La idea de crear una competición internacional de clubes rondaba la cabeza de muchos dirigentes europeos a mediados del siglo XX. El éxito de la Copa Mitropa -nacida en 1927 con conjuntos de Austria, Hungría, Italia y Checoslovaquia- y la Copa Latina -torneo internacional para escuadras de Italia, Portugal, Francia y España que se disputó desde 1949 a 1957- sirvieron de germen para plantear un campeonato que englobara a todo el continente.
Las exitosas primeras giras de clubes -como la del Wolverhampton en 1954- demostraron la viabilidad de un proyecto de campeonato europeo que se puso definitivamente en marcha cuando la propuesta lanzada por L'Equipe fue recogida por el Real Madrid, confeccionando la primera edición de la Copa de Europa en 1955.
Nacimiento de la Champions League
La vieja Copa de Campeones de Europa modernizó su concepto a partir de 1993. La regeneración del campeonato no solo afectó a su nombre, el cual pasó a ser denominado como Champions League o Liga de Campeones, sino al concepto del propio torneo.
El trofeo más prestigioso del viejo continente había nacido como un enfrentamiento en eliminatorias directas entre los campeones de Liga de los diferentes países. Una Copa de Campeones en la que solo coincidían dos clubes de una misma nación cuando uno acudía como vigente campeón de la Copa de Europa.
El célebre gol del holandés Ronald Koeman en la final de Wembley que disputó el Barcelona contra la Sampdoria en mayo de 1992 fue el último capítulo escrito en el palmarés de la vieja Copa de Campeones de Europa.
La siguiente temporada, la 92-93, concluyó con el triunfo del Olympique de Marsella sobre el Milan, significando la primera edición denominada como Liga de Campeones o Champions League. El honor de estrenarse en la competición como goleador perteneción a Daniel Amokachi, jugador nigeriano del Club Brujas, en el triunfo por 1-0 ante el CSKA Móscú en noviembre de 1992.
A partir de entonces, y con el paso de las ediciones, fue mutando el formato de la competición, dejando las eliminatorias directas para las últimas fases, tras la liguilla que había hecho acto de presencia en la edición del curso 1991-92. También fue creciendo el número de participantes y el de representantes de cada país. De hecho, a partir de 1998, la cuota se abrió a los subcampeones de Ligas y con el cambio de milenio se permitieron hasta cuatro clubes para algunos campeonatos domésticos.
El Himno de la Champions
Si por algo es reconocible esta nueva etapa del fútbol europeo es tanto por su símbolo estrellado -diseñado por la compañía inglesa Design Bridge- como por la característica melodía. El autor de la misma fue Tony Britten, un compositor inglés que escogió para el himno de la UEFA los tres idiomas que se consideran oficiales en la institución. Es decir: alemán, inglés y francés.
Ceux sont les meilleures équipes
Estos son los mejores equipos
Es sind die allerbesten Mannschaften
Estos son los mejores equipos
The main event
El evento principal
Die Meister
Los maestros
Die Besten
Los mejores
Les grandes équipes
Los grandes equipos
The champions
Los campeones
Une grande réunion
Una gran reunión
Eine grosse sportliche Veranstaltung
Un gran evento deportivo
The main event
El evento principal
Die Meister
Los maestros
Die Besten
Los mejores
Les grandes équipes
Los grandes equipos
The champions
Los campeones
Ils sont les meilleures
Ellos son los mejores
Sie sind die besten
Estos son los mejores
These are the champions
Estos son los campeones
Tony Britten usó como base la obra del también británico George Frideric Handel -Zadok, The Priest- a la que sumó una serie de expresiones superlativas traducidas en tres idiomas que poco a poco encajaron con las notas de la partitura.
El definitivo tono solemne vino por la interpretación de la Royal Philharmonic Orchestra y el coro de la también inglesa Academy of St. Martin in the Fields, responsables de que identifiquemos cada jornada de la Champions con esta música que resuena de manera celestial en los estadios.
El placer de escuchar a Queen
El 'Himno de la Champions' no son las únicas notas con las que se relaciona a la Liga de Campeones. Desde 2002, en el triunfo del Real Madrid sobre el Bayer Leverkusen, se incluye el tema We Are The Champions de Queen, escrito por Freddie Mercury en 1977, como banda sonora para el equipo que levanta la 'orejona'. Un tema que venía siendo utilizado por muchos clubes, e incluso por la FIFA en el Mundial de 1994, como sinónimo de triunfo. El éxito de conquistar la competición de las competiciones, la Champions League.
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sábado, 7 de marzo de 2015
El himno de la Champions pone música al fútbol europeo
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Álvaro Lamela
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sábado, 12 de octubre de 2013
El reinado de Michel Platini en el fútbol mundial: 'Le Roi'
La historia del fútbol está repleta de jugadores que ha engrandecido la leyenda de este deporte. A la hora de hablar de las cuatro figuras más relevantes, existe casi una unanimidad en colocar en lo más alto a Maradona, Pelé, Cruyff y Di Stéfano. El debate nace cuando se discute sobre el quinto integrante de este selecto grupo.
Futbolistas como Puskás, Van Basten, Beckenbauer, Eusebio, George Best, Ronaldo Luís Nazário de Lima, Zico, Yashin, Garrincha, Blochin, Bobby Charlton... son mecedores a ocupar dicha plaza. Un lugar en el que el fútbol francés también puede contribuir con candidatos como Kopa, Fontaine, Zidane y, en especial, Michel Platini.
