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sábado, 24 de marzo de 2018

Los cuatro minutos que el Barcelona estuvo en Segunda

Real Madrid, Barcelona y Athletic son los tres únicos clubes de LaLiga que siempre han jugado en primera división desde que el torneo español diera comienzo en 1929. El conjunto azulgrana estuvo cerca de pisar la categoría de plata tras una desastrosa temporada en 1942 que pudo ser clave en la historia deportiva de la entidad culé y que acabó siendo anecdótica desde la perspectiva actual.

La campaña 1941-42 del Barcelona fue tan nefasta que llegaron incluso a ser colistas con 9 jornadas disputadas de las 26 que duraba el torneo, y fueron penúltimos a falta de tres fechas para el final de la liga. Los buenos resultados del tamo decisivo: dos victorias -frente al Sevilla y Castellón-, además de un empate ante el Real Oviedo, permitieron al Barcelona sortear los dramáticos dos últimos puestos que suponían el descenso automático, pero no evitaban que los catalanes se lo jugaran todo a una eliminatoria de permanencia. Aliviados, pero todavía sobre el alambre.


   Clasificación Liga 1941-42  Puntos
CampeónValencia40
Real Madrid33
Atlético Aviación33
Deportivo28
Celta28
Sevilla27
Atlético Bilbao27
Castellón26
Español26
Granada25
PromociónReal Oviedo23
PromociónBarcelona19
DescensoHércules17
DescensoReal Sociedad17

El Valencia se estrena ante los exiliados madrileños
El Valencia terminó aquella temporada de forma brillante como campeón de Liga en su primer título de la historia, gracias en gran parte a los goles de Mundo, y por delante de los dos clubes madrileños: Real Madrid y Atlético Aviación -denominación que tomó el Atlético de Madrid después de la Guerra Civil-. Curiosamente ninguno de los equipos de la capital, ni merengues ni colchoneros, ejercían de locales en Madrid en aquel curso.

El Real Madrid jugaba en Chamartín, pegado a la actual ubicación del Santiago Bernabéu, y el Atlético lo hacía en Vallecas por las obras del viejo Metropolitano debido a los desperfectos causados por la Guerra. En aquellos tiempos Chamartín de la Rosa y Vallecas eran poblaciones aparte, no distritos de Madrid.

Viejo Chamartín y construcción del Nuevo Chamartín, futuro Santiago Bernabéu - Foto propiedad del archivo del Real Madrid


El drama del descenso y de la promoción
Hércules y Real Sociedad perdían la categoría en aquel 1942 y eran relevadas sus plazas en la élite por el Real Betis y Real Zaragoza, quienes ascendían de Segunda. Por su parte, Real Oviedo y CF Barcelona -su denominación en esta primera época franquista- se medían en la doble promoción respectivamente a Sabadell y Real Murcia, tras haberse ganado ambos las plazas en una interminable fase de grupos.

El sistema de la promoción era sencillo, los equipos de Primera se medían a los de Segunda en un partido único y en un estadio neutral, Chamartín. Las dos eliminatorias eran Real Oviedo contra Sabadell y Barcelona ante Real Murcia.

El 4 de junio de 1942 el Real Oviedo vencía en el viejo Chamartín al Sabadell por 3-1. Tres semanas después, el 28 de junio de 1942, era el Barcelona el que afrontaba el duelo ante el Real Murcia en el campo del Real Madrid, aunque cabe destacar que en aquel entonces la rivalidad entre Barça y Madrid no era la actual, ya que los principales rivales de los blancos eran tanto el Atlético como el Athletic, por entonces denominado como Atlético Bilbao.

                                           

Los peores cuatro minutos de la historia del Barcelona
El Barcelona regresaba al viejo Chamartín una semana después de haberse proclamado campeón de la Copa Generalísimo al vencer al Atlético Bilbao en un vibrante 4-3 que necesitó de la prórroga. Con la corona de campeón sobre sus cabezas, los azulgranas fueron sorprendidos en aquel encuentro de promoción ante el Real Murcia con un gol de los pimentoneros a través de un golpe franco. El 1-0 momentáneo de los murcianos enviaba a Segunda al Barcelona, el cual necesitó solo de 4 minutos para reaccionar.

Crónica de la 'Verdad de Murcia' sobre el Barcelona - Murcia de promoción de 1942.

