viernes, 28 de julio de 2023

Placebo homenajea a Sinead O'Connor en Madrid

Según el diccionario, placebo es una "sustancia que carece de acción curativa pero produce un efecto terapéutico". El grupo británico fundado en 1994 bajo el nombre de Placebo ejerce el mismo efecto en sus oyentes. No curará, pero es tremendamente terapéutico.

Placebo, convertido ahora en un dúo, llegaba otra vez a Madrid para presentar su octavo disco. Un álbum que es una amalgama de sonidos y que viene a ser un resumen de ese estilo alternativo y ecléctico que han ido mostrando en estos años, unas veces llevados por las guitarras y otras por los sintetizadores. Distintos destinos bajo un mismo origen.

'Never Let Me Go' (2022) es el nombre de este último trabajo. Hay discos que funcionan mejor en directo, otros cuando vas conduciendo y otros con el paso del tiempo. Algunos también funcionan bien en el coche tras un directo y cuando ha pasado un año desde que se presentó.


Placebo en el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid, 27 de julio de 2023

El Real Jardín Botánico Alfonso XIII de la Universidad Complutense de Madrid era el lugar donde Placebo iba a mostrar su trabajo más reciente, cuya portada es un llamamiento al ecologismo. De ahí que el lugar pareciera tan apropiado, tan bucólico y tan aparentemente alejado de Madrid. 

A todos los que nos gusta el fútbol, tenemos una alineación de nuestro equipo favorito, y en nuestra cabeza tenemos los recambios que usaríamos en distintos momentos del partido. Lo mismo pasa con la música. Todos tenemos un repertorio idóneo de nuestros cantantes favoritos, solo que a veces no sale como uno piensa.

Arrancaba Placebo el concierto con Forever Chemicals bajo la advertencia no grabar nada con el móvil. Se trata de un corte muy oscuro de su último álbum con el que daban la bienvenida a la noche madrileña el dúo: Brian Molko y el sueco Stefan Olsdal, aunque estaban acompañados de varios músicos de apoyo para la gira, así como un batería.

Beautiful James es musicalmente alegre y movido, muy en la línea del sonido de los últimos discos. Una alegría que parece fingida y mostrada por una careta, escondiendo el verdadero rostro detrás. Estaba claro que el guion que iba a seguir la jornada era repasar el 'Never Let Me Go', que no es ni el mejor ni el peor disco, pero iba a romper la alineación de temas que alguno tendría en su cabeza.

Scene Of The Crime se va desmelenando y volviendo más compleja a cada segundo que pasa, parece un adolescente que grita enrabietado al mundo. Y ese mismo mundo era el que coreaba el estribillo de Hugz para satisfacción de los que traían aprendido el disco más reciente.

 Happy Birthday In The Sky es desgarradora y rezuma melancolía, por eso fue la escogida para hacer el homenaje a la fallecida cantante irlandesa Sinead O' Connor, a quien iba dirigido todo el set de la noche, como reconoció Brian tras leer un texto en español -seguramente escrito por Stefan- a modo de panegírico. Por el contrario, Bionic es más directa y representa los inicios de la formación, más guitarrera e incluso con toques punks y alternativo, acorde a la época de la década de la que viene. Por momentos es muy 'grunge', con ecos a Sonic Youth y Smashing Pumpkins.

A estas alturas ya solo se podía repasar viejos temas o seguir repasando nuevas canciones. Se tiró por la segunda vía con Surrounded By Spies, Sad White Reggae, Try Better Nex Time, muy pop, por lo tanto festivalera y veraniega, como si nos tomáramos un helado mientras vemos una puesta de sol. Luminoso, pero sabiendo que detrás viene la oscuridad.

Una pena que se cayera de la lista This Is What You Wanted, tan delicada y a la vez tan firme. Con Went Missing, Brian Molko se disfrazaba de Leonard Cohen y parecía recitar y susurrar hasta encontrar el clímax musical en el que todos los instrumentos y su voz danzan alrededor. 

 

Era el momento de sacar la artillería y lo hacían tras hacer vibrar a todos con Too Many Friends. El tiempo se agotaba y algunos de los clásicos no habían asomado la patita. For What It's Worth daban paso a Slave To The Wage, Song To Say Goodbye y The Bitter End. Como si fuera una etapa del Tour y tras pasar puertos de segunda y de primera nos encontráramos con tres puertos fuera de categoría. El Tourmalet se quedaba corto.

Infra-red, ese tema que en su inicio para hacer un guiño a Depeche Mode para más tarde mostrar trazas de The Cure y The Pixies, era el postre que nos tenían reservados los dos chefs justo antes de marcharse, justo cuando el show estaba cogiendo su ritmo y cadencia adecuados.

Tras una breve despedida volvían con un desenlace a la vez esperado y no. Stefan, tras haber pasado de las cuatro a las seis cuerdas, mostraba sus dotes como voz principal para ofrecer una versión del Shout de Tears For Fears muy similar a la original, al contrario de lo que hizo el grupo Disturbed en su día. Aprovechando la situación, bien habría encajado la excelente versión que hicieron de Jackie de la propia Sinead O'Connor en lugar del Shout, pero es que cada uno tenemos una alineación en nuestra cabeza.

Fix Yourself era la siguiente y penúltima de la cita. Un corte demasiado íntimo para estas alturas de noche, porque irremediablemente se agolpaban las notas de otro tema versionado, este sí transformado en algo propio, y que es el Running Up That Hill de Kate Bush. El colofón habitual con el que homenajear a Sinead, allá donde esté.

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