domingo, 10 de diciembre de 2017

Helloween cumple el sueño de los seguidores del metal

Cuando un grupo musical adquiere cierta notoriedad, varias décadas de vida y ha vivido sustanciales cambios en la formación, siempre existe el viejo sueño en muchos seguidores de juntar a las viejas glorias del pasado. Helloween ha cumplido todas esas premisas y ha terminado cumpliendo con el viejo sueño este 2017.

Las dos giras vividas en la última década entre los principales colosos del metal alemán, Helloween y Gamma Ray, denominadas como 'Hellish Tour', sirvieron de germen para una futura reunión. Los líderes de ambas formaciones: Michael Weikath y Kai Hansen, miembros honorarios del primer Helloween de 1985, no habían perdido el contacto, pero no habían materializado ese vínculo en un proyecto común.


Después de la extraordinaria acogida por el público y las buenas sensaciones que mostraron ambos grupos, solo faltaba llamar a filas al cantante Michael Kiske, dado que el guitarrista Roland Grapow nunca ha entrado en los planes para recomponer la antigua calabaza de Helloween.

Por todo ello el cartel era tan atractivo como histórico: Kai Hansen, fundador de Helloween, regresando de la mano de la voz más carismática de los germanos, Michael Kiske, sin olvidar el resto de miembros que han seguido manteniendo el nombre de la banda alemana en lo más alto: el bajista Markus Grosskopf, presente desde los primeros días del grupo, el guitarrista Sascha Gerstner y Andi Deris, actual cantante del quinteto hamburgués y tercero en la carrera de la formación.


Helloween en el Wizink Center, Madrid a 9 de diciembre de 2017
La respuesta de los seguidores españoles a la vuelta más ansiada de los padres del 'power metal' denotaba una gran expectativa, reflejada en unas largas colas que se iban alineando desde media tarde hasta llegar casi a las 14.000 almas, llenando el antiguo Pabellón de los Deportes, como en los viejos tiempos. Y no era para menos, porque la alineación tan irrepetible, e impensable hace años, demandaba un espacio mayor donde tocar para realizar un profundo paseo por la discografía del grupo, el cual iba a ser incluso grabado para quedar inmortalizado para la posteridad.

El repertorio arrancaba acelerado con la brutal fuerza que suponen partir con Halloween y proseguir con Dr. Stein, alternándose Michael Kiske y Andi Deris en la voz, disfrutando ambos de una situación insólita, dado que Deris tomó el relevo de Kiske en 1993 en los micrófonos y nunca coincidieron sobre las tablas. Pese a ello, denotaban estar muy compenetrados y hasta palparse cierta complicidad, como si esta oportunidad estuviera suponiendo el principio de una bonita amistad entre ambos.

Kai Hansen, guitarra, y Michael Kiske, tocando de nuevo con Helloween.

Según iban surgiendo las canciones, Kiske o Deris tomaban la batuta, en función de la época a la que correspondieran, siendo Waiting For The Thunder la pieza más actual del repertorio. Incluso Kai Hansen, tan alegre y activo como siempre, reclamó su cuota de protagonismo al interpretar algunas de las composiciones más antiguas, pertenecientes a 'Walls Of Jericho', en la era que tenía que compaginar su labor de guitarrista y cantante.

La crudeza y rabia del primer trabajo de los alemanes daba paso a la balada Forever And One, donde la pareja Kiske y Deris seguían acaparando todas las miradas gracias al contagioso buen ambiente que desprendían y al poder de sus gargantas, rivalizando en un dueto a capela que llevó a otro de los temas lentos de la noche: A Tale That Wasn't Right, más sobrecogedor que nunca con el agudo tono de Kiske.



Ni siquiera la simpática verborrea de Deris, chapurreando el español y bromeando constantemente, fueron capaces de implicar, en apariencia, a Michael Weikath, quien asumía un papel más profesional y menos festivo del septeto, ajeno de la algarabía de Deris o Hansen, los cuales se asemejaba a un par de niños en sus respectivas fiestas de cumpleaños.

I'm Alive y Rise And Fall se entremezclaban con Perfect Gentleman, en una ida y venida por las distintas épocas de Helloween, donde tampoco se olvidaron de Ingo Schwichtenberg, por quien se interpretó un solo de batería que sirvió de homenaje póstumo a la eterna sonrisa del metal europeo.



A Little Time, Sole Survivor y Power cedían paso a How Many Tears, el primer gran éxito de Helloween que ejerció de puente definitivo para deleitar tres de los cortes más representativos de la carrera de los germanos, todos ellos del sublime doble álbum 'Keeper Of The Seven Keys', empezando por el tema homónimo y siguiendo, tras un descanso, con las indispensables Future World y I Want Out, poniendo fin a una noche única que el paso del tiempo, y el perdón momentáneo entre los miembros de la banda, han permitido a todos disfrutar de este gran sueño llamado Helloween.

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