Mariano Martín, que ya había sido uno de los héroes en la Copa, se erigió de nuevo en el papel de salvador en el 'play-off' llevando el empate al marcador y obrando la remontada en la segunda parte con tres tantos más, que junto a la quinta diana de Sospedra, eludían que el Barcelona se hubiera convertido en equipo de Segunda, aunque por cuatro interminables minutos vivió esa condición en casa de su rival más acérrimo en la actualidad.

viernes, 6 de junio de 2014

Los niños del 'Habana': pioneros del fútbol en Inglaterra

Los futbolistas españoles no siempre han sido tan propensos a emigrar como los son actualmente. Hubo un tiempo en el que era extraño que nuestros jugadores se aventuraran a otras Ligas. El gallego Luis Suárez fue uno de los primeros en probar suerte, convirtiéndose en una de las referencias del Inter de Milán.

Uno de los destinos más complejos siempre había sido Inglaterra. El estilo de juego practicado en las islas y nuestra nula adaptación a las cultura británica no fueron obstáculo para que Nayim y los denominados 'Three Amigos' -Roberto Martínez, Sebas Fernández e Isidro Díaz-  abrieran una senda inexplorada, un camino que ya había sido abierto por los verdaderos pioneros: los niños que desembarcaron en 1937 procedentes del Habana.

Los horrores de la Guerra Civil
La Guerra Civil Española se había iniciado en julio de 1936. La dureza de la batalla y la crueldad de los combates crecía con el paso de los años. En especial con los bombardeos indiscriminados, transformando la península en un laboratorio de pruebas para ejercicios militares. Los ataques aéreos del sur fueron obra de los republicanos -Ceuta, Tetuán, Sevilla, Córdoba...-, con la excepción de Zaragoza y Valladolid, mientras que los del norte llevaban el sello franquista y la firma de la Luftwaffe.


Las fuerzas áreas conjuntas italianas, alemanas y del bando nacional, contrario a la República, devastaron la población de Guernica (Gernika) en una de las operaciones dentro de la campaña de Vizcaya. Un panorama desolador extraordinariamente plasmado por Picasso en su célebre cuadro.

El miedo a que se repitieran los ataques forzó a que muchos ayuntamientos facilitaran el traslado de sus habitantes más jóvenes al extranjero -Reino Unido, Bélgica, Rusia o Francia, principalmente-, mientras se miraba con recelo cualquier movimiento en los cielos.

En 1937, desde las costas vascas, partieron numerosos buques con menores en su interior, huérfanos forzosos de la guerra civil. Uno de aquellos barcos, el Habana, salió el 20 de mayo de 1937 hacia Southampton. Un viaje sin billete de vuelta para muchos de sus ocupantes.

expedición País Vasco

La llegada del Habana a Inglaterra
A pesar de que el Gobierno Británico se mantuvo reacio a acoger a los evacuados, finalmente cedió un espacio que no era sufragado por el Estado sino por un comité creado con tal fin, sin recurrir a los fondos públicos y necesitando de la ayuda desinteresada de la población de Southampton, la cual se volcó con sus nuevos vecinos.

Las donaciones privadas y la actividad de la propia comunidad local lograron que todas las necesidades de los niños estuvieran cubiertas, desde el equipamiento de las tiendas de campaña pasando por alimentos y ropa.


Los niños, superado el proceso de aclimatarse a su nueva situación, empezaron a realizar representaciones culturales como danzas populares y actividades deportivas, partidos de fútbol, donde el juego vivo y novedoso de alguno de los chicos logró llamar la atención de personas vinculadas a clubes profesionales de la región.

Impresionaron por encima del resto: Raimundo Pérez de Lezama, portero nacido en Baracaldo, y Sabino Barinaga, delantero de Durango. Dos vizcaínos que se enrolaban en el segundo equipo del Southampton, el club que había servido en el pasado de improvisada equipación para el Athletic al no encontrar los habituales tonos azules y blancos. Una casualidad que transformó la camiseta del conjunto vasco al rojiblanco que conocemos en la actualidad. Ahora dos imberbes vascos, por azares del destino, iban a enfundarse la elástica del Southampton. Un guiño del destino.

Pérez Lezama, posando con su equipación de portero.
El regreso de algunos de los exiliados
Southampton fue víctima de los bombardeos alemanes entre 1940 y 1941, era uno de los objetivos marcados en rojo por la Luftwaffe dado que en los alrededores de la población se fabricó el Spitfire -el legendario caza de la Royal Air Force británica-.

El mismo estruendo que alejó a aquellos jóvenes de sus casas resonaba para recordarlos que su nuevo refugio tampoco era seguro. Obligados por tales circunstancias, muchos de aquellos niños, convertidos prematuramente en adultos, regresaron a sus orígenes, en busca de un trabajo y de un porvenir.

