Los registros vocales como soprano siempre han situado a la nacida en Karelia en un espacio entre la música clásica, permitiéndose hacer un álbum solo con versiones del Ave Maria de distintos compositores, hasta el metal sinfónico, practicado con Nightwish, moviéndose en ambos campos con idéntica soltura y buscando el equilibrio entre dos estilos tan aparentemente dispares.
Tarja Turunen, durante su actuación en la Joy Eslava de Madrid |
Este culebrón nórdico provocó el inicio de la carrera en solitario de Tarja y la búsqueda en Nightwish de una sustituta que luego a la postre volvería a ser revelada cinco años después.
Tarja Turunen en la Sala Joy Eslava de Madrid, el 5 de noviembre de 2016
La Sala Joy Eslava de Madrid era el recinto elegido para que Tarja presentara su nuevo disco, cerca del Teatro Real, un lugar muy acorde para esta reina a la que han abarrotado la corona y que ahora se pasea por recintos más coquetos, dejándose abrigar por el calor del público, su público de siempre, el cual no le ha dejado de lado y echa de menos.
Un grupo tan apropiado como los italianos Sinheresy, quienes comenzaron haciendo versiones de Nightwish en sus comienzos, fueron los encargados de hacer tiempo para Tarja. El juego de voces masculino y femenino de los transalpinos junto a la propuesta cercana al heavy metal y metal sinfónico convenció al abarrotado teatro, donde ya no cabía un alfiler, expectantes ante el regreso de su sirena escandinava.
Hubo que esperar más de media hora para que la intensidad de las luces anunciara la llegada de los músicos que acompañan a Tarja en esta nueva aventura en solitario. Un quinteto que fue desfilando para dejar los últimos aplausos para ella, el primero de los muchos que se llevaría.
Y es que la abarrotada Joy Eslava estaba entregada casi desde el inicio, ensimismada ante la eterna sonrisa de Tarja, quien intentaba hablar en castellano entre tema y tema, mientras desgranaba el último trabajo 'The Shadow Self', donde se alternan canciones más melódicas con otras con más ritmo, evidenciando que Tarja se mueve igual de bien con cualquier tipo de música mientras encuentra su rumbo musical, algo más esclarecido tras escuchar este álbum.
Si la letra de Eagle Eye pudo ser considerada la primera referencia velada a su etapa de Nightwish, de un modo metafórico. El recuerdo a su paso por el grupo finés fue completo cuando arrancó un 'medley' compuesto por varios cortes, desde el archiconocido Ever Dream siguiendo con The Riddler y finalizando con Slaying The Dreamer.
Tarja no quiso abusar del recurso fácil de cualquier excantante de reinterpretar todos los éxitos del pasado, sino que fue fiel a sí misma y siguió repasando su carrera en solitario, que sin ser tan brillante como cuando era parte de Nightwish termina siendo resultón, máxime si ofrece sus mejores éxitos en acústico, en una versión más íntima, donde Until Silence, The Reign y I Walk Alone sonaron majestuosas, acompañada de un cello y una guitarra española.
La comunión entre la audiencia y Tarja era perfecta y completa, casi de sumisión, perdonando que incluso partes del show estuvieran grabados, disculpando que su español no haya mejorado con los años y queriendo olvidar que no hubiera tocado ningún tema más de Nightwish, que ya habría elevado a antológico el nivel del espectáculo ofrecido.
Love To Hate y Too Many, cuya influencia del Ghost Love Score en el coro resulta innegable, subieron la intensidad del último tramo antes del consabido descanso, el cual cedió paso a los tres últimos cortes de la noche: Innocence, Die Alive y Until My Last Breathe, donde la complaciente Tarja hacía honor al título del tema, dando hasta la última gota, hasta su último aliento entre brincos y palmas.
Con ello se cerraba el repertorio, reviviendo los viejos tiempos y el sabor de la victoria, provocando que Tarja no dejara de dar las gracias, de emocionarse, la que fue tachada como fría y diva por sus excompañeros de Nightwish se mostraba cercana y sincera, quitando la razón a sus detractores y asintiendo a sus seguidores, pletóricos ante el regreso de su reina.
El cielo debe ser un sitio tranquilo donde Tarja Turunen canta en todos los rincones y esta noche la Sala Joy Eslava ha descubierto que los ángeles vienen de Finlandia.