar el relevo en Múnich.

El poder bávaro
El combinado de Alemania Federal -campeón de mundo en 1974 y subcampeón de europa en 1976- tenía como base al Bayern Múnich. Los bávaros extendieron su dominio por el viejo continente con otro trienio de títulos, desde 1974 a 1976.

El Atlético de Madrid estuvo cerca de llevarse la 'orejona', pero un postrimero tanto de Schwarzenbeck en la prórroga llevó a la repetición del partido donde los 'rojos' no tuvieron piedad. Por aquel entonces, hasta 1976, no existían las tandas de penaltis en caso de empate tras el tiempo extra.

En las posteriores ediciones, Leeds -con dosis de vandalismo por parte de los jugadores y de sus propios hooligans- y el Saint-Etienne sucumbían ante un bloque plagado de grandes referentes del balompié teutón y mundial como Maier, Beckenbauer, Hoeness, torpedo Müller, Roth o Rummenigge.

Football it's coming home
La cuna del fútbol sólo contaba con la gloria del United. La explosión que se produjo a finales de los años 70 derivó en seis años consecutivos en los que la Copa de Europa no salió de Inglaterra. Tres vencedores distintos; uno imaginado y dos inesperados.

escudo del Liverpool

El rojo se había convertido en el color de moda para triunfar en Europa. El doblete 'red' tuvo un primer rival complicado con el Borussia Monchengladbach -Heynckes, Schäfer, Simonsen, Bonhof y Vogts- y un segundo más sencillo con el Brujas como cenicienta y en el que destacaba el míster Ernst Happel.

El Liverpool logró silenciar la marcha de Kevin Keegan, quien fichaba por el Hamburgo después de la final ante el 'Gladbach', para ser sustituido por otra futura leyenda de la ciudad de los Beatles: Kenny Dalglish.

Hablando de entrenadores, el tándem formado por Brian Clough y Peter Taylor eran los siguientes técnicos en inscribir su nombre en el torneo. El Nottingham Forest pasaba a ser el único club con más Copas de Europas que Ligas de sus país, ambas materializadas con sendos 1-0 de Francis y Robertson, los estiletes favoritos de Clough, ante Malmö y Hamburgo, respectivamente.

El bonito cuento de hadas que estaba viviendo el equipo terminó de forma brusca en su tercera tentativa en el máximo campeonato continental, cuando el Forest caía inesperadamente en primera ronda ante el CSKA Sofía.
Peter Taylor y Brian Clough, dos genios de los banquillos británicos.
El Liverpool alcanzaba la final de 1981 después de dejar en la cuneta al Bayern, mientras que el Real Madrid hacía lo propio con el Inter en una eliminatoria recordada por la multitud de objetos lanzados por los tiffosis de San Siro. Una tónica propia de esta década que tendría gravísimas consecuencias en el futuro.

Aquel conjunto merengue, conocido como el 'de los García', contaba con una gran representación de canteranos como Camacho o Vicente del Bosque, junto a dos referentes de la talla de Juanito y Santilla. Un plantel que fue incapaz de ofrecer resistencia ante el equipo de moda del continente: el Liverpool de Bob Paisley, con Kenny Dalglish, Lee, Souness y Kennedy como piezas más notables.

Villa Park, Birmingham
Si el triunfo del Forest había sido inesperado, no menos fue el del Aston Villa en 1982. Los 'villanos' de Birmingham defendían con solvencia y maximizaban los escasos goles que anotaron. No en vano, se plantaron en la final con 5 en 6 encuentros para derrotar al Bayern por 1-0.

Un partido que pasaba a la historia por la actuación de Spink. El portero suplente del Villa relevó al lesionado Rimmer, a los 6 minutos, para firmar una gran actuación frente a los Breitner, Rummenigge o Hoeness. 