Raimundo Pérez de Lezama pensó en trabajar en los Altos Hornos. Una visita previa al campo del Arenas de Getxo y una prueba por el club de apenas 10 minutos valió para demostrar que aquel novedoso estilo exportado de las islas: sacando con la mano y dirigiendo el balón siempre al compañero, le iba a valer un contrato profesional en la Liga y un salto posterior al mejor equipo de la competición: el Atlético de Bilbao -renombrado en época franquista-.

El cancerbero alternó en su carrera grandes exhibiciones con llamativos errores, siempre con un estilo moderno, eso sí, -heredado de su etapa inglesa-, novedoso e incluso circense, como las crónicas que hablan del portero vasco colgándose del travesaño o saliendo del área, práctica poco habitual en España. Un tipo peculiar que tuvo el honor de alzarse con el trofeo Zamora en 1947 e innumerables títulos en sus 16 temporadas bajo la meta de San Mamés.  

La racha goleadora de Sabino Barinaga  garantizó un futuro exitoso del vizcaíno en España. Las 62 dianas anotadas en 13 partidos en Inglaterra eran suficiente carta de presentación para que el Athletic y el Madrid trasladasen su lucha en los terrenos de juego a una batalla por su traspaso que cayó del lado blanco tras un breve paso por el filial rojiblanco.


Barinaga se gana el corazón de Chamartín
La carrera deportiva de Barinaga en el Madrid C.F. -en época republicana perdió la corona y la consideración de Real- duró una década, desde 1940 a 1950, con una breve cesión al Valladolid. Diez años en los que el 'inglés de Durango' no paró de sumar hitos para los merengues.

Barinaga abrió el marcador de Chamartín en el estreno del feudo madridista, el 14 de diciembre de 1947 ante Os Belenenses. El sueño del presidente Santiago Bernabéu tomó forma con la inauguración del coliseo madridista y el vasco se encargó de escribir su nombre en la historia del Madrid.

Los 70 tantos anotados en Liga le sitúan todavía en lo más alto de la tabla de artilleros históricos de la entidad. Goles que también se trasladaron a la Copa del Generalísimo, como su recordado póquer ante el Barcelona en la remontada 11-1 al Barcelona, tras haber caído 3-0 en Les Corts, dentro de las semifinales de la campaña 1942-43 que finalmente se adjudicó el Atlético (Athletic) de Bilbao.

Un choque visto desde la Ciudad Condal como el 'escándalo de Chamartín' y que precipitó la animadversión entre los dos clubes, debido entre otras cosas, y tal como argumentaron desde el equipo culé, al trato vejatorio que recibieron los azulgranas en aquella cita copera desde su llegada a la capital.

11-1, Madrid - Barcelona

Emilio Aldecoa entra en la historia del fútbol español
Centenares de niños no reclamados por sus familias se vieron obligados a proseguir con su destierro en la islas. Alguno de los cuales siguió la misma suerte que Lezama y Borinaga, convirtiéndose en futbolistas profesionales, en nuestros pioneros en la cuna del fútbol.

Entre aquellos chicos del Habana que continuaron en Inglaterra estaba el bilbaíno Emilio Aldecoa. Su pasión por el balón la siguió desarrollando en su trabajo en la compañía English Electric, donde participó en el equipo de la empresa.

La II Guerra Mundial frenó el desarrollo de las ligas domésticas británicas ya que la mayoría de las plantillas estaban en el conflicto bélico. En un intento por parte del Estado de conservar las costumbres propias del país, propuso recomponer los equipos de fútbol a partir de futbolistas semiprofesionales o amateurs que no estuvieran en combate.

La Primera división era inviable ponerla en marcha. En cambio, sí que era factible disputar una competición regional, con menores costes de desplazamientos, siempre y cuando los partidos se disputaran el sábado con luz solar, sin recurrir a los focos, para no llamar la atención.

El Wolverhampton Wanderers se hizo con los servicios de Aldecoa en 1943, cuya fama en la English Electric había llegado a los oídos del equipo de los 'lobos'. Aldecoa pasaba a ser, de este modo, el primer futbolista nacido en España que participaba en un club profesional de fútbol en Inglaterra y el primero en anotar un gol. Un futbolista que llamó la atención, tanto por su el impecable aspecto de galán, alejado del rudo arquetipo, y por su estilo juego: un exterior zurdo habilidoso que podía desempeñar las labores de interior.