Michel François Platini
21 de junio de 1955
El señor de los cardos
La familia de Platini regentaba un café en Lorena y respiraba el fútbol que surgía de las conversaciones de los mineros que acudían al local. Los primeros pasos de Michel por el balompié fueron siempre de la mano de su padre, quien ejercía como miembro del cuerpo técnico tanto con el Joeuf como en el Nancy -a partir de 1972-. Su sueño era haber jugado para el Metz pero una supuesta insuficiencia en las pruebas médicas realizadas impidió su fichaje.
El Nancy era una asociación en plena transformación, aunque la ciudad había tenido de un representante en el balompié galo -el cual disputó incluso la final de la Copa de Francia en dos ocasiones- las sucesivas desapariciones y refundaciones restaron fidelidad al proyecto. Fue a partir de la década de los 60 cuando una nueva dirección deportiva con ideas modernas devolvió al equipo dentro de la competición.
El papel de Platini en el equipo del cardo fue testimonial en su primera campaña. Sin embargo, el descenso a Ligue-2 abrió las puertas al joven jugador para despuntar y mostrar sus virtudes como centrocampista llegador -17 dianas en 32 encuentros- y una enorme facilidad para anotar en los libres directos.
El ascenso no fue la única aportación exitosa en la que colaboraba el jugador. En 1978, en su sexta campaña en el equipo y como capitán, anotaba el solitario gol de la final de la Copa de Francia ante el Niza, tradicional rival de la institución. Único título copero de los rojiblancos en sus vitrinas.
Numerosos equipos se agolparon para contratar a la emergente estrella del fútbol francés. El PSG, Inter de Milán y el Saint-Étienne eran los clubes más interesados en el jugador. Finalmente, Platini firmaba en 1979 con el conjunto del Loira.
Volando sobre la 'Ligue'
Platini disputó tres temporadas bajo la camiseta verde (1979-82). Un tono que se debe a los colores corporativos del Groupe Casino -compañía de hipermercados nacida en la propia ciudad-. Se trataba del equipo más importante de Francia, condición que todavía mantiene en la actualidad a nivel de títulos, y que con Platini alcanzó su décima liga gala, motivo por el cual lucen la estrella sobre el escudo.
A pesar de contar con relevantes futbolistas como Dominique Rocheteau o Johnny Rep y del extraordinario papel de Platini -con una media de 20 goles por temporada-, Europa parecía un coto privado de caza para las águilas verdes. Año tras año distintos equipos echaban al Saint-Étienne del torneo continental. Curiosamente, la salida de Platini en 1982 coincidía con el declive de la entidad del Loira.
El amante de la 'vecchia signora'
Platini vivió cinco cursos como 'bianconero' (1982-87). El romance con la 'vieja señora' fue corto pero intenso y ponía la rúbrica final al ciclo legendario juventino plagado de éxitos. Un notorio plantel compuesto en esta era por Paolo Rossi, Stefano Tacconi, Dino Zoff, Claudio Gentile, Roberto Bettega, Antonio Cabrini, Sergio Brio, Gaetano Scirea, Marco Tardelli, Cesare Prandelli o Zbigniew Boniek, nombres propios que daban lustre a la escuadra turinesa.
La Juventus levantaba en este periodo, con Platini en sus filas: 1 Coppa, 2 Scudettos, 1 Recopa de Europa, 1 Supercopa, 1 Copa Intercontinental y la Copa de Europa conseguida en Bruselas, donde el '10' anotó el gol de la victoria ante el Liverpool. Un partido desgraciadamente marcado también por los incidentes previos y los 39 fallecidos por avalanchas en la llamada tragedia de Heysel.
Platini fue acusado de no respetar con su celebración a las personas que perdieron la vida en aquel encuentro. El '10' siempre ha argumentado que los integrantes de la Juve desconocían la magnitud de aquella masacre, sabían de los altercados pero no de que hubiera muertos en una final que desgraciadamente pasó a la historia.
Su papel en la Juventus obtuvo un reconocimiento individual con tres balones de oro consecutivos y permitió redondear su cifra de 400 partidos, a nivel de club, con más de 200 goles. Una cifra sobresaliente para un centrocampista de leyenda.
Platini en la Selección
Muchas estrellas del fútbol tienen el problema de no desarrollar por igual su triunfal carrera profesional en los equipos que con el combinado nacional. Platini no fue el caso. Francia pasó de ser una selección con posibilidades a toda una campeona.
La primera satisfacción francesa en la Copa del Mundo asomaba en la sexta edición, con las semifinales de 1958. La pareja formada por el madridista Raymond Kopa y Just Fontaine -un artillero capaz de registrar 257 tantos en 259 partidos- eran frenadas sólo por un equipo de ensueño formado por Didi, Vavá, Zagallo y un emergente Pelé.
Las siguientes cuatro citas mundialistas eran muestra del mal momento que vivía el conjunto del gallo por aquel entonces. En 1962. 1970 y 1974 no participaron, mientras que en 1966 caían en primera ronda como últimos de grupo.
El estreno de Platini con 'los bleus' fue en 1976 en un marco tan adecuado como el Parque de los Príncipes. El Rey tomaba la alternativa en el mejor escenario con un gol, el primero de los 41 que anotó con Francia. Junto a él, surgían poco a poco míticos jugadores que decoraron uno de los mejores centros del campo de la historia del fútbol: Luis Fernández, Giresse, Tigana y el propio Platini. Un 'cuadrado mágico' -que inicialmente tuvo también a Genghini como integrante en lugar de Fernández-, flanqueado por Amoros, Trésor, Six, Battiston o Bossis.
Francia regresaba a la élite del fútbol. Las semifinales del Mundial de 1982, con la inolvidable prórroga en el Sánchez Pizjuán, servían de anticipo a la consecución de la Eurocopa de 1984, en casa ante España. París era testigo de otra diana de Platini en una final que engordaba su cifra anotadora a 9 tantos en el torneo europeo. Una actuación individual colosal. Francia se coronaba reina del continente, quitando el lastre perdedor del pasado.