El Hamburgo se italianiza
El inmaculado curso del Hamburgo en Bundesliga en la campaña 1982-83, con el récord de 36 partidos invicto -recientemente roto por el Bayern-, necesitaba de una dosis mayor de relevancia. La ruta hacia la cita de Atenas pudo sufrir un traspié con la eliminatoria ante la Real Sociedad, doblegando a los donostiarras tras un polémico arbitraje.

No eran los favoritos frente a la Juventus. Los 'bianconeros' lucían un once con Giovanni Trapattoni en el banquillo, dirigiendo a Gentile, Scirea, Cabrini, Bonini, Platini, Tardelli, Boniek, Bettega y Dino Zoff, el cual era batido por Felix Magath. Un chut que daba la 'orejona' al HSV.  

Magath, HSV, Juventus, goal, gol

El espectáculo de Bruce Grobbelaar
La final más anodina de la Copa de Europa, 1984, estaba condenada a terminar en el punto de penalti. La Roma de Falcao, Cerezo y Conti no aprovechó su condición de anfitrión, se disputaba en el Olímpico romano, desperdiciando la ocasión de coronarse como reyes del continente en casa.

El Liverpool de Dalglish y Rush necesitó de la excéntrica exhibición de su portero sudafricano Grobbelaar, a quien le habían aconsejado hacer muecas y moverse en exceso para despistar al contrario, en una tanda de penaltis que rozó la comedia y concluyó en tragedia 'giallorossi'. La pena máxima decisiva fue obra de Alan Kennedy, el mismo jugador que había marcado en París ante el Real Madrid. Un hombre nada habituado en la faceta goleadora y protagonista en sendas finales.

La reacción de los seguidores romanistas al ver el cuarto título de los 'reds' vaticinaban el negro porvenir que asolaba al fútbol. Unos oscuros nubarrones que descargarían toda su ira en la siguiente temporada, en la tragedia de Heysel.

viernes, 20 de septiembre de 2013

Poderoso caballero es don dinero: La evolución de las equipaciones de fútbol, las marcas y los patrocinadores

Las indumentarias de fútbol han dejado de ser las equipaciones impolutas que antaño diferenciaban dos equipos sólo por los colores. Uno de los primeros cambios llegó con los escudos, más tiempo llevó el empleo de los dorsales -según la IFFHS corresponde a un lugar tan poco futbolero como Australia, durante el encuentro en 1911 entre el Leichhardt y HMS Powerful- por último, aparecían la publicidad y el nombre del jugador impreso atrás.

Chapman numera a los jugadores
En el viejo continente, un adelantado a su tiempo como el entrenador Herbert Chapman introducía los números en el Arsenal en 1929. No fue la primera revolución que acometió, las variaciones tácticas -con el dibujo denominado WM- y las mangas blancas en la camiseta 'gunner' fueron otras de sus aportaciones. En el curso 1939-40, la liga inglesa oficializaba el uso de los dorsales. Siempre del 1 al 11, identificando su posición en el campo. El 2 correspondía al lateral derecho, 3 al izquierdo, 9 al delantero...

El último equipo profesional en utilizarlos en su espalda fue el Celtic. Los de Glasgow, siempre fieles a las tradiciones, fueron obligados por la federación escocesa en 1994 a numerar la zamarra verdiblanca. Para evitar confusiones con los árbitros tenían rotulados los pantalones en su parte delantera.

Escena del famoso Celtic-Atlético de 1974, partido con 71 faltas.
El mayor evento futbolístico, la Copa del Mundo, accedió a instaurar los dorsales desde la edición de Brasil 1950. Fue a partir de Suiza 1954 cuando el número elegido para cada uno de sus jugadores por las distintas federaciones -comprendido entre 1 y 22- no cambiaba durante todo el torneo.

Surgen las camisetas personalizadas
La costumbre de que un jugador portara el mismo dorsal durante un torneo fue durante años una práctica habitual sólo en los deportes practicados en Norteamérica y en las Copas del Mundo de fútbol. El azar quiso que una persona ajena a la Confederación Brasileña eligiera el '10' para Pelé en la convocatoria de Brasil de 1958, iniciando el mito sobre el número que después lo han engrandecido genios como Maradona, Puskás, Platini, Francescoli, Hagi...