Wolverhampton

Aldecoa tuvo una prolífica carrera que le condujo al Coventry City, antes de regresar al Athletic de Bilbao y pasar por el Barcelona, la verdadera pasión del llamado 'inglés', un vasco que no terminó de encajar en la entidad vizcaína y que encontró acomodo tanto en Valladolid como en el Barça, donde se vengó de los rojiblancos con un doblete en Copa y un inexplicable baile que le valió el odio de la afición de los 'leones'.

Los hermanos Gallego, José y Antonio, son otros de los pioneros nacidos en España y que tuvieron su presencia en el campeonato británico con destinos como Cambridge City y Norwich City, respectivamente. Dos refugiados que encontraron hueco en Inglaterra, una nación que rehusó acoger, en un principio, a una generación rota por las bombas, que recuperó parte de sus energías en un país extraño donde aprendieron a madurar deprisa y a disfrutar de un deporte que cambió sus vidas, tanto como con la propia guerra.

viernes, 8 de marzo de 2013

El miedo escénico del Santiago Bernabéu: las remontadas europeas del Real Madrid

Siempre que el Real Madrid tiene un resultado adverso en una eliminatoria se suele hablar del 'espíritu de Juanito', del 'miedo escénico' y de las 'mágicas noches Europeas en Chamartín', una conjura para la remontada que hace tiempo que no se produce y que se acuñó con seis partidos claves en la historia del equipo blanco donde se mezclaban varios factores.

Europa por aquel entonces era una duda constante, nadie conocía con certeza a los rivales y el factor cancha tenía un peso importante. Los equipos españoles solían sufrir mucho en el extranjero y era extraño ver ganar a los nuestros en campo contrario, incluso ante rivales inferiores, con lo que adquiría gran importancia jugar el partido de vuelta ante tu público, que en el caso madridista era un ambiente diferente al actual con un 'gallinero' (parte alta del graderío del Bernabéu) abarrotado e implicado que se dejaba contagiar por el ambiente del fondo sur.

Con el público metido en el partido la consigna era ser firmes e intentar embotellar al equipo contrario en su campo desde los inicios y ser los primeros en chutar a puerta. En el descanso, había que dar una sensación de ansiedad y aparecer antes de que el árbitro estuviera en el campo. Un ideario que aplicó el Real Madrid a rajatabla en aquellos años. Estas fueron sus siete principales víctimas.

1. Copa de Europa (5 de noviembre de 1975), Real Madrid 5-1 Derby County (1-4)

Derby CountyLa vieja Copa de Europa enfrentaba, por aquel entonces, en eliminatorias directas a los campeones de las distintas ligas. Un formato atractivo y peligroso El Derby County era el vigente campeón de Inglaterra, un segundo título para la institución, y último hasta ahora, que confirmaba las buenas vibraciones que había tenido el equipo, tres años antes, con el mítico entrenador Brian Clough y que en esa temporada tenía a Dave Mackay en la dirección técnica.

La competición partía de los treintaidosavos de final donde merengues y carneros (rams, en alusión al animal de su escudo) se habían deshecho del Dinamo de Bucarest y Slovan de Bratislava, respectivamente.

En el duelo de ida de dieciseisavos de final, en el Baseball Ground, los ingleses se habían impuesto por un rotundo 4-1, dos de los tantos desde el punto de penalti, ante un equipo blanco que llegaba herido a Madrid por el varapalo recibido. Aún así, el público acudió en masa a un Chamartín que rozó los 100.000 espectadores.

El técnico yugoslavo Miljan Miljanic, uno de los pioneros a la hora de trabajar el apartado físico en el entrenamiento, dirigía a un equipo que presentaba el siguiente once: Miguel Ángel; Sol, Benito, Pirri, Camacho; Breitner, Del Bosque, Netzer; Amancio, Santillana y Roberto Martínez (4-3-3).


Roberto Martínez anotó los dos primeros, a los 3' y 51', Santillana puso de cabeza el tercero en el 55' que desnivelaba la eliminatoria para los blancos, un minuto después era el Derby el que marcaba con un golazo a la escuadra. A falta de diez minutos para el final, Pirri igualaba el resultado de la ida, desde los 11 metros, para jugarse una prórroga donde el cántabro Santillana tenía la habilidad para controlar el balón con el pecho, hacer un sombrero y golpear de volea. La gesta estaba concluída.

El camino del conjunto blanco llegó hasta las semifinales donde la 'bestia negra' de los madridistas, el Bayern de Múnich, se imponía con un equipo de ensueño con el que dominaba Europa y en el que Maier, Beckenbauer, Rummenigge, Gerd Müller o Uli Hoeness se dedicaban a coleccionar 'orejonas' por afición.