El principal inconveniente para esta gran generación fue el hecho de coincidir con el gran momento de otros grandes conjuntos como Dinamarca, Inglaterra, Italia, Portugal, Argentina o Brasil y una Alemania Federal que se transformaba en el habitual verdugo de los galos, tanto en 1982 como en 1986, otra vez en semifinales y con un Platini mermado físicamente, jugó infiltrado gran parte del torneo.
En 1987, Platini anunciaba su despedida de los terrenos de juego con apenas 32 años, argumentando no tener la misma pasión por jugar al fútbol. 'Le Roi' dejaba unas estadísticas inigualables con 620 encuentros y 324 dianas como legado de su reinado. Sólo faltó en su palmarés la Copa del Mundo. Trofeo que llegaba en 1998 con una camiseta similar al diseño de 1984 y con un digno sucesor como Zinedine Zidane. Curiosamente, el estadio donde se celebró aquel encuentro, Saint-Denis, tuvo la propuesta de haber sido bautizado como Michel Platini.
La vida de Platini siempre ha estado ligada al fútbol, del rectángulo de juego pasó brevemente a los banquillos para ocupar finalmente los despachos. Su carrera como directivo es tan meteórica como cuando se vestía de corto. Ha pasado de presidir la federación francesa a dirigir la UEFA. Su ambición está intacta, 'El Rey' quiere ocupar el puesto más alto y el trono de la FIFA parece destinado para él.
Futbolistas como Puskás, Van Basten, Beckenbauer, Eusebio, George Best, Ronaldo Luís Nazário de Lima, Zico, Yashin, Garrincha, Blochin, Bobby Charlton... son mecedores a ocupar dicha plaza. Un lugar en el que el fútbol francés también puede contribuir con candidatos como Kopa, Fontaine, Zidane y, en especial, Michel Platini.
Michel François Platini
21 de junio de 1955
El señor de los cardos
La familia de Platini regentaba un café en Lorena y respiraba el fútbol que surgía de las conversaciones de los mineros que acudían al local. Los primeros pasos de Michel por el balompié fueron siempre de la mano de su padre, quien ejercía como miembro del cuerpo técnico tanto con el Joeuf como en el Nancy -a partir de 1972-. Su sueño era haber jugado para el Metz pero una supuesta insuficiencia en las pruebas médicas realizadas impidió su fichaje.
El Nancy era una asociación en plena transformación, aunque la ciudad había tenido de un representante en el balompié galo -el cual disputó incluso la final de la Copa de Francia en dos ocasiones- las sucesivas desapariciones y refundaciones restaron fidelidad al proyecto. Fue a partir de la década de los 60 cuando una nueva dirección deportiva con ideas modernas devolvió al equipo dentro de la competición.
El papel de Platini en el equipo del cardo fue testimonial en su primera campaña. Sin embargo, el descenso a Ligue-2 abrió las puertas al joven jugador para despuntar y mostrar sus virtudes como centrocampista llegador -17 dianas en 32 encuentros- y una enorme facilidad para anotar en los libres directos.
El ascenso no fue la única aportación exitosa en la que colaboraba el jugador. En 1978, en su sexta campaña en el equipo y como capitán, anotaba el solitario gol de la final de la Copa de Francia ante el Niza, tradicional rival de la institución. Único título copero de los rojiblancos en sus vitrinas.
Numerosos equipos se agolparon para contratar a la emergente estrella del fútbol francés. El PSG, Inter de Milán y el Saint-Étienne eran los clubes más interesados en el jugador. Finalmente, Platini firmaba en 1979 con el conjunto del Loira.
Volando sobre la 'Ligue'
Platini disputó tres temporadas bajo la camiseta verde (1979-82). Un tono que se debe a los colores corporativos del Groupe Casino -compañía de hipermercados nacida en la propia ciudad-. Se trataba del equipo más importante de Francia, condición que todavía mantiene en la actualidad a nivel de títulos, y que con Platini alcanzó su décima liga gala, motivo por el cual lucen la estrella sobre el escudo.
A pesar de contar con relevantes futbolistas como Dominique Rocheteau o Johnny Rep y del extraordinario papel de Platini -con una media de 20 goles por temporada-, Europa parecía un coto privado de caza para las águilas verdes. Año tras año distintos equipos echaban al Saint-Étienne del torneo continental. Curiosamente, la salida de Platini en 1982 coincidía con el declive de la entidad del Loira.
El amante de la 'vecchia signora'
Platini vivió cinco cursos como 'bianconero' (1982-87). El romance con la 'vieja señora' fue corto pero intenso y ponía la rúbrica final al ciclo legendario juventino plagado de éxitos. Un notorio plantel compuesto en esta era por Paolo Rossi, Stefano Tacconi, Dino Zoff, Claudio Gentile, Roberto Bettega, Antonio Cabrini, Sergio Brio, Gaetano Scirea, Marco Tardelli, Cesare Prandelli o Zbigniew Boniek, nombres propios que daban lustre a la escuadra turinesa.
La Juventus levantaba en este periodo, con Platini en sus filas: 1 Coppa, 2 Scudettos, 1 Recopa de Europa, 1 Supercopa, 1 Copa Intercontinental y la Copa de Europa conseguida en Bruselas, donde el '10' anotó el gol de la victoria ante el Liverpool. Un partido desgraciadamente marcado también por los incidentes previos y los 39 fallecidos por avalanchas en la llamada tragedia de Heysel.
