miércoles, 10 de mayo de 2023

Geoff Tate conserva su corona de voz privilegiada

 La década de los 80 y 90 dejó una incontable lista de grupos en el rock. La banda Queensrÿche, surgida oficialmente en Seattle, pero ajena al 'grunge' que estaba empezando a poblar la ciudad de la lluvia, se convertía en otra de esas formaciones que luchaba por hacerse un hueco en las listas de ventas de discos.

Queensrÿche optó por un metal progresivo que también practicaba Dream Theater. Ambas formaciones se convirtieron en pioneros y responsables del éxito de este sonido. Virtuosismo en las guitarras, canciones largas y melodías que se revuelven sobre sí mismas. A ello se sumaba otros instrumentos más extraños en el metal, como orquestaciones, y una voz casi operística, de barítono, en este caso.

Geoff Tate ponía la voz en Queensrÿche y fue el responsable desde 1983 hasta 2012, cuando distintas desavenencias con otros miembros del grupo hizo que Tate se marchara. Su privilegiado timbre era uno de los sellos de identidad de la banda, además de una trilogía de discos que supusieron la mejor etapa de los estadounidenses.

 

El triángulo que forma 'Rage For Order' (1986), 'Operation: Mindcrime' (1988) -álbum conceptual con ese guiño constante a la obra 1984 de Orwell- y 'Empire' (1990), que contenía la joya que fue exhibida hasta la saciedad por la MTV: la balada Silent Lucidity, abrió las puertas a la banda de los mejores estadios y bañaba sus discos de platino y oro por Estados Unidos y Canadá.

Aunque la carrera de Queensrÿche y Tate se separó abruptamente desde 2012, Tate ha querido hacer suya la época que vivió al frente del micrófono, haciendo de sus giras un repaso a sus inicios ochenteros, a los tres pilares sobre los que descansó los mejores momentos personales y también del grupo.

 

Geoff Tate en el Changó Club, 9 de mayo de 2023

Con una puntualidad de reloj suizo salía el quinteto al escenario del Changó Club en el corazón del madrileño distrito de Chamberí. Tate salía con una americana con reflejos dorados que le daba un aire de mago, de ilusionista de las palabras. Un curioso cruce entre un presentador de programa nocturno de máxima audiencia y un personaje surgido de la película 'Casino' de Martin Scorsese.

El cantante de origen alemán, y nacionalidad estadounidense, comenzaba su repaso al disco 'Rage For Order'. Canción a canción. Es un disco que empieza potente, con los temas que más destacaron y que tiene un tono más oscuro, adelantado al tiempo en el que se produjo. Difícil de apreciar de primeras. Desde Walk In The Shadows hasta I Will Remember. El grupo sonaba espectacularmente bien, con algún fragmento pregrabado pero sin excederse.

 Después de un paréntesis de descanso, el combo regresaba para ejecutar 'Empire'. Más luminoso que el anterior disco y más comprensible. Algo que pareció evidenciar Tate con su cambio de ropa. Sustituyendo su lucido blazer por una camisa hawaiana. También su cercanía con el público iba en aumento. Aunque seguía eludiendo el contacto físico, pese a que algunas manos desde el foso buscaban la suya, su sonrisa iba creciendo y hasta aportaba anécdotas.

Jet City Woman, Another Rainy Night (Without You) y Empire conquistaban la coqueta Sala Changó. De la conquista se pasaba al flechazo con la preciosa balada Silent Lucidity. Es el tema más importante de su carrera musical. Una canción que le persigue y ha sido parte de la banda sonora de finales del siglo XX. Con Anybody Listening? se cerraba el bloque de este álbum para dar paso a un solo bis.