2. Copa de Europa (19 de marzo de 1980), Real Madrid 3-0 Celtic (0-2)

El segundo capítulo se producía en cuartos de la Copa de Europa de 1980 con otro incómodo marcador traído desde tierras británicas. En aquella temporada estaba otro balcánico en los banquillos, Vujadin Boskov y el reto de disputar la final en casa dado que la UEFA celebraba las bodas de plata de la Copa de Europa y había elegido el Bernabéu como sede de la final.

El equipo del Real Madrid estaba formado por: García Remón; Sabido, Benito, Pirri, Camacho, Del Bosque, Stielike, Ángel, Juanito, Santillana y Cunningham.

Celtic GlasgowOtra vez Chamartín respondía en un día festivo y familiar dada la fecha. El cuadro merengue salió revolucionado con un Sabido que realizó varias entradas escalofriantes para amedrentrar a los jugadores del Celtic.

Aquel día el Real Madrid tardó en disparar a puerta, en cambio los 'bhoys' dispusieron de más ocasiones en los primeros instantes. Antes del descanso, un córner de Cunningham, con su habitual estilo con el exterior del pie derecho, generaba dudas en la defensa de los escoceses y Santillana aprovechaba para rematar desde el suelo.

Los siguientes 45 minutos cumplieron los cánones de las remontadas con el plantel madridista lanzado en tromba y encerrando al conjunto de Glasgow. Una pared de Juanito con Cunningham, primer futbolista inglés en fichar por el Real Madrid, terminaba en la testa de Santillana quien con inteligencia amortiguaba el cuero hacia Stielike para empatar la eliminatoria.

El encuentro se abrió para ambos conjuntos, con los merengues permutando posiciones y apareciendo por oleadas hasta que un tsunami llamado Juanito cabeceaba a las mallas el tercero, el que volteaba el marcador. Ángel y demonio, un futbolista genial que empañó sus habilidades con su temperamento y agresividad.
Brian Clough y Peter Taylor en la final de Madrid

En semifinales, el Hamburgo de Kevin Keegan y Felix Magath echaban a los blancos con la misma medicina: un 2-0 en Chamartín fue respondido con rotundidad por un histórico y doloroso 5-1 de los teutones, quienes finalmente se quedaron rozando la 'orejona' para ser acariciada y besada por esa dupla mítica formada por Brian Clough, Peter Taylor en el Nottinghan Forest, único club del mundo que tiene la curiosidad de haber ganado más torneos continentales que nacionales. (2 Copas de Europa y una Supercopa de Europa frente a una Liga inglesa).


3. Copa de la UEFA (12 de diciembre de 1984), Real Madrid 6-1 Anderlecht (0-3)

La competición de la UEFA era el segundo título europeo en importancia, por delante de la Recopa al que acudían los campeones de las Copas nacionales, aunque a veces por su calidad de los integrantes en el torneo se convertían en el título más duro de todos los disputados.

El por qué era sencillo. Para luchar por la Copa de Europa sólo había un representante por país, aquella campaña fue el brillante Athletic de Javi Clemente, mientras que en la UEFA podían aparecer hasta cuatro clubes de Ligas como la española, alemana o italiana, conjuntos que generalmente habían crecido en calidad al fichar más estrellas por no haber sido vencedores en sus campeonatos ligueros el curso anterior.

En el torneo de la UEFA de 1984-85, cayeron en primera ronda el Atlético, Real Betis y Real Valladolid -se ganó el puesto europeo tras haber ganado la extinta Copa de la Liga-, dejando al Real Madrid como único representante español tras la primera criba que se convirtió en un calvario con el choque de dieciseisavos ante el Rijeka (1-3, 3-0) en otra meritoria remontada que gozó de bastantes favores arbitrales y que dejo a los yugoslavos diezmados.


En octavos tocaba el Anderlecht. Los blancos tenían una buena mezcla de veteranía y juventud, comandada por una generación de jugadores surgidos de la cantera y denominados como la 'Quinta del Buitre' (Martín Vázquez, Míchel, Pardeza, Sanchís y Butragueño).

Los merengues saltaron al césped con: Miguel Ángel; San José, Sanchís, Gallego, Camacho; Míchel (Salguero, min. 55), Stielike, Lozano (Martín Vázquez, min. 71); Butragueño, Santillana y Valdano.