Platini fue acusado de no respetar con su celebración a las personas que perdieron la vida en aquel encuentro. El '10' siempre ha argumentado que los integrantes de la Juve desconocían la magnitud de aquella masacre, sabían de los altercados pero no de que hubiera muertos en una final que desgraciadamente pasó a la historia.
Su papel en la Juventus obtuvo un reconocimiento individual con tres balones de oro consecutivos y permitió redondear su cifra de 400 partidos, a nivel de club, con más de 200 goles. Una cifra sobresaliente para un centrocampista de leyenda.
Platini en la Selección
Muchas estrellas del fútbol tienen el problema de no desarrollar por igual su triunfal carrera profesional en los equipos que con el combinado nacional. Platini no fue el caso. Francia pasó de ser una selección con posibilidades a toda una campeona.
La primera satisfacción francesa en la Copa del Mundo asomaba en la sexta edición, con las semifinales de 1958. La pareja formada por el madridista Raymond Kopa y Just Fontaine -un artillero capaz de registrar 257 tantos en 259 partidos- eran frenadas sólo por un equipo de ensueño formado por Didi, Vavá, Zagallo y un emergente Pelé.
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Raymond Kopa, mito del Stade de Reims y el Real Madrid |
Las siguientes cuatro citas mundialistas eran muestra del mal momento que vivía el conjunto del gallo por aquel entonces. En 1962. 1970 y 1974 no participaron, mientras que en 1966 caían en primera ronda como últimos de grupo.
El estreno de Platini con 'los bleus' fue en 1976 en un marco tan adecuado como el Parque de los Príncipes. El Rey tomaba la alternativa en el mejor escenario con un gol, el primero de los 41 que anotó con Francia. Junto a él, surgían poco a poco míticos jugadores que decoraron uno de los mejores centros del campo de la historia del fútbol: Luis Fernández, Giresse, Tigana y el propio Platini. Un 'cuadrado mágico' -que inicialmente tuvo también a Genghini como integrante en lugar de Fernández-, flanqueado por Amoros, Trésor, Six, Battiston o Bossis.
Francia regresaba a la élite del fútbol. Las semifinales del Mundial de 1982, con la inolvidable prórroga en el Sánchez Pizjuán, servían de anticipo a la consecución de la Eurocopa de 1984, en casa ante España. París era testigo de otra diana de Platini en una final que engordaba su cifra anotadora a 9 tantos en el torneo europeo. Una actuación individual colosal. Francia se coronaba reina del continente, quitando el lastre perdedor del pasado.
El principal inconveniente para esta gran generación fue el hecho de coincidir con el gran momento de otros grandes conjuntos como Dinamarca, Inglaterra, Italia, Portugal, Argentina o Brasil y una Alemania Federal que se transformaba en el habitual verdugo de los galos, tanto en 1982 como en 1986, otra vez en semifinales y con un Platini mermado físicamente, jugó infiltrado gran parte del torneo.
En 1987, Platini anunciaba su despedida de los terrenos de juego con apenas 32 años, argumentando no tener la misma pasión por jugar al fútbol. 'Le Roi' dejaba unas estadísticas inigualables con 620 encuentros y 324 dianas como legado de su reinado. Sólo faltó en su palmarés la Copa del Mundo. Trofeo que llegaba en 1998 con una camiseta similar al diseño de 1984 y con un digno sucesor como Zinedine Zidane. Curiosamente, el estadio donde se celebró aquel encuentro, Saint-Denis, tuvo la propuesta de haber sido bautizado como Michel Platini.
La vida de Platini siempre ha estado ligada al fútbol, del rectángulo de juego pasó brevemente a los banquillos para ocupar finalmente los despachos. Su carrera como directivo es tan meteórica como cuando se vestía de corto. Ha pasado de presidir la federación francesa a dirigir la UEFA. Su ambición está intacta, 'El Rey' quiere ocupar el puesto más alto y el trono de la FIFA parece destinado para él.
viernes, 20 de septiembre de 2013
Poderoso caballero es don dinero: La evolución de las equipaciones de fútbol, las marcas y los patrocinadores
Las indumentarias de fútbol han dejado de ser las equipaciones impolutas que antaño diferenciaban dos equipos sólo por los colores. Uno de los primeros cambios llegó con los escudos, más tiempo llevó el empleo de los dorsales -según la IFFHS corresponde a un lugar tan poco futbolero como Australia, durante el encuentro en 1911 entre el Leichhardt y HMS Powerful- por último, aparecían la publicidad y el nombre del jugador impreso atrás.
Chapman numera a los jugadores
En el viejo continente, un adelantado a su tiempo como el entrenador Herbert Chapman introducía los números en el Arsenal en 1929. No fue la primera revolución que acometió, las variaciones tácticas -con el dibujo denominado WM- y las mangas blancas en la camiseta 'gunner' fueron otras de sus aportaciones. En el curso 1939-40, la liga inglesa oficializaba el uso de los dorsales. Siempre del 1 al 11, identificando su posición en el campo. El 2 correspondía al lateral derecho, 3 al izquierdo, 9 al delantero...
El último equipo profesional en utilizarlos en su espalda fue el Celtic. Los de Glasgow, siempre fieles a las tradiciones, fueron obligados por la federación escocesa en 1994 a numerar la zamarra verdiblanca. Para evitar confusiones con los árbitros tenían rotulados los pantalones en su parte delantera.
El mayor evento futbolístico, la Copa del Mundo, accedió a instaurar los dorsales desde la edición de Brasil 1950. Fue a partir de Suiza 1954 cuando el número elegido para cada uno de sus jugadores por las distintas federaciones -comprendido entre 1 y 22- no cambiaba durante todo el torneo.