Pese a que estaba programado otro temazo como Eyes Of A Stranger, Tate se lo saltó para culminar con Queen Of The Reich, el himno más heavy de Queensrÿche, el que daba nombre y con el que se inició el camino de este grupo y de este gran cantante quien, sin sus compañeros del pasado, se ha buscado otros camaradas para pasear su voz privilegiada por todo el planeta.

jueves, 27 de abril de 2023

Wayne Hussey deja a medias el 'deja-vu' de The Mission

 La pandemia impidió que The Mission tocaran en 2020 en Madrid y, posteriormente, un año más tarde. Hoy ha sido el propio líder de la banda, Wayne Hussey, el que ha medio impedido que The Mission ofreciera la totalidad de su repertorio, del denominado 'Deja-Vu' Tour.

The Mission surgió a mediados de los 80 como una escisión de The Sisters Of Mercy. Wayne Hussey y Craig Adams crearon este grupo que seguía la línea marcada con los Sisters, en cuanto al sonido oscuro, pero al que ofrecían un nuevo giro de tuerca a la música gótica, con más presencia de las guitarras y alargando las melodías.

La carrera del grupo, con algunas idas y venidas, con algunos largos paréntesis, siempre fue exitosa, teniendo una colección de himnos muy fáciles de disfrutar, con un sonido ameno y virtuoso con el que conquistar cualquier oído.


The Mission + Sigmund Wilder en la Sala la Mon, 26 de abril de 2023

Sigmund Wilder hizo lo que todo telonero ha de hacer: preparar un buen concierto e ir calentando motores. Sonaron compactos instrumentalmente hablando. Solo el micrófono no estuvo a la altura de los barceloneses.

Como si fueran un gregario que prepara a su líder para subir el primer puerto, Sigmund Wilder dejó al público preparado para The Mission, solo que The Mission no parecía preparado para este público.

La entrada de Wayne Hussey, Craig Adams y Simon Hinkler mostraban una fatal mezcla de cansancio, apatía y hasta ebriedad, o eso es lo que parecía. Los tres desfilaron torpes por el escenario para arrancar con Beyond The Pale, casi irreconocible, como el reflejo de una imagen mal revelada.


 

Si Felipe II se quejó de luchar contra los elementos en aguas británicas, ahora era el inglés Hussey el que libraba una batalla contra el calor, ante la imposibilidad de conectar el ventilador que asomaba por el techo de la sala y, en especial, contra el técnico de sonido, al que señalaba como responsable de los problemas con el micro y la guitarra.

Las canciones iban cayendo sin remisión y con leves mejoras en el sonido en cada tema, pero sin lograr una sonrisa del maestro Hussey. Like A Child Again y Butterfly On A Wheel representaron los mejores  momentos de la noche representando a la mejor época de la formación. Y ahí es cuando Hussey, como si sufriera una pájara, una indisposición, o una mezcla de muchas sensaciones, decidió dejar desangelado el escenario para ir al camerino zigzagueando.

Sus compañeros trataron de cubrir su vacío de la mejor manera y, en parte, lo consiguieron. Tras unos minutos largos de espera salía de nuevo Hussey, quien seguía oculto bajo unas gafas oscuras, para tratar de cantar Tower Of Strength tras un simple "Thank You" al que no le acompañó una disculpa. Era la última canción pactada de la noche, aunque por el camino se había dejado unas cuantas. Algo imperdonable.

De este modo tan abrupto concluía este 'Deja-vu' de The Missión que ha acabado como una misión fallida. El público sin respuestas, y con muchas preguntas, iba abandonando la Sala Mon.

lunes, 3 de abril de 2023

W.A.S.P., cuatro décadas de reinado sobre los escenarios

El cantante Blackie Lawless suma más de cuatro décadas al frente de W.A.S.P., banda de 'heavy-metal' afincada en Los Angeles y que ha tenido la mala fortuna de vivir a la sombra de otros grandes nombres de la ciudad. O al menos no tener tantos focos sobre ellos como deberían.

Lawless lleva muchos años siendo pragmático. Sabe que al rock le han salido hace tiempo canas y no se complica la vida. Su producción musical parece estancada desde 2007, pero no su presencia incasable sobre los escenarios, donde suele tocar los temas más clásicos de su discografía, aquellos con los que crecieron su ya maduro público.

