La madurez de los grupos llega cuando son capaces de conocer sus limitaciones y su lugar dentro del mercado. Esta afirmación se podría aplicar al grupo escocés
Gun, quienes regresaban a Madrid en una de sus giras europeas en pequeños recintos.
Escocia, cuna de grandes músicos
La pequeña
Alba ha nutrido de grandes formaciones a la música. Por citar algunos ejemplos: Belle and Sebastian, Teenage Fanclub, Mogwai,
The Delgados -nombre dedicado a nuestro ciclista Pedro Delgado-, Garbage, The Exploited, Nazareth, The Proclaimers, Franz Ferdinand, Mark Knopfler, The Almighty, Glasvegas, The Jesus and Mary Chain, Primal Scream, Simple Minds, Travis, Deacon Blue, Texas y los propios Gun han ondeado con orgullo la bandera de la
cruz de San Andrés.
Glasgow ha sido el epicentro de muchas de estas formaciones y precisamente en esta ciudad fue el lugar donde los hermanos Gizzi, junto al cantante Mark Rankin, daban lustre a su proyecto de
hard rock que se formaba a mediados de los 80. Uno más de los tantos grupos que proliferaban por las islas por aquel entonces.
La fórmula mágica de los Gun
La discografía de la banda arrancaba en 1989 con 'Taking On The World'. El estilo era un
rock melódico sin artificios, con riffs de pocos acordes pero efectivos que ensamblaban pegadizas melodías. Los coros apoyaban la voz de Rankin, con un tono personal pero nada virtuoso.
¿Cuál fue el secreto del grupo? Difícil de responder. Todo parecía ir en contra del éxito. El nombre de la formación no era ni llamativo ni excesivamente original. No tuvieron ninguna promoción especial y tampoco destacaban con complicadas composiciones. Además, su cantante cumplía pero carecía del magnetismo de las estrellas del rock momento (Guns N' Roses,
Iron Maiden y Metallica) o del atractivo nihilismo del
'grunge'.
Gun terminó encajando en este panorama. Sus dos primeros discos fueron extraordinarios, a 'Taking On The World' le siguió 'Gallus' (1992) -con portada dedicada al escocés
Benny Lynch, campeón del mundo de boxeo en los años 30- Dos pilares donde sobresalían grandes temas como
Better Days,
Taking On The World,
Shame On You,
Watching The World Go By,
Steal Your Fire o
Higher Ground.
La respuesta tanto del público como de la crítica especializada alababan el estreno de Gun, los cuales se embarcaban como teloneros junto a las leyendas de la música: Rolling Stones y en especial su incursión dentro del festival 'Monsters Of Rock' de la mano de Steve Harris, bajista de Iron Maiden.
España ejerce de epicentro por un año
1992 fue un momento especial en nuestro país. El quinto centenario del descubrimiento de América junto a los JJ.OO de Barcelona, la Exposición Universal de Sevilla y la capitalidad de la cultura europea en Madrid, situaron a España en el centro de la mayor parte de actividades culturales y deportivas del momento.
El 'Monsters Of Rock' hizo una parada en la península con tres escalas -San Sebastián, Barcelona, Madrid- y cuatro embajadores:
Iron Maiden,
Megadeth, Pantera y Gun. Los escoceses eran los cuartos en discordia en importancia con un estilo alejado a los otros tres compañeros de fatigas. Elementos que jugaron a favor y en contra: por un lado se dieron a conocer a un mayor público y por otro lidiaron ante algunos fans más radicales que no daban el visto bueno a un estilo tan dócil.
Incluso se retransmitió por Canal + su concierto ofrecido en la
Expo de Sevilla ante 10.000 personas. El idilio de los Gun con el público español llegaba a su cénit. Como curiosidad, en el libreto interior del 'Gallus' aparecen fotos de su paso por España y en casi todos los directos en la península aparecían con camisetas de fútbol. La equipación de Meyba del Barcelona, de Hummel del Real Madrid o el '10' de Puma del Atlético de Madrid pasaron a formar parte de su puesta en escena. Un guiño hacia sus seguidores y al deporte rey de una formación que profesa admiración por el
Celtic de Glasgow.
Versionando a Cameo
El disco 'Swagger' (1994) ofrecía brillantes temas como
Don't Say It's Over,
Seems Like I'm Losing You o
The Only One. Curiosamente, la versión del clásico
Word Up de Cameo fue el mayor logro de una carrera que caía estrepitosamente con el álbum lanzado en 1997 denominado con un número de teléfono, "0141 632 6326". Una última llamada para un grupo que ha vuelto a conectar con la audiencia sin Mark Rankin y bajo la dirección de los hermanos Gizzi, tras haber contado durante un tiempo con el ex Little Angels, Toby Jepson.
Así se presentaban en Madrid. Sin Rankin, sin Jepson, sin los grandes estadios del pasado. Parte de la vieja audiencia acudía a la sala Independance Club para escuchar los viejos himnos de la formación y los nuevos CD que han grabado en 2009 y 2012, 'Popkiller' y 'Break The Silence'.
Gun en la Independance Club: Madrid, 26 de septiembre de 2013
El concierto, anunciado a las 20 horas, empezó con un considerable retraso. Los encargados de calentar al público en la coqueta sala eran los murcianos Vacío. El cuarteto cumplió con creces con material propio de gran calidad y una gran interpretación del
Wicked Game, más cercana a la propuesta que hicieron los fineses HIM que a la creada por el propio Chris Isaak, la cual sería usada y perpetuada en la película de David Lynch 'Corazón salvaje'.
Los operarios se encargaban de arreglar los desperfectos del kit de batería alargando la espera de los escoceses favoritos de Madrid. No sería el único contratiempo contra el que lucharon los Gun en su esperado regreso, los micrófonos y el sonido también se aliaban en su contra durante el 'show'.
El lado positivo de tocar en un sala pequeña es obviamente la cercanía del público y también el hecho de reducir la audiencia a una casta de elegidos, capaces de recitar cada estribillo de memoria: Unos fans que veneran a los hermanos Gizzi, perdonan el tropiezo musical del 'Popkiller' y se resigna a que olviden tocar
Watching The World Go By cuando vienen a la capital.
El quinteto mostró las tablas que suponen más de dos décadas de directos para ofrecer con inteligencia un repertorio en el el cual alternaban los temas del último prometedor trabajo, con cortes sobresalientes como
Lost & Found -con un registro de voz similar a Axl Rose- y
Break The Silence, junto a los grandes himnos que todos ansiaban con revivir como
Don't Say It's Over,
Better Days o
Higher Ground.
La versión de
Word Up y el fantástico
Steal Of Fire robaban los corazones de los más indecisos y recuperaban otro par de grandes éxitos del combo, que tras un parón tuvieron su continuación con un último bis compuesto por tres de los temas más representativos de la carrera de los de Glasgow.
La última fase del
setlist se componía de una íntima
Takin' On The World, sólo con los hermanos en el escenario, para cerrar con
Welcome To The Real World y
Shame On You. El defectuoso sonido no impedía alcanzar el clímax para unos viejos rockeros que no han muerto. Gun no dispara balas de fogueo, dispara al ritmo de los Gizzi.
Según dicen, el antiguo cantante Mark Rankin había desechado participar en esta reunión pero dio su bendición a que el proyecto siguiera sin él, ¿de verdad sabe lo que se está perdiendo?