Surgen las camisetas personalizadas
La costumbre de que un jugador portara el mismo dorsal durante un torneo fue durante años una práctica habitual sólo en los deportes practicados en Norteamérica y en las Copas del Mundo de fútbol. El azar quiso que una persona ajena a la Confederación Brasileña eligiera el '10' para Pelé en la convocatoria de Brasil de 1958, iniciando el mito sobre el número que después lo han engrandecido genios como Maradona, Puskás, Platini, Francescoli, Hagi...
La Premier fue la primera gran competición doméstica en implantarlo. El curso 1993-94 recibía a los futbolistas con su dorsal conservado para toda la campaña y el nombre imperso a su espalda. Además, obviamente, de poder elegir fuera del rango habitual del 1 al 11.
La FIFA había tomado nota e introdujo la personalización de las camisetas durante el Mundial de Estados Unidos (1994). Un país donde siempre ha sido costumbre verlos en las ligas profesionales -ya fuera NBA, NFL o NHL- y que había dado extraordinarios beneficios en el apartado del merchandising.
La Liga española, dado el éxito en otros torneos domésticos, modificaba su reglamento para oficializar la serigrafía de los nombres de los futbolistas en las equipaciones en el curso 1995-96. Una campaña de grandes novedades, como la aparición de la tercera sustitución.
Las marcas deportivas visten a los equipos
El deporte estuvo dominado, tras la Segunda Guerra Mundial, principalmente por las marcas surgidas de la población alemana de Herzogenaurach donde los hermanos Dassler rompieron relaciones para crear sendos imperios: Adidas y Puma. Junto a ellos, otras empresas como Umbro o Le Coq Sportif fueron entrando dentro del atractivo mercado del fútbol.
Curiosamente, el privilegio de ser el primer logotipo en aparecer en una camiseta de un club no fue ninguna de las citadas, ni siquiera Nike -que permanecía como un gigante dormido ajeno al fútbol- el elegido fue Admiral Sportswear.
La firma británica, fundada en 1914, había sido el proveedor de Inglaterra durante el Mundial de 1966. Su notoriedad internacional creció cuando el Leeds United arrancaba el curso 1973-74 con el logotipo en un costado, siendo la primera ocasión en la que un plantel profesional mostraba la marca que lo vestía. Una temporada para recordar en la entidad en el plano deportivo que concluyó con la Liga y el relevo en los banquillos de Brian Clough por Don Revie, tras más de una década en el cargo. Un reemplazo que fue llevado a la gran pantalla en la película 'The Damned United'.
La fama arropó a Admiral que inmediatamente logró un acuerdo con la Federación para la comercialización de la indumentaria de la selección inglesa por espacio de cinco años, con el consiguiente éxito de ventas de la réplica oficial y la enorme repercusión que obtuvo la propia compañía.
También se puede hablar de lealtades en este campo del marketing. El Bayern viste Adidas desde 1968, aunque no se mostraran las tres rayas o el logotipo hasta unos años después y el PSG vive una constante comunión con Nike, al igual que Boca Juniors e Inter de Milán.
El fallido intento reciente de algunos clubes de confeccionar su propia ropa -casos de Athletic, Real Betis o Real Murcia- ha demostrado que las marcas seguirán vinculados al fútbol por mucho tiempo, librando una batalla que se ha convertido casi exclusivamente en un mano a mano entre Nike y Adidas, con permiso de Puma, quien parece observarlos en la lejanía.
Aparece la publicidad en las equipaciones
El negocio del fútbol iba creciendo y cualquier fuente de ingresos era bienvenida. Las marcas comerciales se habían convertido en algo habitual, ya fuera mostrándose en el marcador o en las vallas publicitarias. Faltaba dar un paso más, patrocinar directamente a los clubes tras haberlo hecho con los propios futbolistas a través de sus botas.
La primera entidad en tomar tal decisión fue el Eintracht Braunschweig. El equipo del león, campeón de la Bundesliga en 1967, rompió las reglas y a través de un vacío legal se embolsó 100.000 DM de la empresa local de licores Jägermeister para incluir el logotipo de la compañía en el pecho. El pequeño club de la Baja Sajonia arrancaba en 1973 una nueva etapa en el deporte que pudo haber ido a más ya que la idea inicial era renombrar a la institución, petición denegada por la Federación Alemana.
La inyección económica bañada en alcohol permitió a los amarillos y azules disponer de una privilegiada posición financiera que hizo posible la contratación del legendario jugador Paul Breitner y luchar de tú a tú frente a los colosos de Alemania. Un gran hito para el equipo más modesto en alzar la ensaladera. Actualmente, el club ha regresado a la Bundesliga sin el ciervo guiando los designios del Eintracht.
La senda abierta por el Eintracht llegó a otros países, el Liverpool cedía bajo los encantos de los yenes posibilitando que la empresa nipona Hitachi decorara la mítica camiseta roja en 1979. Si bien, un club semi-amateur se había apuntado previamente a esta fiebre del oro por apenas 1.000 libras. Era el modesto Kettering Town.
España abre las puertas a la publicidad
Nuestro fútbol no permaneció ajeno a esta nueva tendencia. La posición económica de los clubes españoles quedaba deteriorada ante las alternativas de ingresos que tenían los rivales europeos. La Asamblea de la Liga aprobaba la incursión de un anunciante en la parte delantera de la camiseta en un espacio de 100 centímetros cuadrados. Un salvavidas lanzado a la deriva ante la desastrosa situación económica de muchas entidades.
El pionero en España fue el Racing de Santander quien sorprendía el 27 de diciembre de 1981 en su aparición en el Santiago Bernabéu con el patrocinio de Teka. Precisamente, su rival de aquel día, el Real Madrid, conquistaba Europa, tiempo después, en dos ocasiones con el logo de la empresa multinacional alemana como testigo. Un contrato que se alargó por ocho años.