 Los 'malvas de Bruselas' traían un cómodo 3-0 y una flamante estrella, de apenas 18 años, como Enzo Scifo llevando la manija de los belgas quienes sufrieron desde el principio con una apabullante primera media hora local que redujo la ventaja (con goles de  Sanchís, Butragueño y Valdano) y destrozó la defensa adelantada del Anderlecht. 

El 3-1 de Frinmann pareció estropear la fiesta que se estaba viviendo en las gradas, pero de nuevo Valdano y Butragueño dejaban el partido finiquitado que acababa con la guinda de un 'hat-trick' del 'Buitre' en el último suspiro. En una de sus mágicas exhibiciones.


4. Copa de la UEFA (24 de abril de 1985), Real Madrid 3-0 Internazionale (0-2)

El Real Madrid caminaba con paso firme y triunfal por la UEFA, al Anderlecht siguió un correoso Tottenham de Glenn Hoddle y en semifinales esperaba uno de los 'cocos', el Inter de los Zenga, Bergomi, Altobelli, Brady y Rummenige.

Como era costumbre, los blancos sufrieron en el Guisseppe Meazza interpretando un papel de equipo encerrado que tan malos resultados ha dado históricamente a los blancos. Pero los merengues estaban tranquilos, a pesar de los dos goles había una extraordinaria confianza en dar la vuelta en Madrid a la eliminatoria y por ello Juanito dedicó a Bini, jugador interista, aquella frase mitad en español, mitad en italiano y totalmente chulesca:  “Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo”.

Escudo del Inter en los 80, conocido como 'Il Biscione'. Fuente DDF

Los 90 minutos de Chamartín dieron la razón a Juan Gómez. El Real Madrid fue fiel al decálogo de acciones en una remontada. Aquella noche jugaron con: Miguel Angel, Chendo, Salguero (Fraile 24´), (Juanito 76´), Stielike, Camacho, Michel, San José, Gallego, Pineda, Santillana y Valdano.

Santillana subía el 1-0 antes del primer cuarto de hora fruto del empuje inicial de los blancos y elevaba el segundo al electrónico con un remate de cabeza, marca de la casa, en el momento clave del choque, en el 43'. Con la eliminatoria igualada, el Inter se lanzó al ataque y se abrió el duelo. Stielike salvaba bajo palos un gol cantado y acto seguido era Míchel el que certificaba la proeza con un fuerte chut.

Después de rondas igualadas y remontadas inverosímiles, el Real Madrid se enfrentaba en la final a un rival de menor entidad y deshabituado a las presiones. Los blancos vencieron con holgura en Hungría al Videoton, 0-3, para tener una vuelta relajada y plácida en la que incluso perdieron por la mínima, 0-1. En aquella época el torneo de la UEFA se decidía a doble encuentro. Los madridistas estrenaban de este modo su palmarés en la competición y se alzaban con el primer título.


5. Copa de la UEFA (11 de diciembre de 1985), Real Madrid 4-0 Borussia M'gladbach (1-5)

Athletic, Sporting, Osasuna y Real Madrid eran los representantes de la Liga entre los 64 conjuntos candidatos a conseguir la UEFA, sólo rojiblancos y merengues llegaron a octavos de final donde esperaban el Sporting de Portugal y el Borussia Mönchengladbach.

La victoria de los vizcaínos en San Mamés no sirvió para pasar de ronda y los otros 'leones', los de Lisboa, se imponían con un contundente 3-0 en el José Alvalade.

El equipo blanco y vigente campeón de la competición vivió otra de sus habituales pájaras europeas en las que parecía un 'sparring' al que pagaran por encajar goles para después voltear el combate. En aquella ocasión, el correctivo fue todavía más duro. El partido se celebró en Düsseldorf en lugar de Mönchengladbach ya que el
Rheinstadion disponía de mayor capacidad.

El frío, el campo helado y el gran juego del Gladbach se atragantaron al Real Madrid. Los alemanes estaban dirigidos por uno de sus grandes mitos del club teutón, Jupp Heynckes, y contaban con jugadores como Uwe Rahn o Hans-Jörg Criens que aquella noche pasaron como un tren de mercancías sobre el conjunto madridista.


Para añadir épica, Molowny no podía contar para el duelo de vuelta con varios de sus hombres claves como Hugo Sánchez, Chendo y Gordillo, a ellos se añadía la lesión a última hora de Sanchís. Los elegidos para aquella noche fueron: Ochotorena; San José (Cholo 75'), Maceda, Salguero, Camacho; Míchel, Ricardo Gallego, Juanito (Martín Vázquez 90'); Valdano, Santillana y Butragueño.