La Premier fue la primera gran competición doméstica en implantarlo. El curso 1993-94 recibía a los futbolistas con su dorsal conservado para toda la campaña y el nombre imperso a su espalda. Además, obviamente, de poder elegir fuera del rango habitual del 1 al 11.

La FIFA había tomado nota e introdujo la personalización de las camisetas durante el Mundial de Estados Unidos (1994). Un país donde siempre ha sido costumbre verlos en las ligas profesionales -ya fuera NBA, NFL o NHL- y que había dado extraordinarios beneficios en el apartado del merchandising.

Brasil-Holanda, cuartos de final de 1994
La Liga española, dado el éxito en otros torneos domésticos, modificaba su reglamento para oficializar la serigrafía de los nombres de los futbolistas en las equipaciones en el curso 1995-96. Una campaña de grandes novedades, como la aparición de la tercera sustitución.

Las marcas deportivas visten a los equipos
El deporte estuvo dominado, tras la Segunda Guerra Mundial, principalmente por las marcas surgidas de la población alemana de Herzogenaurach donde los hermanos Dassler rompieron relaciones para crear sendos imperios: Adidas y Puma. Junto a ellos, otras empresas como Umbro o Le Coq Sportif fueron entrando dentro del atractivo mercado del fútbol.

Puma

Curiosamente, el privilegio de ser el primer logotipo en aparecer en una camiseta de un club no fue ninguna de las citadas, ni siquiera Nike -que permanecía como un gigante dormido ajeno al fútbol- el elegido fue Admiral Sportswear.

La firma británica, fundada en 1914, había sido el proveedor de Inglaterra durante el Mundial de 1966. Su notoriedad internacional creció cuando el Leeds United arrancaba el curso 1973-74 con el logotipo en un costado, siendo la primera ocasión en la que un plantel profesional mostraba la marca que lo vestía. Una temporada para recordar en la entidad en el plano deportivo que concluyó con la Liga y el relevo en los banquillos de Brian Clough por Don Revie, tras más de una década en el cargo. Un reemplazo que fue llevado a la gran pantalla en la película 'The Damned United'.

La fama arropó a Admiral que inmediatamente logró un acuerdo con la Federación para la comercialización de la indumentaria de la selección inglesa por espacio de cinco años, con el consiguiente éxito de ventas de la réplica oficial y la enorme repercusión que obtuvo la propia compañía.

Admiral Sportswear

También se puede hablar de lealtades en este campo del marketing. El Bayern viste Adidas desde 1968, aunque no se mostraran las tres rayas o el logotipo hasta unos años después y el PSG vive una constante comunión con Nike, al igual que Boca Juniors e Inter de Milán.

El fallido intento reciente de algunos clubes de confeccionar su propia ropa -casos de Athletic, Real Betis o Real Murcia- ha demostrado que las marcas seguirán vinculados al fútbol por mucho tiempo, librando una batalla que se ha convertido casi exclusivamente en un mano a mano entre Nike y Adidas, con permiso de Puma, quien parece observarlos en la lejanía.

Aparece la publicidad en las equipaciones
El negocio del fútbol iba creciendo y cualquier fuente de ingresos era bienvenida. Las marcas comerciales se habían convertido en algo habitual, ya fuera mostrándose en el marcador o en las vallas publicitarias. Faltaba dar un paso más, patrocinar directamente a los clubes tras haberlo hecho con los propios futbolistas a través de sus botas.