Fidelidad a las empresas
Empresas identificadas con clubes de fútbol
La publicidad es un negocio. Por ello, son extraños y singulares los casos de entidades deportivas que mantengan casi un acuerdo vitalicio con sus patrocinadores. Los tres equipos profesionales que más tiempo llevan luciendo a sus sponsors son:
Al otro lado del charco tenemos ejemplos en la cementera Cruz Azul en México o la cervecera Cristal de Perú. Recientemente, un gigante como Red Bull aglutina instituciones deportivas en Austria, Estados Unidos y Alemania, dando el paso definitivo a la globalización.
Las empresas se amoldan a las rivalidades
Los colores representan a los clubes y también a las empresas. El problema es cuando un anunciante evoca al rival. Esa es la coyuntura que padeció Coca-Cola con sus paneles rotulados en la Bombonera, cuyo blanco sobre rojo podría recordar al aficionado de Boca Juniors a su enemigo de River Plate, mutando rápidamente a un azul marino sobre blanco o amarillo para sortear las quejas.
La misma transformación sufrió McDonald's en las inmediaciones del campo del Besiktas. Los tonos corporativos de la cadena de restaurantes, amarillos y rojos, eran una 'ofensa' por coincidir con otros de los equipos de la ciudad, el Galatasaray. El gigante de la comida rápida pasó a ser una imagen en blanco y negro.
Existe la opción salomónica. Una vía inteligente para no tocar el corazón de los aficionados. Uno de los primeros en averiguarlo fue Zanussi cuando descubrió que sus ventas bajaban en Cataluña por su patrocinio al Real Madrid. Muchas empresas tomaron nota apadrinando a los dos grandes clubes de cada país, eludiendo favoritismos. Así la cerveza Quilmes, aparecía en la equipación tanto de River como de Boca. Otra bebida alcohólica, Carling, hacía lo mismo con la del Celtic y Rangers, por citar los ejemplos más notorios.
En España, se ha dado este caso con el propósito de que las entidades más importantes de una provincia promocionaran un mismo proyecto. El fantasmagórico 'Aeroport Castelló', en el cual todavía no ha aterrizado ningún avión, planeaba sobre la elástica de Villarreal y C.D. Castellón.
Esta batalla de los anunciantes de ceder ante los clubes no siempre ha remado en la misma dirección. La anterior temporada, el conjunto galés del Cardiff ha invertido el camino. Los mecenas del club, de origen malasio, han transformado los 'pájaros azules' en rojos. Un capricho para encandilar al mercado asiático. La entidad se postraba de rodillas ante el benefactor.
Pero no sólo los modestos han sucumbido. Uno de los motivos por lo que se argumenta la salida del técnico murciano José Antonio Camacho del Real Madrid fue cuando supuestamente se sintió presionado por Adidas para que David Beckham saliera obligatoriamente titular en su once ante el Espanyol.
Poderoso caballero es don dinero
El poema de Francisco de Quevedo conserva su esencia en el mundo del fútbol del siglo XXI. Nada ni nadie parece escapar a la influencia del dinero. Los torneo nacionales han renombrado sus campeonatos bajo el paraguas de las entidades financieras: BBVA en España, Barclays y Capital One en Inglaterra o Santander en la Libertadores.
Las casas de apuestas llevan un tiempo merodeando peligrosamente sobre los resultados y se estampan en el pecho de los futbolistas. Los organismos internacionales como la UEFA protegen a medias, por un lado supervisan el descontrol que se produce alrededor del balón y por otro añaden su propia parafernalia con un grupo reducido de patrocinadores que acuden con sus propias reglas y condiciones, además de las propias de la FIFA.
Sin ir más lejos, se prohíbe que dos equipos coincidan en sus sponsors. Real Madrid y Milan tuvieron un doble duelo en la Champions en 2009 luciendo Bwin. El visitante de cada uno de los choque tuvo que modificar el espacio publicitario para no parecer el mismo. Los merengues optaron por jugar en San Siro con la leyenda "win".
La última 'moda' es la de que algunos estadios de fútbol pierdan su clásica denominación para ser auspiciados. España ha tenido el ejemplo en el RCD Mallorca con Son Moix. El feudo bermellón, de poco más de una década de vida, ha sido conocido por su título original y después por dos casas comerciales como Ono Estadi y actualmente Iberostar. Osasuna siguió el mismo camino durante unos años, tras llegar a un acuerdo con el Gobierno Navarro. Esta política amenaza con alcanzar a otros clubes.
Una práctica habitual en otros países como Inglaterra -Arsenal con el Emirates- y especialmente Alemania, donde Allianz, Trolli, Veltins, Signal Iduna, Mercedes-Benz... evocan a la vez nombres de empresas y a campos de primera división. Patrocinios que desaparecen cuando el equipo disputa la competición europea por decisión de la FIFA, una de tantas contradicciones que presentan los tejemanejes del deporte rey.
Los presupuestos disponen de balances positivos a costa de perder la esencia de los clubes. Los aficionados se amoldan resignados y los jugadores se han transformado en instrumentos del mercado. El fútbol moderno enferma, ha tomado un peligroso color, el color del dinero.
Chapman numera a los jugadores
En el viejo continente, un adelantado a su tiempo como el entrenador Herbert Chapman introducía los números en el Arsenal en 1929. No fue la primera revolución que acometió, las variaciones tácticas -con el dibujo denominado WM- y las mangas blancas en la camiseta 'gunner' fueron otras de sus aportaciones. En el curso 1939-40, la liga inglesa oficializaba el uso de los dorsales. Siempre del 1 al 11, identificando su posición en el campo. El 2 correspondía al lateral derecho, 3 al izquierdo, 9 al delantero...