El mismo guión que en anteriores ocasiones era interpretado en Chamartín. Valdano, en el 7' y en el 20', ponía el miedo en el cuerpo a los germanos que reculaban hasta parapetarse en su campo. El Madrid no se entretenía en las celebraciones y el balón no dejaba de moverse. Con la mitad del trabajo hecho, el tercero se hizo de rogar y apareció en una jugada de pizarra que acababa con una volea de Santillana, a los 76', antesala del cuarto, obra también del cántabro en el 89'.

El delirio llegaba a las gradas y al césped con imágenes históricas como la montaña humana sobre Santillana mientras otros jugadores corrían sin sentido gritando por el césped. El posterior cambio de Juanito y sus saltos hacia el túnel de vestuario cierran el álbum de recuerdos madridistas de aquella hazaña.

6. Copa de la UEFA (16 de abril de 1986), Real Madrid 5-1 Inter Milán (1-3)
Si los octavos de final habían sido duros, no menos fueron los cuartos ante el Neuchatel donde Juanito y Stielike revivieron sus antiguos desencuentros en el vestuario de Chamartín con un duelo frente a frente en busca de las semifinales.

El futbolista alemán había recalado en el conjunto suizo y la suerte caprichosa de los bombos quiso servir una dosis de ración de morbo a la historia. Ambos protagonizaron varios roces durante el partido que serían 'coronados' con un salivazo del malagueño a Stielike dejando definitivamente patente las diferencias que siempre existieron entre ambos jugadores. Juanito protagonizaba otro de sus enésimos capítulos como diablo, como jugador irascible e incontrolado capaz de lo peor. El Real vencía por un global de 3-2 a los helvéticos (3-0 y 0-2).      



En semifinales tocaba reeditar el partido de la anterior campaña. El Inter se había impuesto en la ida, por 3-1, y la vuelta parecía complicarse con la lesión de Sanchís.

El Madrid jugó con: Agustín; Chendo, Camacho, Maceda, Sanchís, (Salguero 13´), Gordillo,
(Juanito 111´), Butragueño, Michel, Hugo Sánchez, Gallego y Santillana.

En esta ocasión, los neroazzurri no cayeron en la trampa de los primeros minutos y supieron sostener las embestidas iniciales. Cuando los italianos se las prometían felices llegaba el psicológico tanto de Hugo Sánchez en el 44', desde los once metros y tras una discutible pena máxima sobre Míchel.

Gordillo adelantaba a los de Chamartín a los 63' y otorgaba momentáneamente el pasaporte a la final. Acto seguido era Brady el que anotaba para los interistas, de penalti y Hugo Sánchez, de nuevo, nivelaba la desventaja de la ida desde los once metros merced a una vertiginosa acción de Butragueño.

En la prórroga, Santillana permanecía fiel a su cita con el gol ante los interistas, su particular verdugo, anotando con un testarazo y más tarde culminando una contra que suponía la manita.


7. Copa de la UEFA (30 de abril de 1986), Real Madrid 5-1 Colonia (0-2)
 
La segunda final consecutiva de la UEFA se resolvió en Chamartín con otro inapelable 5-1 ante el Colonia. Un buen equipo en el que destacaban Schumacher, Pierre Littbarski y Klaus Alloffs como principales referentes. Los germanos se adelantaron en el marcador y después cayeron bajo el embrujo del "miedo escénico". Hugo Sánchez y Gordillo, en apenas cuatro minutos, recuperaban la ventaja para los blancos. En el segundo tiempo, un doblete de Valdano y otra postrimera diana de Santillana dejaban vía libre para el título.

El Colonia supo dar la réplica en la vuelta, en un semivacío Olímpico de Berlín, con un 2-0 que se quedaba corto y que daba el segundo título de la UEFA a los madridistas. Un bicampeonato que nadie ha alcanzado y un trofeo que no volvería a las vitrinas del Santiago Bernabéu.


El fin del miedo escénico
En muchas ocasiones ha recurrido el madridismo y el periodismo a invocar el 'espíritu de Juanito' y el ambiente de las grandes remontadas. Lo cierto es que el 'miedo escénico' ha desaparecido de Chamartín por un ambiente más sosegado y las grandes gestas han quedado en las hemerotecas y en la mente de los aficionados.