La primera entidad en tomar tal decisión fue el Eintracht Braunschweig. El equipo del león, campeón de la Bundesliga en 1967, rompió las reglas y a través de un vacío legal se embolsó 100.000 DM de la empresa local de licores Jägermeister para incluir el logotipo de la compañía en el pecho. El pequeño club de la Baja Sajonia arrancaba en 1973 una nueva etapa en el deporte que pudo haber ido a más ya que la idea inicial era renombrar a la institución, petición denegada por la Federación Alemana.

Jägermeister

La inyección económica bañada en alcohol permitió a los amarillos y azules disponer de una privilegiada posición financiera que hizo posible la contratación del legendario jugador Paul Breitner y luchar de tú a tú frente a los colosos de Alemania. Un gran hito para el equipo más modesto en alzar la ensaladera. Actualmente, el club ha regresado a la Bundesliga sin el ciervo guiando los designios del Eintracht.

La senda abierta por el Eintracht llegó a otros países, el Liverpool cedía bajo los encantos de los yenes posibilitando que la empresa nipona Hitachi decorara la mítica camiseta roja en 1979. Si bien, un club semi-amateur se había apuntado previamente a esta fiebre del oro por apenas 1.000 libras. Era el modesto Kettering Town.


España abre las puertas a la publicidad
Nuestro fútbol no permaneció ajeno a esta nueva tendencia. La posición económica de los clubes españoles quedaba deteriorada ante las alternativas de ingresos que tenían los rivales europeos. La Asamblea de la Liga aprobaba la incursión de un anunciante en la parte delantera de la camiseta en un espacio de 100 centímetros cuadrados. Un salvavidas lanzado a la deriva ante la desastrosa situación económica de muchas entidades.

El pionero en España fue el Racing de Santander quien sorprendía el 27 de diciembre de 1981 en su aparición en el Santiago Bernabéu con el patrocinio de Teka. Precisamente, su rival de aquel día, el Real Madrid, conquistaba Europa, tiempo después, en dos ocasiones con el logo de la empresa multinacional alemana como testigo. Un contrato que se alargó por ocho años.

Real Madrid y Teka

Fidelidad a las empresas
Empresas identificadas con clubes de fútbol
La publicidad es un negocio. Por ello, son extraños y singulares los casos de entidades deportivas que mantengan casi un acuerdo vitalicio con sus patrocinadores. Los tres equipos profesionales que más tiempo llevan luciendo a sus sponsors son:
  • PSV y Philips, desde 1982. 
  • Celta y Citroën, desde 1986.
  • Inter de Milán y Pirelli, desde 1995.
El PSV no es el único caso de un club ligado estrechamente a una empresa. El Philips Sport Vereniging tiene su reflejo en Leverkusen con Bayer, en la Peugeot con el Sochaux y ha empujado a la Volkswagen a comprar las acciones del Wolfsburgo o a que el cofundador del software SAP sea el presidente del Hoffenheim. El grupo de hipermercados Casino fue el responsable del nacimiento del Saint-Etienne y de su famosa equipación verde. Otra relación muy duradera es la del fabricante de componentes electrónicos Videoton, que acompaña al equipo húngaro desde 1962.

Al otro lado del charco tenemos ejemplos en la cementera Cruz Azul en México o la cervecera Cristal de Perú. Recientemente, un gigante como Red Bull aglutina instituciones deportivas en Austria, Estados Unidos y Alemania, dando el paso definitivo a la globalización.

Red Bull, New York
Las empresas se amoldan a las rivalidades
Los colores representan a los clubes y también a las empresas. El problema es cuando un anunciante evoca al rival. Esa es la coyuntura que padeció Coca-Cola con sus paneles rotulados en la Bombonera, cuyo blanco sobre rojo podría recordar al aficionado de Boca Juniors a su enemigo de River Plate, mutando rápidamente a un azul marino sobre blanco o amarillo para sortear las quejas.

La misma transformación sufrió McDonald's en las inmediaciones del campo del Besiktas. Los tonos corporativos de la cadena de restaurantes, amarillos y rojos, eran una 'ofensa' por coincidir con otros de los equipos de la ciudad, el Galatasaray. El gigante de la comida rápida pasó a ser una imagen en blanco y negro.