W.A.S.P. nunca llenó estadios como Guns N' Roses y tampoco ha tenido una impactante vuelta al ruedo como sí lo ha está haciendo Mötley Crüe. Dos bandas con las que compartieron cartel en su día, antes de que se separaran sus caminos desde la ciudad angelina.

Lawless ya no cuenta con sus escuderos del pasado, especialmente Chris Holmes, ni con un disco nuevo debajo del brazo, pese a la reedición de esa joya que es el 'Crimson Idol' de 1992, pero cualquier excusa o motivo, como son 40 años, han hecho que el gigantón neoyorquino, de casi dos metros, vuelva a pasar por España para hacer una gira a su estilo, con los temas que la gente quiere escuchar.


W.A.S.P. en la Sala la Riviera, 2 de abril de 2023

Sin teloneros y con unas mortecinas luces que iluminaban el escenario donde se recreaban carteles ficticios como si fuera una feria ambulante. Un circo carnavalesco donde destacaba el pie del micrófono que viene luciendo Blackie en las giras con huesos figurados y un cráneo. Un guiño a la época más canalla del grupo, aquella del sudor, la sangre y la provocación. Una etapa que ha quedado atrás.

El público llenaba La Riviera y se mostraba entregado desde que sonaron los primeros acordes de The Doors, anunciando el principio del concierto. Las vacaciones de Semana Santa y el hecho de caer en domingo ayudaron a la venta de entradas. Todo parecía indicar que iba a ser una noche para no olvidar, pero no iba a ser así.

El sonido y la voz fueron los peores aliados de Lawless durante la noche. El repertorio no varió un ápice a lo que vienen tocando en esta gira. Es decir, un popurrí de temas de sus cinco primeros discos. Algunos más extendidos y otros en versión reducida, solapando casi un corte con otro. 

L.O.V.E. Machine y Wild Child dieron paso a los tres temas del 'Crimson Idol', el álbum más idolatrado y promocionado por Lawless. En esos temas es cuando mejor funcionó el timbre de Lawless y cuando más se pudo lucir Doug Blair con su guitarra.

A esas alturas del concierto, tres monitores ya decoraban el atrezzo, donde se reproducían vídeos e imágenes, como el simpático videoclip de Blind In Texas, con cameo incluido de ZZ Top, y donde se mostraba el lado más amable de los angelinos dentro de aquellos años más descarados, más provocadores y que les hizo granjear mala fama.


 El bis se abría con Animal (Like A Beast), la canción cuya polémica letra y explícita portada supusieron la censura del grupo. Como explicaban por los monitores, Lawless y W.A.S.P. fueron una de las primeras bandas, de las 15 que ocupó la primera lista, señaladas por la mujer de Al Gore, Tipper Gore, y las mujeres de otros senadores en aquella campaña que significó, a mediados de los 80, el nacimiento de la etiqueta 'parental advisory', la pegatina que advertía a los padres del contenido de ese disco.

Curiosamente, otra de las barreras para tocar este tema era el propio Lawless quien desde que abrazó el cristianismo consideraba poca adecuada la canción, la cual había quedado apartada quince años del repertorio.

Para terminar el concierto, el grupo acababa con el ya célebre colofón del I Wanna Be Somebody, con los coros siendo repetidos por todo el público, a quienes se les hacía corto este repaso de más de cuatro décadas. 

Desgraciadamente es lo que hay. El genio que escribió y compuso una de las grandes obras del heavy metal se está haciendo mayor y su voz ya no es la misma. Su música fue la banda sonora personal de la infancia, adolescencia y juventud de lo que hoy es su madura audiencia, quienes también han crecido. El tiempo vuela y siempre en la misma dirección. Mirar atrás es un acto de nostalgia, como también lo es un concierto de W.A.S.P.

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