Durante las últimas décadas sólo el Estrella Roja, en cuartos de final de la Copa de Europa (1986-87) y el temido Bayern Múnich, 1988 y 2002, han sufrido una remontada que ni tenían la magia de estos partidos ochenteros ni la desventaja para convertirlas en gestas. Hazañas que todavía son recordadas cuando el Real Madrid sufre un revés en Europa y que forjaron parte de su leyenda en el continente.

martes, 14 de diciembre de 2010

Os Belenenses, el club que estrenó el Santiago Bernabéu

Tal día como hoy, hace 63 años, el Real Madrid jugaba el primer partido en su nueva casa sobre unos terrenos que había adquirido el presidente Santiago Bernabéu en 1944, apenas dos meses después de haber llegado al poder. Un proyecto faraónico ideado para dar cabida a 100.000 espectadores y que parecía sólo tener sentido en la mente de un visionario dirigente que veía que el crecimiento de la ciudad absorbería aquel alejado emplazamiento.

Las obras se dilataron en el tiempo más de lo pensado. El cemento se iba agotando en una España todavía azotada por la guerra provocando que para la campaña 1946-47 el Real Madrid tuviera que recibir el cobijo del Atlético y jugar en el Estadio Metropolitano.

El rival que inauguró el 14 de diciembre de 1947 el coliseo blanco, llamado entonces Nuevo Estadio Chamartín, fue Os Belenenses, quien había logrado anteriormente su primera, y única, liga portuguesa. Este emplazamiento sustituía al antiguo feudo que funcionaba desde 1924 y que tuvo al Newcastle como ilustre invitado para estrenarlo.

El estadio Santiago Bernabéu
El estadio tenía una capacidad de 75.145 espectadores. No fue hasta 1955 cuando el campo cambió de nombre para homenajear al presidente merengue, el 4 de enero tras aprobarse en una asamblea de socios.

Segundo anfiteatro, Real Madrid, Santiago Bernabéu, fondo sur, estadio,

En el coliseo madridista:
  • Se han disputado partidos de la Eurocopa de 1964, que fue el primer título internacional de España, ante la U.R.S.S., disputándose tres partidos en el feudo blanco. 
  • Fue sede de la Copa del Mundo de 1982: segunda fase y final del campeonato. 
  • Se produjo el encuentro de la juventud con el Papa Juan Pablo II (1982). 
  • Ha visto cuatro finales de Copa de Europa: 1957, 1969, 1980 y 2010. 
  • Sirvió de meta en una etapa de la Vuelta a España, en 2002, coincidiendo con el centenario del club merengue.
  • Y la música lo transformó en un enorme teatro: Bruce Springsteen, U2, Frank Sinatra … 

Santiago Bernabeu, Madrid, Real Madrid, fondo norte, estadio,
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Escenario del concierto de Bruce Springsteen, celebrado en el Bernabéu el 17 de julio de 2008.

Os Belenenses
Volviendo al rival que estrenó el recinto madridista, Os Belenenses, es un club polideportivo situado en uno de las zonas más visitadas de la capital lisboeta. Allí podremos encontrar la torre de Belém, el monumento a los descubridores y el extraordinario monasterio de los Jerónimos. A espaldas del edificio y subiendo una empinada calle, rodeada de cafeterías tradicionales dispuestos para servir los pastéis de nata, se encuentra el estadio do Restelo, el campo del Os Belenenses.

Dado el cariño que siempre he tenido por los equipos que se identifican con un barrio, de ahí que me guste tanto al Rayo Vallecano, y al ser el primer equipo que pisó el Bernabéu -un estadio con el que he crecido-, me acerqué a ver las instalaciones como un homenaje personal hacia el cuadro lisboeta. Las verjas de acceso estaban cerradas pero un empleado del club me abrió amablemente la puerta tras escuchar el motivo de mi visita, pasando a ser la camiseta del equipo de Belém una de las favoritas de mi colección.

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A la sombra de los dos colosos lisboetas
Hoy en día el club lisboeta, fundado en 1919, no atraviesa sus mejores días. Disputa la segunda división lusa, dejando atrás los días de gloria en los que lograba codearse con sus vecinos Benfica y Sporting.

En su palmarés puede presumir por la liga cosechada (1946), ya que sólo cinco equipos han conseguido el título en Portugal, y tres copas (llamadas en portugués taça), la última es de 1989.

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Barinaga, el primer goleador
Curiosamente, para el 14 de diciembre de 1947 el Real Madrid tenía previsto haber disputado la duodécima jornada de Liga ante el Athletic Club. Se pidió un aplazamiento para realizar la inauguración con solemnidad. El encuentro entre merengues y lusos acabó con 3-1. El honor de abrir el marcador correspondió al vizcaíno Sabino Barinaga, siendo el primero de los muchos que se han visto en el coliseo blanco, que un día como hoy abría las puertas.

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