Existe la opción salomónica. Una vía inteligente para no tocar el corazón de los aficionados. Uno de los primeros en averiguarlo fue Zanussi cuando descubrió que sus ventas bajaban en Cataluña por su patrocinio al Real Madrid. Muchas empresas tomaron nota apadrinando a los dos grandes clubes de cada país, eludiendo favoritismos. Así la cerveza Quilmes, aparecía en la equipación tanto de River como de Boca. Otra bebida alcohólica, Carling, hacía lo mismo con la del Celtic y Rangers, por citar los ejemplos más notorios.

En España, se ha dado este caso con el propósito de que las entidades más importantes de una provincia promocionaran un mismo proyecto. El fantasmagórico 'Aeroport Castelló', en el cual todavía no ha aterrizado ningún avión, planeaba sobre la elástica de Villarreal y C.D. Castellón.


Esta batalla de los anunciantes de ceder ante los clubes no siempre ha remado en la misma dirección. La anterior temporada, el conjunto galés del Cardiff ha invertido el camino. Los mecenas del club, de origen malasio, han transformado los 'pájaros azules' en rojos. Un capricho para encandilar al mercado asiático. La entidad se postraba de rodillas ante el benefactor.

Pero no sólo los modestos han sucumbido. Uno de los motivos por lo que se argumenta la salida del técnico murciano José Antonio Camacho del Real Madrid fue cuando supuestamente se sintió presionado por Adidas para que David Beckham saliera obligatoriamente titular en su once ante el Espanyol.

Poderoso caballero es don dinero
El poema de Francisco de Quevedo conserva su esencia en el mundo del fútbol del siglo XXI. Nada ni nadie parece escapar a la influencia del dinero. Los torneo nacionales han renombrado sus campeonatos bajo el paraguas de las entidades financieras: BBVA en España, Barclays y Capital One en Inglaterra o Santander en la Libertadores.


Las casas de apuestas llevan un tiempo merodeando peligrosamente sobre los resultados y se estampan en el pecho de los futbolistas. Los organismos internacionales como la UEFA protegen a medias, por un lado supervisan el descontrol que se produce alrededor del balón y por otro añaden su propia parafernalia con un grupo reducido de patrocinadores que acuden con sus propias reglas y condiciones, además de las propias de la FIFA.

Sin ir más lejos, se prohíbe que dos equipos coincidan en sus sponsors. Real Madrid y Milan tuvieron un doble duelo en la Champions en 2009 luciendo Bwin. El visitante de cada uno de los choque tuvo que modificar el espacio publicitario para no parecer el mismo. Los merengues optaron por jugar en San Siro con la leyenda "win".


La última 'moda' es la de que algunos estadios de fútbol pierdan su clásica denominación para ser auspiciados. España ha tenido el ejemplo en el RCD Mallorca con Son Moix. El feudo bermellón, de poco más de una década de vida, ha sido conocido por su título original y después por dos casas comerciales como Ono Estadi y actualmente Iberostar. Osasuna siguió el mismo camino durante unos años, tras llegar a un acuerdo con el Gobierno Navarro. Esta política amenaza con alcanzar a otros clubes.

Una práctica habitual en otros países como Inglaterra -Arsenal con el Emirates- y especialmente Alemania, donde Allianz, Trolli, Veltins, Signal Iduna, Mercedes-Benz... evocan a la vez nombres de empresas y a campos de primera división. Patrocinios que desaparecen cuando el equipo disputa la competición europea por decisión de la FIFA, una de tantas contradicciones que presentan los tejemanejes del deporte rey.

Los presupuestos disponen de balances positivos a costa de perder la esencia de los clubes. Los aficionados se amoldan resignados y los jugadores se han transformado en instrumentos del mercado. El fútbol moderno enferma, ha tomado un peligroso color, el color del dinero.

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