El último equipo profesional en utilizarlos en su espalda fue el Celtic. Los de Glasgow, siempre fieles a las tradiciones, fueron obligados por la federación escocesa en 1994 a numerar la zamarra verdiblanca. Para evitar confusiones con los árbitros tenían rotulados los pantalones en su parte delantera.
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Escena del famoso Celtic-Atlético de 1974, partido con 71 faltas. |
Surgen las camisetas personalizadas
La costumbre de que un jugador portara el mismo dorsal durante un torneo fue durante años una práctica habitual sólo en los deportes practicados en Norteamérica y en las Copas del Mundo de fútbol. El azar quiso que una persona ajena a la Confederación Brasileña eligiera el '10' para Pelé en la convocatoria de Brasil de 1958, iniciando el mito sobre el número que después lo han engrandecido genios como Maradona, Puskás, Platini, Francescoli, Hagi...
La Premier fue la primera gran competición doméstica en implantarlo. El curso 1993-94 recibía a los futbolistas con su dorsal conservado para toda la campaña y el nombre imperso a su espalda. Además, obviamente, de poder elegir fuera del rango habitual del 1 al 11.
La FIFA había tomado nota e introdujo la personalización de las camisetas durante el Mundial de Estados Unidos (1994). Un país donde siempre ha sido costumbre verlos en las ligas profesionales -ya fuera NBA, NFL o NHL- y que había dado extraordinarios beneficios en el apartado del merchandising.
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Brasil-Holanda, cuartos de final de 1994 |
Las marcas deportivas visten a los equipos
El deporte estuvo dominado, tras la Segunda Guerra Mundial, principalmente por las marcas surgidas de la población alemana de Herzogenaurach donde los hermanos Dassler rompieron relaciones para crear sendos imperios: Adidas y Puma. Junto a ellos, otras empresas como Umbro o Le Coq Sportif fueron entrando dentro del atractivo mercado del fútbol.
Curiosamente, el privilegio de ser el primer logotipo en aparecer en una camiseta de un club no fue ninguna de las citadas, ni siquiera Nike -que permanecía como un gigante dormido ajeno al fútbol- el elegido fue Admiral Sportswear.
La firma británica, fundada en 1914, había sido el proveedor de Inglaterra durante el Mundial de 1966. Su notoriedad internacional creció cuando el Leeds United arrancaba el curso 1973-74 con el logotipo en un costado, siendo la primera ocasión en la que un plantel profesional mostraba la marca que lo vestía. Una temporada para recordar en la entidad en el plano deportivo que concluyó con la Liga y el relevo en los banquillos de Brian Clough por Don Revie, tras más de una década en el cargo. Un reemplazo que fue llevado a la gran pantalla en la película 'The Damned United'.
La fama arropó a Admiral que inmediatamente logró un acuerdo con la Federación para la comercialización de la indumentaria de la selección inglesa por espacio de cinco años, con el consiguiente éxito de ventas de la réplica oficial y la enorme repercusión que obtuvo la propia compañía.
También se puede hablar de lealtades en este campo del marketing. El Bayern viste Adidas desde 1968, aunque no se mostraran las tres rayas o el logotipo hasta unos años después y el PSG vive una constante comunión con Nike, al igual que Boca Juniors e Inter de Milán.
El fallido intento reciente de algunos clubes de confeccionar su propia ropa -casos de Athletic, Real Betis o Real Murcia- ha demostrado que las marcas seguirán vinculados al fútbol por mucho tiempo, librando una batalla que se ha convertido casi exclusivamente en un mano a mano entre Nike y Adidas, con permiso de Puma, quien parece observarlos en la lejanía.
Aparece la publicidad en las equipaciones
El negocio del fútbol iba creciendo y cualquier fuente de ingresos era bienvenida. Las marcas comerciales se habían convertido en algo habitual, ya fuera mostrándose en el marcador o en las vallas publicitarias. Faltaba dar un paso más, patrocinar directamente a los clubes tras haberlo hecho con los propios futbolistas a través de sus botas.
La primera entidad en tomar tal decisión fue el Eintracht Braunschweig. El equipo del león, campeón de la Bundesliga en 1967, rompió las reglas y a través de un vacío legal se embolsó 100.000 DM de la empresa local de licores Jägermeister para incluir el logotipo de la compañía en el pecho. El pequeño club de la Baja Sajonia arrancaba en 1973 una nueva etapa en el deporte que pudo haber ido a más ya que la idea inicial era renombrar a la institución, petición denegada por la Federación Alemana.
La inyección económica bañada en alcohol permitió a los amarillos y azules disponer de una privilegiada posición financiera que hizo posible la contratación del legendario jugador Paul Breitner y luchar de tú a tú frente a los colosos de Alemania. Un gran hito para el equipo más modesto en alzar la ensaladera. Actualmente, el club ha regresado a la Bundesliga sin el ciervo guiando los designios del Eintracht.
La senda abierta por el Eintracht llegó a otros países, el Liverpool cedía bajo los encantos de los yenes posibilitando que la empresa nipona Hitachi decorara la mítica camiseta roja en 1979. Si bien, un club semi-amateur se había apuntado previamente a esta fiebre del oro por apenas 1.000 libras. Era el modesto Kettering Town.
España abre las puertas a la publicidad
Nuestro fútbol no permaneció ajeno a esta nueva tendencia. La posición económica de los clubes españoles quedaba deteriorada ante las alternativas de ingresos que tenían los rivales europeos. La Asamblea de la Liga aprobaba la incursión de un anunciante en la parte delantera de la camiseta en un espacio de 100 centímetros cuadrados. Un salvavidas lanzado a la deriva ante la desastrosa situación económica de muchas entidades.
El pionero en España fue el Racing de Santander quien sorprendía el 27 de diciembre de 1981 en su aparición en el Santiago Bernabéu con el patrocinio de Teka. Precisamente, su rival de aquel día, el Real Madrid, conquistaba Europa, tiempo después, en dos ocasiones con el logo de la empresa multinacional alemana como testigo. Un contrato que se alargó por ocho años.
Fidelidad a las empresas
Empresas identificadas con clubes de fútbol
La publicidad es un negocio. Por ello, son extraños y singulares los casos de entidades deportivas que mantengan casi un acuerdo vitalicio con sus patrocinadores. Los tres equipos profesionales que más tiempo llevan luciendo a sus sponsors son:
- PSV y Philips, desde 1982.
- Celta y Citroën, desde 1986.
- Inter de Milán y Pirelli, desde 1995.
Al otro lado del charco tenemos ejemplos en la cementera Cruz Azul en México o la cervecera Cristal de Perú. Recientemente, un gigante como Red Bull aglutina instituciones deportivas en Austria, Estados Unidos y Alemania, dando el paso definitivo a la globalización.
Los colores representan a los clubes y también a las empresas. El problema es cuando un anunciante evoca al rival. Esa es la coyuntura que padeció Coca-Cola con sus paneles rotulados en la Bombonera, cuyo blanco sobre rojo podría recordar al aficionado de Boca Juniors a su enemigo de River Plate, mutando rápidamente a un azul marino sobre blanco o amarillo para sortear las quejas.
La misma transformación sufrió McDonald's en las inmediaciones del campo del Besiktas. Los tonos corporativos de la cadena de restaurantes, amarillos y rojos, eran una 'ofensa' por coincidir con otros de los equipos de la ciudad, el Galatasaray. El gigante de la comida rápida pasó a ser una imagen en blanco y negro.
Existe la opción salomónica. Una vía inteligente para no tocar el corazón de los aficionados. Uno de los primeros en averiguarlo fue Zanussi cuando descubrió que sus ventas bajaban en Cataluña por su patrocinio al Real Madrid. Muchas empresas tomaron nota apadrinando a los dos grandes clubes de cada país, eludiendo favoritismos. Así la cerveza Quilmes, aparecía en la equipación tanto de River como de Boca. Otra bebida alcohólica, Carling, hacía lo mismo con la del Celtic y Rangers, por citar los ejemplos más notorios.
En España, se ha dado este caso con el propósito de que las entidades más importantes de una provincia promocionaran un mismo proyecto. El fantasmagórico 'Aeroport Castelló', en el cual todavía no ha aterrizado ningún avión, planeaba sobre la elástica de Villarreal y C.D. Castellón.
Esta batalla de los anunciantes de ceder ante los clubes no siempre ha remado en la misma dirección. La anterior temporada, el conjunto galés del Cardiff ha invertido el camino. Los mecenas del club, de origen malasio, han transformado los 'pájaros azules' en rojos. Un capricho para encandilar al mercado asiático. La entidad se postraba de rodillas ante el benefactor.
Pero no sólo los modestos han sucumbido. Uno de los motivos por lo que se argumenta la salida del técnico murciano José Antonio Camacho del Real Madrid fue cuando supuestamente se sintió presionado por Adidas para que David Beckham saliera obligatoriamente titular en su once ante el Espanyol.
Poderoso caballero es don dinero
El poema de Francisco de Quevedo conserva su esencia en el mundo del fútbol del siglo XXI. Nada ni nadie parece escapar a la influencia del dinero. Los torneo nacionales han renombrado sus campeonatos bajo el paraguas de las entidades financieras: BBVA en España, Barclays y Capital One en Inglaterra o Santander en la Libertadores.
Las casas de apuestas llevan un tiempo merodeando peligrosamente sobre los resultados y se estampan en el pecho de los futbolistas. Los organismos internacionales como la UEFA protegen a medias, por un lado supervisan el descontrol que se produce alrededor del balón y por otro añaden su propia parafernalia con un grupo reducido de patrocinadores que acuden con sus propias reglas y condiciones, además de las propias de la FIFA.
Sin ir más lejos, se prohíbe que dos equipos coincidan en sus sponsors. Real Madrid y Milan tuvieron un doble duelo en la Champions en 2009 luciendo Bwin. El visitante de cada uno de los choque tuvo que modificar el espacio publicitario para no parecer el mismo. Los merengues optaron por jugar en San Siro con la leyenda "win".
La última 'moda' es la de que algunos estadios de fútbol pierdan su clásica denominación para ser auspiciados. España ha tenido el ejemplo en el RCD Mallorca con Son Moix. El feudo bermellón, de poco más de una década de vida, ha sido conocido por su título original y después por dos casas comerciales como Ono Estadi y actualmente Iberostar. Osasuna siguió el mismo camino durante unos años, tras llegar a un acuerdo con el Gobierno Navarro. Esta política amenaza con alcanzar a otros clubes.
Una práctica habitual en otros países como Inglaterra -Arsenal con el Emirates- y especialmente Alemania, donde Allianz, Trolli, Veltins, Signal Iduna, Mercedes-Benz... evocan a la vez nombres de empresas y a campos de primera división. Patrocinios que desaparecen cuando el equipo disputa la competición europea por decisión de la FIFA, una de tantas contradicciones que presentan los tejemanejes del deporte rey.
Los presupuestos disponen de balances positivos a costa de perder la esencia de los clubes. Los aficionados se amoldan resignados y los jugadores se han transformado en instrumentos del mercado. El fútbol moderno enferma, ha tomado un peligroso color, el color del dinero.
Posted by
Álvaro Lamela
at
14:24
2 comentarios:

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